Sencilla, natural y diciendo asere. Así conocí a María Laura Germán, actriz y dramaturga por excelencia, también un poco músico y pintora, aunque me asegura que esta última manifestación no se le da muy bien, pero sobre todo, una persona con ansias infinitas de crecer, experimentar y presumir de uno de sus más grandes amores, el teatro.
Foto tomada de Internet

La magia del teatro

«Me quedé con el teatro porque para mí es la manifestación que abarca otras ramas. Está el diseño, que se relaciona con la pintura, la literatura con la dramaturgia, la actuación, la danza y el canto. Un actor completo debe saber hacerlo todo bien y creo que eso me hizo aferrarme a él, la posibilidad de hacer todo lo que siempre quise desde niña.
«Además, el teatro tiene la magia del arte en vivo, te ofrece el poder de ver al actor equivocarse y arreglarlo o el de hacer una actuación impecable. No tiene forma de engañarte. No hay un corte y graba de nuevo, no hay más preparación que la previa a la función.
«Mi nacimiento como actriz comenzó en la televisión. Cuando era niña estuve en un programa llamado El mejor amigo, que promocionaba la lectura, en Notitín y luego en Barquito de Papel, del que fui fundadora junto a Farah Madrigal y Jesús del Castillo.
«Barquito de Papel fue de los tres en el que más tiempo trabajé, casi seis años. Me inicié en la animación de los títeres y posteriormente conduje el programa junto a Farah, con un personaje llamado Pepitina La Marina.
«Cuando empecé en la vocacional tuve que abandonarlo porque era becada y no me daban permiso para salir a grabar. Creo por supuesto que la televisión tiene su magia, ahora mismo estoy incursionando en la novela Habla con los muertos, pero para mí no hay nada como el teatro, no lo cambiaría.»

La recompensa del sacrificio

«Trabajar para infantes y adultos casi simultáneamente a veces es simpático. He tenido rachas de hacer funciones por la mañana para los niños y por las noches para sus padres. Todo lo que pueda hacer un actor es bueno para su crecimiento. La energía que aprendes a manejar en el teatro-cabaret, mientras trabajas con el público y atiendes mesas, luego cuando la canalizas y la condensas, es muy funcional en el teatro para niños, porque ellos necesitan mucho de esa energía y atención.
«Por otro lado, la delicadeza que tienes para atender a los menores te sirve a la hora de tratar con los adultos para no decir algo inapropiado o que se sientan ofendidos. Incluso, pienso que el mero ejercicio de vincularte en varias obras de diferentes géneros al mismo tiempo, te entrena la memoria y la respuesta rápida. La mente y el cuerpo se mantienen activos.
«La carretera es mi amiga. Siempre anduve Habana-Matanzas, porque incursioné en Teatro de Las Estaciones mientras cursaba segundo año en el Instituto Superior de Arte. Daba los viajes los viernes para ensayar y ofrecer función los fines de semana.
«Creo que todo el esfuerzo merece la pen:  aunque el transporte esté malo, nadie te quiera dar botella o tengas mil trabas , se disfruta mucho porque cuando llegas a la casa te queda la satisfacción de que hiciste lo que querías.
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Mi maestro en la vida

«Rubén Darío Salazar es mi segundo padre y lo digo donde sea. Es mi maestro de todos los géneros existentes en la vida. Ha pasado desde lo humano hasta lo artístico, en todos los sentidos, lo literario, poético, dramatúrgico, actoral, los conocimientos que comienzo a aplicar en la dirección escénica. Me tiene y abraza como su hija.
«Hace quince años que trabajamos juntos y desde el primer momento, en aquel 2008 en que le pedí como estudiante entrar a un ensayo para observar cómo funcionaba el proceso teatral desde dentro, me abrió las puertas. De Rubén lo he aprendido todo y sé que aún nos queda mucho por descubrir.»
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María Laura y la dirección

«Soy una mujer muy pasional y cuando asumo algo, lo hago con pasión, hasta las últimas consecuencias. I Want fue difícil por ser mi primera experiencia como directora. Me apoyé en Sonia, Arlettis y Vivian porque nos conocemos en lo personal y quería tener la posibilidad de errar sin miedo o temor a la vergüenza. Estaba en la plena certeza de que si me equivocaba, me iban a sostener.
«Por supuesto, tuve momento de crisis creativa, pero es lo normal, porque el teatro es eso, siempre está vivo. Fue difícil pero muy gratificante. A mí me gusta todo por igual y sí, quiero dirigir nuevamente. Mi intención es a finales de año estrenar otra obra, probablemente unipersonal, con objetos. Me interesa seguir trabajando con ellos y con los títeres.»

Algunas obras siempre te marcan

«Como actriz tengo tres obras que me han marcado: Niña con alas, por ser la primera y formar parte de mi identidad tras nueve años de interpretación; Alicia en busca del conejo blanco, por ser mi primer protagónico, y El irrepresentable paseo de Buster Keaton. Esta obra la hice con un gran amigo y compañero de vida, Iván García, a quien también considero uno de los mejores actores del país.
«Buster Keaton fue la primera posibilidad que tuve para hacer un tú a tú con Iván, solos, 45 minutos. Además, fue teatro del absurdo, un verdadero reto que la hace una de mis obras preferidas para actuar. Como dramaturga siento un especial cariño por Los dos príncipes, poema de Martí que adaptamos con Teatro de las Estaciones. Es una obra que me trae grandes alegrías, sobre todo, porque abordar el tema tabú, la muerte y el amor, para la infancia puede ser complejo. Y bueno, como directora, I Want por ser la primera.
«A la niña María Laura le doy las gracias por quedarse conmigo para siempre.
María Laura define al teatro como vida, constancia y sacrificio, y esas palabras son solo el reflejo de lo que ella es. (ALH)

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