Alfonso Hernández Catá, nacido el 24 de junio de 1885 en Salamanca, España, es reconocido como uno de los escritores más influyentes de la primera generación republicana cubana.

Su vida comenzó en un entorno militar, siendo hijo de un oficial español y de una cubana, lo que le otorgó una perspectiva única que se reflejó en su obra. A los pocos meses de su nacimiento, su familia se trasladó a Santiago de Cuba, donde se formó como un intelectual comprometido con su tiempo.

Desde joven, Hernández Catá mostró inclinaciones hacia la literatura. A los 16 años, ingresó en el Colegio de Huérfanos Militares de Toledo. Sin embargo, fue en Madrid donde comenzó a forjar su carrera literaria y periodística, participando activamente en la bohemia cultural de la época.

Su primer reconocimiento llegó con la inclusión de sus poemas en la antología «La corte de los poetas» en 1905, marcando el inicio de una prolífica trayectoria. En 1907, publicó su primera novela corta, «El pecado original», y dos años después se trasladó a La Habana. Allí trabajó como lector en tabaquerías y comenzó a colaborar con importantes periódicos como «El Diario de la Marina» y «La Discusión».

Su serie «Crónicas de Hernández Catá», publicada en 1921, abordó la lucha por la independencia marroquí, lo que le valió el rechazo del gobierno español y su posterior expulsión.

Hernández Catá no solo destacó como escritor, sino también como diplomático. Ingresó al servicio diplomático en 1909 y ocupó varios cargos consulares en Europa hasta convertirse en embajador en Madrid tras el derrocamiento del régimen machadista en Cuba. Su carrera diplomática estuvo marcada por un fuerte compromiso con la cultura cubana y una activa promoción del legado martiano.

Su obra literaria abarca diversos géneros, incluyendo poesía, teatro y narrativa. Publicó «Escala» en 1931, una recopilación poética significativa, y colaboró con su cuñado Alberto Insúa en varias comedias. Sin embargo, es en el cuento donde alcanzó su mayor reconocimiento.

Sus relatos reflejan una profunda preocupación por las contradicciones sociales y los conflictos humanos universales. A medida que avanzaba su carrera, Hernández Catá se adentró más en temas cubanos y problemáticas sociopolíticas contemporáneas. Su artículo «La sombra de Martí» es un claro ejemplo de su interés por el legado del Héroe Nacional José Martí. La influencia martiana permea gran parte de su obra posterior, incluyendo «Mitología de Martí», publicado en 1929.

La muerte trágica de Hernández Catá en un accidente aéreo el 8 de noviembre de 1940 no detuvo el impacto de su legado. En Cuba se instituyó un premio nacional de cuento a su nombre y se publicaron volúmenes que recogían su obra y correspondencia con otros intelectuales destacados. Su contribución a la literatura hispanoamericana sigue siendo objeto de estudio y admiración.

Alfonso Hernández Catá dejó una huella indeleble tanto en la literatura como en la diplomacia cubana. Su vida es un testimonio del compromiso entre arte y sociedad, reflejando las complejidades de una época marcada por cambios profundos y desafíos políticos. (ALH)

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