Durante los días difíciles que opacaron las sonrisas a miles de personas en el mundo el doctor Fernando Acebo Figueroa apostó siempre por el optimismo.

Chachi, como cariñosamente le nombraban, disertó sobre el virus, durante aquella primera reunión del grupo temporal de trabajo para enfrentar la COVID-19 en Matanzas, mucho antes de que se reportaran los primeros casos en el territorio.

 

Fue la pandemia de COVID-19 cuando la salud pública cubana se enfrentaba a sus días más tensos cuando el doctor Fernando Acebo, quien por muchísimos años fuera el Director del Centro Provincial de Higiene y Epidemiología, puso de todo su empeño para que el pueblo matancero cumpliera las medidas para no enfermar.

Chachi, transmitía tranquilidad y esperanza, pero era serio y estricto, le gustaba que las cosas se hicieran bien. Para los matanceros fueron muy acertadas sus declaraciones sin tecnicismos ni palabras rebuscadas.

Ganaba fácilmente la atención, empatía y admiración de quienes le rodeaban. Para él para ser buen doctor había que ser primero que todo, buena persona.

Sobre su buró tantísimos informes. El teléfono no paraba de sonar. Lucía cansado y tenía los ojos enrojecidos, pero aun así mostró su entera disposición para informar al pueblo sobre los casos de COVID-19 y las acciones para evitar más contagios.

Detrás de su bata de doctor lucía con fina figura su papel de esposo y padre. La noche anunció su partida fisica y el pecho se aprieta. Duele mucho saber que un buen médico y una mejor persona parte.

Chachi seguirá dando batalla, siendo ejemplo, contagiando su entusiasmo y ganas de hacer. Calma saber que el sistema de salud cubano está lleno de Chachis que luchan cada día por la salud de nuestro pueblo.

En el lugar especial donde estés, llegue el abrazo de tu gente, de esa misma por el que dejaste de dormir tantas noches, de todos aquellos por los que sin conocer te preocupaste, te llegue el beso de Matanzas que sin nasobuco te agradece. Cualquiera podía percatarse de su inteligencia y alto sentido del deber.

Si de la cabeza al cielo se miden los hombres, para muchos Chachi resultaba inmenso.

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