Cada vez resulta más común que los deportistas vayan ataviados con artefactos a las competencias, e incluso fuera de ellas. Como en la vida misma, las tecnologías son protagonistas en el deporte.
Algunas son perceptibles; otras no. Unas potencian las capacidades de los seres humanos sin suplir sus condiciones; otras, sin embargo, buscan convertir en jugador a quien no tiene talento para ello, y en no pocos casos utilizando trampas tecnológicas.
El deporte se ha convertido en un negocio muy lucrativo. Y según sean los beneficios, serán las partidas para innovar en tecnologías que incrementen las ganancias.
La primera lectura apunta al actual orden económico mundial. El campo de juego se divide en dos partes: los que desembolsan sumas cuantiosas para acelerar la formación de deportistas, optimizar sus herramientas y disponer en tiempo real de los datos necesarios para hacer ajustes en medio de las competencias; si es en espacios deslumbrantes, mejor aún.
Al sur, donde las urgencias son más terrenales, las oportunidades se reducen y muchos aspirantes al deporte profesional optan por tomar rumbo al norte. En el mejor de los casos, fuera de los circuitos rentados, compiten por sus naciones de origen.
Hoy comienzan en Santiago de Chile los Juegos Panamericanos. Será otra vitrina para exhibir adelantos de la ciencia y la técnica en el mundo del deporte. No tanto como en las citas olímpicas, pero sí se expondrán innovaciones en aras de rentabilizar resultados.
Desde ya se venden como los primeros juegos multideportivos de América con tecnología 5G para las comunicaciones y se instalaron pantallas gigantes de última generación.
Igual se hablan de una pista de atletismo que no solo cambia de azul a rojo en el color, sino que ofrece prestaciones similares a las de la cita estival de Tokio 2020. Tendrá un componente geométrico que absorbe el impacto de la carrera de los atletas y devuelve energías.
Son tecnologías que benefician el espectáculo y en esa competencia van emulando unos juegos y otros tratando de superarse siempre. No solo son para uso de los atletas. Entrenadores y jueces también se suman. Pensemos en el VAR del futbol. Es desarrollo. Confirman, además, las asimetrías de este mundo.
Las fibras de carbono, por ejemplo, se utilizan en las pértigas, los botes de remeros, las bicicletas y hasta en los trusas de los nadadores.
La industria del deporte aporta suficientes ingresos como para invertir en innovación y tecnología, enfocados en crear y mejorar todos los accesorios y equipamiento que requiere un deportista o equipo, dentro y fuera del campo de juego, pues los datos para la toma de decisiones en tiempo real también son obra de las revoluciones tecnológicas en el deporte.
No solo hablamos de equipos, también de procedimientos, metodologías y otros recursos intangibles obras de las investigaciones científicas orientadas a ganar cada vez más medallas. Si de oro, mejor.
Sin embargo, también hay quienes invierten en investigaciones para camuflar las trampas. Dígase, por ejemplo, el dopaje en sus modalidades más avanzadas: tecnológico, genético (que modifica genes).
Así como avanzan los infractores, también lo hacen quienes se dedican a descubrirlos y desmantelarlos. Es una carrera vertiginosa de la tecnología de un lado para respetar el juego limpio, del otro para violarlo.
La ética es un arma muy poderosa para discernir en el uso de las tecnologías, más allá del rigor de las sanciones para quienes las utilicen indebidamente.
Cuba, a pesar de las tensiones económicas que vive, agudizadas por las presiones del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos, apuesta por potenciar las investigaciones que produzcan tecnologías en beneficio del atleta, de sus condiciones físicas y sicológicas, y les permitan llegar en las mejores condiciones posibles a las competencias.
El Centro de Investigaciones del Deporte Cubano, fundado el 21 de septiembre de 2016 forma parte de la red de instituciones científicas dedicadas al deporte en la isla.
Su misión es contribuir a la sostenibilidad de los resultados deportivos en el ciclo olímpico, mediante la investigación, innovación y los procesos científico-tecnológicos.
Desde sus inicios ha hecho aportes de inteligencia deportiva en el béisbol, y su atención diferenciada a atletas y equipos de manera especializada contribuyó a la consecución de valiosas medallas y resultados.
Cada vez se fortalecen mas los vínculos entre deporte y tecnología. No hay medalla que no tenga una innovación detrás. Cuba apuesta a una relación proveedora de oportunidades, desarrollo y resultados siempre dentro del campo del juego limpio.
En Santiago de Chile veremos competencias entre proveedores de tecnologías. Es un mercado que crece. Y veremos también a los atletas cubanos mostrar lo qué es capaz de lograr la ciencia y la técnica aplicadas para optimizar y no para infringir la pureza del deporte.
Tomado de CubaHora