Entre 1873 y 1874 se publicó en Barcelona la revista La Abeja Recreativa, donde colaboraron numerosos escritores cubanos.

Durante la Guerra de los Diez Años numerosos cubanos, en particular jóvenes, se establecieron en la ciudad de Barcelona. La mayoría eran estudiantes universitarios que cursaban las carreras de medicina y derecho. Sus padres habían decidido alejarlos de un escenario conflictivo e impredecible. También vivieron allí intelectuales que ya poseían cierto reconocimiento y habían sido represaliados por las autoridades españolas en Cuba.

En 1911, al morir el destacado médico Pedro Albarrán, su colega Enrique Barnet recordó aquellos años en la Ciudad Condal:

“Pedro Albarrán era pues uno de los miembros prominentes de aquella robusta y patriótica colonia cubana de la ciudad condal, constituida por jóvenes estudiantes… (…). También yo formé parte entre los más humildes de aquel inolvidable grupo de estudiantes cubanos rebeldes a la misma nación en que se refugiaban, se desarrollaban y se ilustraban y en la que, por curiosísimo fenómeno que contrastaba con lo ocurrido en la colonia esclava, eran recibidos con beneplácito y agasajados con cordialidad. De ahí que ni un solo estudiante de los que formaron aquel grupo no tenga guardado en su corazón, con gratitud y amor, un recuerdo placentero de aquellos días, quizás los mejores de la vida, en que todo era alegría, ilusión, esperanza y ferviente adhesión a la lejana patria ya los que por ella combatían en el campo de la guerra”.

Entre las acciones más relevantes de aquellos jóvenes estuvo la salida de La Abeja Recreativa, revista de literatura, ciencias y artes que comenzó a publicarse en Barcelona el 10 de diciembre de 1873, con una periodicidad quincenal. Según se informó ese día, salía los días 10 y 25 de cada mes. El año I tuvo solamente dos números y con el año 1874 comenzó el año II, que se extendió hasta el 25 de junio, con el número 13 de la publicación, último que ha sido revisado.

Inicialmente se llamó La Abeja, pero a partir del número publicado el 10 de enero de 1874 la denominación de la revista cambió a La Abeja Recreativa. La modificación obedeció, según se planteó, a que ya se publicaba en Barcelona otra de igual título. Se trataba de La Abeja, revista científica y de literatura ilustrada, que se dedicó a dar a conocer textos de escritores alemanes.

En el primer número la redacción de La Abeja Recreativa se insertó la nota siguiente:

“Al empezar hoy la publicación de esta revista quincenal consagrada a la literatura y a las ciencias, y dedicada a la juventud estudiosa, nada ofrecemos al público; pero esperamos que LA ABEJA sabrá hacerse acreedora a su aprecio por los trabajos que dé a luz. No osaríamos expresarnos de tal modo, si no contásemos con la cooperación de reputados escritores de España y de América, cuyas valiosas plumas granjearán, sin duda, a LA ABEJA el cariño de todas las clases de la sociedad barcelonesa”.

En la revista no se declaró quien era el director, lo que hace pensar que fue una obra colectiva. Algunas fuentes señalan que el poeta Francisco de Abarzuza, nacido en Cuba pero que desarrolló su vida como escritor en España, fue uno de los fundadores.

Temas de una revista

Aunque publicada en esa ciudad española, La Abeja Recreativa fue una revista esencialmente cubana, pues el núcleo de redactores que le dio vida estaba conformado por emigrados cubanos, sobre todo jóvenes estudiantes. Los temas tratados estuvieron vinculados a la labor desarrollada por personalidades de la literatura y la ciencia en la mayor de las Antillas. Hay que agregar que varios matanceros formaron parte de los que publicaron en sus páginas.

