Palabras del miembro del Buró Político del Comité Central del Partido y Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular Esteban Lazo Hernández durante su visita a Matanzas el 20 de noviembre de 2022.
“Las personas hoy tienen mucha más cultura de votación que antes y saben lo que necesitan. Es muy importante el proceso que se está llevando a cabo y lo que nosotros hagamos el día 27.
Uno se pregunta las razones del exterior, y algunos del interior, para que la gente no vote o lo haga por el no. ¿Esos estarán a favor del pueblo o a favor del imperialismo? ¿Cuál es la razón para ello en un proceso democrático único en el mundo que no sea subestimar la inteligencia del pueblo nuestro?
El pueblo cubano tiene un nivel de escolaridad y una cultura política. Es cierto que tenemos problemas de carácter coyuntural conocidos. Podemos salir de ellos, pero solo con la Revolución. Tenemos dificultades de carácter económico muy serias, pero jamás podrán opacar la obra de la Revolución ni la mente de las personas para observar su verdadero futuro.
Recuerdo que cuando Fidel elaboró La Historia me absolverá, tenía claro que debíamos llevar la electricidad a 3 millones de personas que vivían sin electrificación, lo cual era más del 50% de la población en Cuba. Ese fue uno de los primeros logros revolucionarios: elevar ese por ciento, concentrado incluso en ciudades para no hablar del campo o zonas rurales.
No existían plantas eléctricas como hoy, sino algunas aisladas en todo el país. El sistema robusto de electricidad lo creó la Revolución, pero eso no signifique que estemos de espaldas a los problemas. El bloqueo también es acumulativo y llevamos más de 60 años en esa situación, por lo que el país se ha visto en la necesidad de establecer prioridades.
Este bloqueo no tiene otro objetivo que el de hacer daño y que la gente pase trabajo. Eso lo dijo el famoso subsecretario de Estado de los Estados Unidos Lester D. Mallory el seis de abril de 1960, dos años antes de la declaración oficial del bloqueo. Sin embargo, Fidel tenía el apoyo del pueblo porque siempre ha sido una Revolución de los humildes y para los humildes.
Hubo elementos ajenos a nuestro proceso que plantearon que la Revolución no podía triunfar y trataron de quitar la autoridad y el prestigio de Fidel entre el pueblo cubano. ¿Cómo sería? A costa de las necesidades del propio pueblo con daño económico, reducción de financiamiento y rebaja de salarios para crear descontento.
En medio de esa situación la Revolución cubana se ha desarrollado. Luego del triunfo encontramos el apoyo del campo socialista e hicimos del pueblo cubano un pueblo fuerte que luchó por su desarrollo. De conjunto con la ayuda internacional pudimos avanzar desde 1959 hasta los años 90. El propio sistema eléctrico se fortaleció y la economía encontró diversificación. Antes, el 80% de la economía dependía del azúcar y el 53% del empleo provenía de esa industria.
Luego llegaron todos los programas sociales con destaque para la vivienda y el sistema de salud pública para todos, la campaña de alfabetización, creación de universidades en todo el país y ampliación de la seguridad social. Nuestra economía creció a un ritmo de un 5% y creamos la obra que hoy debemos defender.
En el año 92 cae la Unión Soviética y se destruye el campo socialista, nuestros principales aliados hasta ese entonces. Aquello nos llevó a lo que después conocimos como Período Especial. Perdimos todos los negocios, combustible, alimentos y descendió nuestra economía en casi un 30%. No había guaguas y se andaba en bicicletas. Hoy han pasado treinta años, pero no se puede olvidar.
Pasamos mucho trabajo hasta el año 94, un tiempo muy duro que trajo un retroceso de más de diez años a las ideas socialistas en América Latina. Surgió la Revolución en Venezuela con Chávez, Lula en Brasil, Evo, Correa, los Kirchner en Argentina y hay un auge revolucionario en la región. Conjuntamente, Cuba comenzó a levantarse a partir de la reserva y de medidas estratégicas que nos vimos obligados a tomar.
