Punzante y sin alevosías en torno a los complejos cauces migratorios resultó el reestreno de la obra La Otra Orilla, por el grupo de Teatro Icarón y bajo la dirección artística y general de la maestra Miriam Muñoz Benítez.

Cuatro personajes comparten conflictos morales e ideológicos, mientras se debate la incertidumbre de un futuro tan anónimo como visceral.

«Cada personaje es una isla en sí, pero que al mismo tiempo confluyen en un mismo espacio con el mismo objetivo, aunque con la finalidad latente de volver a separarse. En mi caso, doblo escena con Gilberto Subiaurt, y de ahí el reto de hacer un personaje con doble mirada», expresó Pedro Rubí, uno de los actores de la puesta actual.

La Otra Orilla llegó a modo de reestreno a la sala de Teatro Icarón, en la matancera Calle Río. Foto: Héctor Naranjo.

«Esta obra toca bien de cerca a todos los cubanos, porque todos tenemos a alguien que está o busca esa otra orilla, la cual no tiene que ser un lugar o espacio, sino un sueño o anhelo que tenemos», dijo Sheila Castellanos, la actriz más joven del renovado elenco.

De la autoría del dramaturgo pinareño Ulises Cala y con diseño escenográfico de Adan Rodríguez, la puesta en escena rinde homenaje al poeta y escritor Luis Marimón.

Miriam Muñoz y Sheila Castellanos en una escena de la obra La Otra Orilla. Foto: Héctor Naranjo.

«La obra se estrenó en 2016 y fue apenas lo tercero que hice en el grupo. Era mucho más joven y con menos experiencia que ahora, donde vuelvo a interpretar uno de los personajes del relato», contó el actor Jorge Ernesto de la Cal Hoyos.

Elecciones de vida que suponen lejanía y abandono confluyen río arriba en una balsa plagada de artificios por el miedo al naufragio de la esperanza. Entrelazada con un ritmo cardinal y buen empleo del sonido, el reestreno devino un canto al recuerdo de los que ya no están ni en esta ni en la otra orilla.

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