Uno de los autores más destacados por sus colaboraciones sistemáticas en La Abeja Recreativa lo fue el matancero Emilio Blanchet, expatriado en Barcelona. Numerosos textos suyos en prosa y verso vieron la luz en las páginas de esta revista. Poemas como “Lambertina (Episodio de la Revolución Francesa)”, varios “Epigramas”, “El nenúfar”, “Lejos de Cuba” y “Vida verdadera”. Además, textos en prosa como “Doble grandeza”, “Recuerdos de Italia, (un cuadro)”, “Carlos IX”, “El egoísmo anglo-americano”, “Dos amores” y “Roma”.

Sobre Blanchet y Matanzas se insertó una noticia en La Abeja Recreativa el 10 de mayo de 1874:

“…nuestro ilustrado colaborador el Sr. Dr. D. Emilio Blanchet, acaba de recibir el resto de la última edición de su bien escrita Historia de Cuba, la que fue justamente premiada con medalla de oro por el Liceo de Matanzas. Se halla de venta en la calle del Carmen, número 3, piso 3.º a 4 reales ejemplar”.

Otro matancero muy presente en las páginas de esta revista fue el conocido educador Antonio Guiteras Font, también exiliado en Barcelona. Su poema “La Luna de enero. (Imitación de Maroncelli)”, poema fechado en “Matanzas, 1846”, se publicó en las páginas de La Abeja Recreativa. De este autor se dio a conocer, en diversos números, la célebre traducción que realizó de La Eneida, de Virgilio. Así sucedió con los fragmentos “Profecía de Roma”, “Eneas y Venus en Cartago”, “Las pinturas del templo de Cartago”, “Los troyanos ante Dido”, “Pasión de Dido hacia Eneas”, “Tempestad en el mar Tirreno”, todos del primer libro de esta obra universal.

La Abeja Recreativa reprodujo trabajos de autores cubanos, algunos ya fallecidos como el médico y profesor universitario Ramón Zambrana. Del reconocido escritor, que murió en 1866, se publicó “La razón es personal”, “Orfila” y “Los niños”. De Juan Clemente Zenea, quien había sido fusilado por los españoles en 1871, apareció el poema “Nocturno” y “Lucía”, traducción de un texto poético del francés Alfred de Musset. El matancero José Jacinto Milanés, fallecido en 1863, estuvo presente con “El beso”.

Escritores cubanos, conocidos por su militancia independentista, también estuvieron presentes en La Abeja Recreativa. Fue el caso de José Fornaris, autor de “El guardiero”, “Lejos de la patria!”, fechado en «París 1874», y también de “Mis abejas”. También hay que mencionar a Alfredo Torroella, con el poema “Crepúsculo” y al crítico Enrique Piñeyro, quien publicó “La música y la poesía”, “Las ilusiones” y “Felicidad”. Lo mismo para el poeta Leopoldo Turla por “Gotas”. Se publicó, además, “Dolora”, de Martina Pierra de Poo.

Anselmo Suárez y Romero fue el autor de “Palmares. Un cuadro de la naturaleza cubana”, “La colina. Un cuadro de la naturaleza cubana” y “Debajo de las cañas-bravas”. “Carácter eufónico de la lengua española” fue un valioso texto de Felipe Poey que se dio a conocer en La Abeja Recreativa. El 10 de abril de 1874 comenzó a publicar los “Pensamientos y aforismos de D. José de la Luz y Caballero” y el 25 de junio una selección de “Pensamientos” de personalidades universales.

El joven holguinero Eudaldo Tamayo, quien estudiaba en ese momento Derecho Canónico y Civil en la Universidad de Barcelona, insertó los artículos “Su retrato” y “El amor”. Décadas después se destacó en la oposición a la Enmienda Platt en la Asamblea Constituyente de 1901. Fernando Martínez Arredondo, estudiante de derecho, fue autor de “La psicología y la historia” y del poema “Elegía”. De Francisco de Abarzuza se dio a conocer “Al mar. Oda”, premiada con la Flor natural en el certamen de Gerona de 1872, y “La muerte. Oda”. Diego Vicente Tejera, conocido poeta cubano, dio a conocer los poemas “Dios (A mis padres)”, “El mendigo”, “Tus ojos”, “A ti” y su famosa “En la hamaca”. También se publicó “El Fausto”, parte de su prosa.

