El segundo lunes de febrero fue la fecha escogida, desde 2015, para celebrar cada año el Día internacional de la Epilepsia, una enfermedad neuronal que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud afecta al uno por ciento de las personas en el planeta.

La iniciativa fue proclamada por el Buró Internacional para la Epilepsia y la Liga Internacional contra esta enfermedad.

Surgió con la intención de propiciar una mejor calidad de vida a las personas que la padecen y educar a la población sobre dicha patología.

También instar al desarrollo de nuevos tratamientos más efectivos y menos invasivos que los actuales.

LA EPILEPSIA

El nombre proviene del griego «epilambaneim» que significa «coger por sorpresa».

Se trata de una enfermedad tan antigua como la humanidad.

En los pueblos antiguos se atribuía a un castigo de los dioses o una posesión diabólica.

Fueron los griegos los primeros en incluirla entre las enfermedades físicas.

Hipócrates, padre de la medicina moderna, desmintió cualquier teoría divina y habló de su origen natural y su localización en el cerebro.

En 1873, el neurólogo inglés John Hungling Jackson estableció la definición vigente hasta hoy: «una descarga súbita, rápida y excesiva de las células cerebrales».

La epilepsia es, por tanto, un trastorno cerebral que provoca una respuesta convulsiva del individuo sin importar su edad o sexo.

Es la enfermedad neurológica más común y el 80 por ciento que la padece suele vivir en países de ingresos bajos o medios.

No todos los pacientes logran responder al tratamiento farmacológico. Se dice que un 30 % jamás lo hace.

La falta de conocimiento con respecto a esta dolencia ha generado discriminación y estigmatización para quienes lo sufren y sus familias.

EN CUBA

En nuestro país se diagnostican anualmente unos 330 000 casos de epilepsia. Aquí también un 30 % se comporta farmacorresistente.

Según el Ministerio de Salud Pública (Minsap) representa este último grupo el 80 % de los gastos en salud en dicha enfermedad debido a la frecuencia de las crisis, los ingresos hospitalarios, las comorbilidades, la politerapia, entre otros factores sicosociales y el riesgo incrementado de mortalidad.

La evaluación de los pacientes la realizan los neurólogos de hospitales municipales y provinciales, quienes los remiten a centros de atención terciaria como el Instituto de Neurología y Neurocirugía, el Centro Internacional de Restauración Neurológica y el hospital Hermanos Amejeiras.

El Minsap destaca que entre un 40 y un 80 % de pacientes operados quedan libres de las crisis.

Cuba dispone, además, de un equipo de estimulación eléctrica transcutánea del nervio vago que obtuvo su registro médico en 2023 y se aplica a los pacientes resistentes a la farmacología.

También se ofrecen consultas especializadas y se abordan, de manera diferenciada, los grupos vulnerables.

NO ES IMPEDIMENTO PARA TRIUNFAR

La historia ha demostrado que la epilepsia no representa un impedimento para triunfar en la vida.

De hecho, ilustres escritores, artistas, científicos y líderes mundiales la padecieron.

Ejemplo de ello son Napoleón Bonaparte, Alejandro Magno, Leo Tolstoy, Dante Alighiere, Agatha Cristhie, entre otros.

El escritor ruso Fedor Dostoievski, quien la padeció durante 25 años, escribió hasta siete obras cuyos personajes tenían epilepsia.

De esta manera dejó un gran legado literario que describe los síntomas de esta enfermedad.

Muchos profesionales y enfermos ven reflejados los sentimientos previos a una crisis epiléptica en las palabras de este autor:

«Ese instante duró, tal vez, medio segundo. Sin embargo, el príncipe recordó con toda claridad y lucidez el comienzo, el primer sonido de un espantoso alarido que brotó del pecho como por sí mismo sin que él pudiera evitarlo con fuerza alguna. Luego, su conciencia se apagó de golpe y las tinieblas fueron absolutas». (ALH)

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