Muchos dicen que no pueden caminar, pero cuando la actividad convoca se divierten y hasta bailan, asevera Clara María Martínez Matienzo, profesora de la Cátedra del Adulto Mayor que realiza numerosas acciones durante el curso escolar en la Casa para Abuelos de la Calle Río, en la ciudad de Matanzas.

En el inmueble que muchas veces sirve de referencia, muy cerca de la Escuela Primaria Julio Pino Machado, cada viernes la docente de la  Universidad provincial llega para ofrecer, de manera amena y participativa, conocimientos útiles para todas las edades.

Siempre en la clase tenemos un momento para hablar de la historia, hacemos un rescate del devenir de la llamada Atenas de Cuba, de la localidad, y recibimos a un grupo de cooperantes que participan en el intercambio; pero también hablamos de sus vivencias, explicó Martínez Matienzo.

Muchas veces hacen donaciones de revistas, de artículos con valor que entregamos a la Unión de Historiadores de Cuba ya que pueden ser de interés para la posteridad y las investigaciones, pero, además, les pedimos que traigan fotos y compartan sus memorias, añadió.

La profesora resaltó la enseñanza sobre el Código de las Familias, porque aborda temas tan importantes como la violencia, los roles y en esas sesiones ellos conocen de sus derechos, y cómo dentro de las familias diversas que existen en el país, que se forman a veces sobre la base de los afectos, pueden decidir, aportar y contribuir.

También les decimos que el conocimiento que adquieren lo trasladen a sus hijos, a sus nietos; los orientamos sobre las instituciones a las que deben dirijirse si fueran  maltratados o violentados  como la Fiscalía, Tribunales, y la Dirección Provincial de Justicia, añadió.

Con la participación de las trabajadoras sociales encaminamos soluciones ante conflictos que a veces surgen dentro del propio seno familiar, como fue el caso de una compañera, cuya hija le sustraía la chequera y se apropiaba de su dinero; y con la intervención de los factores pertinentes se corrigió la situación, ejemplificó.

Pienso que en las políticas públicas que implementa nuestra nación no nos podemos olvidar del adulto mayor, somos un país envejecido y todas las instituciones deben tener una atención diferenciada, un acercamiento más activo a ese grupo etario, reflexionó la Máster en Ciencias de la Educación Superior.

Ver a cubanos de experiencia acumulada sentados en círculo, compartir recuerdos, jugar dominó o disfrutar del talento artístico local, es frecuente en la Casa para Abuelos de la calle Río, donde la Cátedra del Adulto Mayor logra que Deisi converse sobre su matrimonio de 58 años, o Rosilda cuente sus memorias de alfabetizadora.

Me siento satisfecha y honrada de pertenecer a la Cátedra del Adulto Mayor –enfatiza la profesora Clara María-, ellos son mis amigos, son especiales para mí, y tratamos cada viernes de darles alegría, amor  y empoderarlos. (ALH)

Yenli Lemus Domínguez/ACN

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