Noticia sobre Matanzas en La Abeja Recreativa. Archivo del autor.

En “Hipótesis acerca de la constitución física del sol”, Alejandro Muxó, quien estudiaba ciencias, tradujo y extractó información aparecida en el periódico francés Les Mondes. Además, en “Síntesis del universo”, comentó las últimas observaciones espectroscópicas del astrónomo inglés M. Norman-Lokyer, expuestas en la Academia de Ciencias de París. Fue autor, igualmente, de “La Reforma” y “El magisterio”. Con el pseudónimo de Remiltroy, Emilio Terry publicó “Falsa ciencia (Escarceos)”, “Falsa ciencia (Emociones)”, “Falsa ciencia (Sobre lo serio)”, “Todo en el mundo es albur”, “El entierro” y “Remiltroy en Romea”.

Matanceros como Enrique Barnet y Juan Santos Fernández, quienes empezaban lo que sería una larga dedicación a la ciencia, publicaron en La Abeja Recreativa los que fueron, quizás, sus primeros trabajos científicos. Del primero se dio a conocer “Aceite esencial de Cayeput (Kayuputieh, Malayo)” y del segundo “Higiene de la vista”, fechado en “Paris—Abril 22 de 1874”. De Santos Fernández apareció el poema “Tú y yo”. Décadas después, este destacado oftalmólogo escribió en sus memorias:

“En mis breves estancias en Barcelona, siendo estudiante, conocí al autor de «La hamaca» Diego Vicente Tejera, que me hizo colaborar entonces, que todavía yo hacía versos, en La Abeja Recreativa que publicaba allí…”.

Hay que destacar la inserción, en las páginas de La Abeja Recreativa, del conocido texto “Mi delirio sobre el Chimborazo”, de Simón Bolívar. Del puertorriqueño Cayetano Coll Toste se publicaron los poemas “A Puerto Rico” y “Dolora”. También de Puerto Rico era Benito Vilardell, autor de “El amor maternal en las aves” y “El mango”. Otro texto fue “En el Polo”, por el catalán José Yxart Moragas, quien después se destacó como escritor y crítico literario. De este autor se publicó la traducción que realizó de “La Grecia. La libertad—Las artes”, por J. Zeller. El santiaguero Arcadio Tamayo fue autor de los poemas “Penas de amor” y “Ansia y tormento”.

Estos fueron algunos de los autores que publicaron en La Abeja Recreativa. Hubo muchos otros que utilizaron pseudónimos o son casi desconocidos en la actualidad. Los temas y las expresiones literarias utilizadas ofrecen una muestra de las motivaciones de aquellos jóvenes.

Gacetillas y crónicas

En la sección “Gacetillas”, que inició en el segundo número, el 25 de diciembre de 1873, la revista La Abeja Recreativa ofreció noticias de los cubanos residentes en Barcelona. Por ejemplo, informó la fundación de la Tertulia Antillana de Amigos de la Ciencia, formada en lo fundamental por jóvenes. Un mes más tarde, el 25 de enero de 1874, dio a conocer la directiva electa:

“…Presidente, Diego Tejera; Vice-presidente, Cayetano Coll; Secretario, Ramon Torres; Vice-secretario, Enrique Barnet; Tesorero, Salvador Alsina; Bibliotecario, Clemente Fernández”.

También informó los nombres de los cubanos y puertorriqueños se graduaban como doctores o licenciados en la Universidad de Barcelona. Entre ellos estuvo el matancero José Antonio Cortina. Comentó, igualmente, la inminente publicación de “…un interesante y concienzudo trabajo del reputado profesor D. Félix Giralt sobre las emisiones sanguíneas…”, autor que pensaba sacar a la luz, además,

“…una nueva edición notablemente aumentada de su acreditada obra de Clínica médica, de cuya asignatura ha sido catedrático a la Universidad de la Habana durante muchos años”.