Se aprobó la despenalización del dólar, el trabajo por cuenta propia, los mercados agropecuarios, se abrió el país a la inversión extranjera y encontramos ayuda con el abasto de petróleo. A partir de 1994 empezamos a subir paulatinamente la economía, no sin presiones e injerencias. Los americanos pensaron que era el momento para acabar con la Revolución e implantan en 1992 la Ley Torricelli.
Detrás aprobaron la Ley Helms-Burton para estrangular al pueblo cubano y su Revolución. Intentaron regresar a Cuba a lo que era antes con analfabetismo e insalubridad. Esa primera norma planteaba que ninguna subsidiaria que tuviera relaciones con el imperio podía establecer relaciones con Cuba y barco que llegara aquí tampoco podía llegar a los Estados Unidos en al menos 180 días. Buscaron acabar con la inversión extranjera y provocaron el temor de las personas de venir a Cuba.
La pandemia creó una crisis en todo el mundo. En cada país hay inflación y las economías han disminuido, hasta las más potentes china y norteamericana. Esto conllevó a la paralización del turismo, disminución de la producción y exportación, escasez de productos y a los gastos en la salud de las personas, que a su vez creó una situación muy difícil para el país.
Inconformes con todo el daño, los Estados Unidos implantan un paquete de 243 medidas por intermedio de Trump, de ellas 55 en plena pandemia de la Covid-19. A más de cien bancos extranjeros se les prohibió hacer transacciones con Cuba o no lo hacen por miedo.
Es muy importante conocer dónde está el amigo y el enemigo. Si ellos quisieran ayudar al pueblo cubano como dicen, nada les impide quitar el bloqueo. ¿Por qué sus voceros que llaman a las ausencias en las votaciones no llaman a que levanten el bloqueo? Ese es el factor que más daño nos ha hecho durante más de 60 años.
Tratan de confundir, como decía Fidel en el año 1993 cuando apuntó que el enemigo, para buscar su poder, intenta cambiarles la mente a las personas mediante dos formas: con la mentira y el reflejo condicionado. La mentira afecta el conocimiento, pero el reflejo condicionado afecta la capacidad para pensar. Antes tampoco teníamos redes sociales y ellos son más poderosos en ese ámbito. Pero nosotros tenemos la inteligencia del pueblo cubano.
Fidel no dijo por gusto que el futuro de Cuba sería de hombres y mujeres de ciencia. Este es un pueblo muy inteligente, con más de 100 mil médicos, centros educacionales, universidades y polos científicos. Esa capacidad de pensar es la que debemos tener en cuenta. El enemigo confunde mucho a la gente más joven a través de las redes, porque nacieron en los años más difíciles de la Revolución por el daño imperialista.
Ahora llaman a usar la escasez como pretexto para las votaciones dentro de su política imperialista. Sin embargo, todo eso chocará siempre contra la cultura de nuestro pueblo y el juramento al concepto fidelista de Revolución.
Esta votación, vinculada a las elecciones de delegados a las Asambleas municipales del Poder Popular, es muy importante porque votamos por un sistema político único y elaborado, escrito y protagonizado en esta provincia de Matanzas. ¿En qué lugar del mundo el pueblo propone, elige, nomina, revoca, participa y controla? Eso no existe en ninguna parte del mundo, pues solo ocurre en Cuba. Aquí rinden cuenta el Presidente del país, el Primer Ministro, el Consejo de Estado, la Fiscalía, la Contraloría, los Tribunales, los gobernadores, las provincias y los diputados, lo cual le da una extraordinaria fortaleza a nuestro sistema.
No podemos confundir la labor del delegado con la solución de problemas materiales, porque caemos en confusiones. Una de las partes que Raúl explicó sobre por qué no se había comenzado el proceso de las organizaciones representativas antes de 1974, refería que en sus primeros años la Revolución tuvo que trabajar para defenderse con medidas ágiles de consolidación. Había que consolidarse económicamente para llegar a la institucionalización total del país.
