Las estafas en la red continúan siendo un problema cotidiano. Pese a las múltiples advertencias, a través de diferentes vías, lejos de desaparecer tienden a «modernizarse».
Esta misma redactora abordó en una ocasión el tema a partir del tratamiento dado al asunto en el espacio televisivo Tras la huella.
Sin embargo, no deja de sorprender la cantidad de denuncias por estafas que leemos con frecuencia en la red de redes.Una de las más recientes hasta parece irreal, de no ser por la cantidad de personas que refieren haber sido víctimas de los malhechores.
Se trata de la compraventa de bicimotos u otros medios de transporte a través de Zelle, una forma de pago desde el extranjero.
Según relató una internauta -y confirmaron otros- dicen estar cerca de tu casa para entregar el producto pero «perdidos». De esta manera te envían un código para que lo pongas en tu celular y así logran vincular tu cuenta de whatsapp con otro teléfono desde donde la controlan.
Como previamente el cliente dio el número de la persona que pagará afuera, lo que hacen es escribirle como si fueras tú.
Así, dicen que todo está bien y que pueden realizar la transferencia.Cuando el interesado se percata, ya esta última está hecha y consumada la estafa.
Es este uno de los modum operandi; existen otros donde, por ejemplo, hasta te solicitan una parte del pago anticipado.
O igual, te orientan ir a buscar el producto a un lugar que en realidad no existe. Por otra parte, hace apenas unos días la Corporación Cimex, en su perfil oficial, alertó de algunos reportes de estafas relacionadas con las tarjetas Clásica.
Los titulares compartían los datos de la tarjeta, carné de identidad y comprobante de la última compra con el objetivo de adquirir motos en las redes a atractivos precios.
Las supuestas motos, según la información, se han ofertado a 900 USD, por lo que se asume que se trata de un grupo de malhechores que actúan de esa manera.
Lo cierto es que si bien existe el pago por Zelle y la comercialización a través de la red, hay que hacerlo siempre de manera presencial y con el artículo en la mano.
Vale no pecar de ingenuos, nada de códigos para poner en el móvil. Tampoco tienen que saber el número de quién pagará.Mucho menos compartir los datos de las tarjetas y comprobantes de compra.Hay que estar bien claros de con quien lidiamos, si no queremos ser uno más en las estafas de individuos inescrupulosos.