Además, en “Gacetillas” se dieron a conocer los temas tratados por otras revistas barcelonesas, como El Siglo Literario, Miscelánea Científica y Literaria, y El Ramillete.

En el número del 10 de febrero de 1874 se inició la sección “Crónica científica”. En esta primera entrega se comentó un procedimiento indicado por M. Hooïbrenk para facilitar la fecundación de los vegetales, tomado del Diario de la Sociedad de Horticultura de Francia. También sobre la opinión de un médico francés acerca de la influencia benéfica del cuero llamado “piel de Rusia”. Por último, se expuso lo comentado en Le Temps sobre las preparaciones anatómicas del Dr. Marini, de Nápoles, expuestas en la Exposición de Viena, como ejemplo de nuevos procedimientos para la conservación de las piezas anatómicas y cadáveres.

Quince días después, número del 25 de febrero, se expuso lo publicado por Le Siècle sobre el anunciado congreso y exposición arqueológicos a celebrarse en Kiev. También un extracto del artículo que publicó el doctor Lissonde sobre el cloral en el periódico Science pour tous. De L’ Illustration Française se tomó una información sobre experiencias para sofocar incendios. También de Le Siècle es una noticia sobre unos hermanos siameses. Por último, se exponen los resultados de lo que observó Mr. Chevalier en los rayos emanados de un prisma, según el Journal de Thérapeutique.

El 10 de marzo, ofreció noticias sobre la correspondencia del astrónomo Hershell, la exploración del Amazonas, la construcción de barcos en Inglaterra, el supuesto hallazgo de un Dodo en Hawái, la conservación de cadáveres y piezas anatómicas por medio de una solución de hidrato de cloral, un método para evitar la oxidación del plomo y acerca de una operación practicada por Félix Giralt. En la del 25 de marzo se informó sobre el nuevo procedimiento de M. Soret para observar el espectro ultravioleta, la descomposición del hidrógeno gaseoso por M. Lebarre, el descubrimiento en Brasil de la planta medicinal llamada jaborandi, la construcción de un un termómetro metálico en Nápoles y la creación del mármol artificial.

Al mes siguiente, en el número del 10 de abril, comentó sobre el cloral como agente anestésico, excavaciones en el coliseo de Roma, experimentos para la cura de la tisis, el número de locos en varios países de Europa y nuevos métodos para la conservación de las maderas. Para 25 de abril se ofreció información acerca de la construcción de un observatorio en la Sierra Nevada de California, datos del planeta Júpiter, la duración de la vida humana, el canal para atravesar los montes Alleghanys y el envío de dos pigmeos de África a Italia.

Las noticias científicas reservadas para el número del 10 de mayo estuvieron relacionadas con la observación de eclipses de Sol en Júpiter, una exitosa transfusión de sangre en París, aparato para evitar accidentes de trenes y buques, la rapidez con que las uñas crecen y el principio de acción farmacológica del jaborandi. En La Abeja Recreativa del 25 de junio de 1874 se trató sobre observaciones acerca del espectro de las cometas, la 44 reunión de la Asociación Británica, el uso de la morfina en algunos casos de locura, la preparación del fenol alcanforado, el decrecimiento de la población en Francia, transfusiones de sangre en Madrid y San Petersburgo, fósiles hallados en los Andes y la exposición internacional a celebrarse en Santiago de Chile. No se han podido consultar los números correspondientes al 25 de mayo y 10 de junio.

La revista La Abeja Recreativa fue un valioso esfuerzo cubano que dio sus frutos. Lejos de la patria, y sufriendo por ella, un grupo de jóvenes puso en sus páginas mucha poesía y múltiples saberes. Fue, en muchos sentidos, un pedacito de Cuba en Barcelona.

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