También se corría el riesgo de que esas organizaciones representativas fueran choteadas al no contar con recursos para resolver los problemas elementales de la población. Por esa razón se esperó hasta 1974 para crearlas y hoy tienen un poder político importante en condiciones tan difíciles como las de su creación. Ellas tienen el poder del pueblo.
El delegado no es la máxima autoridad en la circunscripción, porque la máxima autoridad allí son los electores. Es un representante que debe canalizar la participación del pueblo, no solo la solución de sus problemas. La función del delegado no se debe medir por si te resuelve el bache o no, sino por su capacidad para gestionar, elevar, controlar y dar ideas. Para la solución hay instituciones administrativas, porque el delegado es un representante del pueblo.
El Consejo de la Administración tampoco es el máximo órgano de un municipio, sino la Asamblea municipal. El gobernador es la figura líder de la provincia, pero tiene un Consejo de Gobierno como órgano colectivo.
Ahora el enemigo usa esas justificantes y escaseces para golpear los órganos representativos como la médula de nuestro sistema político. No podemos ser ingenuos, porque la ingenuidad siempre es mala y en política se paga caro, incluso con la derrota.
Fidel decía que el delegado era un héroe del pueblo, porque además de representar al pueblo debía trabajar y cumplir con su función en la sociedad. Además, tiene que hacer papeles, ir a reuniones y lidiar con los constantes dolores de cabeza para resolver los problemas tramitados, que él no tiene posibilidades por los problemas económicos. Raúl ratificó después esa heroicidad y yo también lo digo, al igual que lo reconocen las personas.
Este reconocimiento repercute en que, de los doce mil delegados, más de ocho mil fueron propuestos nuevamente por la población. Aquí en Matanzas fue la experiencia inicial y yo estuve como miembro del Buró Provincial del Partido durante ese desarrollo. Aquella novedad propició que hoy el delegado sea la base de nuestro sistema, del cual se constituye la Asamblea Municipal como máximo órgano del Estado en el territorio.
Dicha Asamblea, luego de constituida, es la que aprueba el plan de la economía del municipio, el presupuesto y las decisiones principales. A partir de ahí y en consonancia con su delegado, la población puede llevar opiniones y consultas populares para las disposiciones más importantes. Es la Asamblea una especie de colegio, porque nominan a los diputados y ellos, a su vez, deben rendir cuentas a esa Asamblea que los eligió.
Surgen además el Consejo de Gobierno, el gobernador, los Consejos Populares, los presidentes de las comisiones y hasta un 50% de esos diputados llegan a la Asamblea Nacional para elegir al presidente y ratifican a todas las instituciones líderes del país.
Es muy importante que la gente sepa que tienen en sus manos una tremenda responsabilidad al votar por una persona que decidirá los destinos de la Revolución, el país y la Patria. Esa es la esencia y la importancia de elegir al delegado como base de nuestro sistema político.
Todos debemos trabajar por el bien de todos y el pueblo tiene que ser consciente de ese compromiso con el futuro. Lo más importante hoy es producir y levantar la economía con el papel del municipio y el barrio como protagonistas. No podemos esperar el barco o los alimentos porque las cosas no caen del cielo y así lo dijeron los marxistas al enunciar la ley económica fundamental del socialismo como el modo de satisfacer las necesidades materiales y espirituales de la población, pero teniendo en cuenta la productividad de bienes.
Nosotros saldremos afuera, pero lo haremos con el esfuerzo y el trabajo de todos. Si producimos más, será para bien del pueblo. De ahí el tremendo valor histórico del momento que vivimos. Sabemos de cada situación y pensamos siempre en el pueblo. Eso solo se puede hacer en una Revolución de alta justicia social como la nuestra. Al enemigo, el mensaje de un pueblo unido y agradecido en las próximas votaciones, con firmeza y decisión para defender tanto la Revolución como el Socialismo. (ALH)