Llegar hasta la entrada del condensador es una tarea difícil. Hay que acceder por una escalera muy estrecha y empinada, a riesgo de caer ante el menor descuido.
Pero el mayor desafío está dentro de ese abigarrado espacio, donde en posición nada cómoda, y a una temperatura insoportable, el operario desempeña una tarea concreta: lavar el condensador auxiliado por una máquina de agua de alta presión que permite disminuir el tiempo de limpieza.
Aquí no hay quien esté por mucho tiempo, asegura Dilmer Herrera Fonseca, uno de los integrantes de la brigada de lavado de alta presión, perteneciente a la termoeléctrica de Felton.
Iniciaron las labores en las primeras horas de la noche del propio martes, y en atención a lo trabajosa que resulta esa actividad, comenta, los operadores se turnan cada una hora para no exponerse tanto y poder descansar debidamente.
Al decir del propio trabajador, la limpieza del condensador es una de las más de 200 acciones que ahora se acometen en la Central Termoeléctrica (CTE) Antonio Guiteras, luego de su salida imprevista en la mañana de este martes.
El acoso del agua
La salida del bloque unitario de Matanzas no fue una simple casualidad. El alto consumo de agua era revelador de un fallo en la caldera, «dolor» manifiesto desde hace una veintena de días, y pese al cual fue preciso mantener la CTE en pie debido a la crítica situación electroenergética que afronta el país.
Este hecho, a fin de cuentas, tuvo que ver con el disparo del mecanismo de protección tecnológica, ocurrido en el área de vacío, en la turbina, razón que obligó a detener las máquinas, explica Misbel Palmero Aguiar, director general de la planta.
Dijo que ambos sucesos están ligados y ratifican que, en la práctica, ya no se podía mantener la unidad en línea con ese elevado consumo de agua.
La Guiteras requiere, normalmente, unos 15 a 20 metros cúbicos de agua por hora, precisó, y la situación se agravó tanto que ya el consumo estaba en el orden de los 70 m3. Para transportar esa agua desmineralizada desde la CTE Ernesto Guevara de la Serna, en Santa Cruz del Norte, era indispensable disponer de unas 20 pipas, como parte de la logística.
Provocado el incidente que impuso la parada, ciertamente no tan imprevista, se decidió aprovechar para corregir de una vez el problema causante del alto consumo de agua y, de forma paralela, solucionar algunos otros defectos que lastran el desempeño eficiente de la planta.
Esta secuencia ordenada de actividades permitirá, a su vez, que el bloque suba su carga hasta 230 MW y quede dispuesto para el propósito más ambicioso de llegar hasta 280 MW en cuanto pueda realizarse la limpieza de la caldera, proceso que requiere de una parada de diez días, lo cual no es posible por ahora.
Palmero Aguiar aseguró que disponen de los medios necesarios y de las fuerzas para acometer dichas acciones, encabezadas por brigadas pertenecientes a la Empresa de Mantenimiento a Centrales Eléctricas.
La Guiteras responderá
En horas del mediodía de este miércoles daban los toques finales al proceso de enfriamiento de la caldera para entrar al interior de esta, y localizar con exactitud el lugar averiado. El directivo adelantó, sin embargo, que una prueba efectuada con anterioridad confirmó la existencia de una falla en uno de los recalentadores, al parecer el de alta temperatura.
Comentó que, si a simple vista se apreciara el defecto, trabajarán de inmediato en su solución. Todo depende del lugar donde esté ubicada la avería, eso determinará la estrategia, dijo.
Otras acciones tienen que ver con la limpieza de los calentadores de aire regenerativos, resolver los salideros exteriores de la unidad en su conjunto, cambio de válvulas, tuberías y otros accesorios.
Todo este cúmulo de trabajos caracteriza el ajetreo visible ahora en la Guiteras, un puntal del Sistema Eléctrico Nacional, en «zafarrancho de combate» durante cuatro días con sus noches, como reconoció Yasmani Cedeño, jefe de brigada de mantenimiento.
Ya estamos acostumbrados a este desafío. La Guiteras responderá una vez más, aseveró. (ALH)