Solo pide irse a casa. La doctora quiere persuadirlo. Él alega que «todo está en talla». Ángel Pérez Montoya fue el primer lesionado que llegó hasta el Hospital Provincial Faustino Pérez de la ciudad de Matanzas tras el derrumbe en la chimenea de la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras.
Desde un sillón nos relata aquellos minutos, entre la fe que levita por sus compañeros.
«Era como estar enterrado vivo. Todo fue tan rápido que ni siquiera lo puedo explicar. No hay forma de explicar cómo se siente. Logré gritar pero cuando lo hacía me quedaba sin aire. Hubo un segundo desplome cuando intentaban sacarnos»
«El casco me salvó, porque fue lo único que quedó entre la pared y los ladrillos. No sentía las piernas y creía que las había perdido. Estoy vivo de milagro. Lo primero que hice fue agradecer a Dios…
«Tenemos experiencia en ese tipo de trabajos. Incluso, antes de comenzar en la Termoeléctrica hace mes y medio inspeccionamos toda la zona para prevenir este tipo de incidentes. Al parecer, uno de los equipos de vibración que usamos hoy motivó el derrumbe»