El matancero Juan Santiago Michelena y Zubieta es considerado uno de los pioneros de la antropología en Cuba.

Los inicios de la antropología como ciencia en Cuba hay que remontarlos al año 1847. En esa fecha el explorador español Miguel Rodríguez Ferrer descubrió siete cráneos taínos deformados en una cueva de Maisí, en el oriente del país. Este hecho marcó el inicio de investigaciones y análisis que perduraron por más de un siglo. Personalidades como Felipe Poey, Nicolás José Gutiérrez y Carlos de la Torre dedicaron tiempo y esfuerzos al estudio de ese importante material óseo.

El destino de esos siete cráneos fue diferente. Cuatro se enviaron al Museo de Historia Natural de Madrid. De los tres que quedaron en Cuba uno se destruyó durante un incendio y otro desapareció sin que se conozca su paradero o destino final. El único que aún existe en el país se conserva en el Museo Antropológico Montané de la Universidad de La Habana. Este cráneo, en realidad una calvaria pues le falta todo el rostro y las mandíbulas, fue estudiado a profundidad en 1890. Lo hizo el matancero Juan Santiago Michelena y ese hecho lo colocó para siempre en la historia de la antropología cubana.

Biografía de un naturalista

Nacido en la ciudad de Matanzas el 28 de noviembre de 1857, Juan Santiago Michelena Zubieta se educó en un ambiente marcado por la ciencia. Su padre, Juan Francisco Michelena Acosta, era farmacéutico y laboró como inspector de aduanas. Publicó dos libros relacionados con su profesión: Tratado del mercurio y sus preparados (1845) y Adulteración de alimentos, bebidas y medicamentos o Método fácil para descubrir los fraudes de los especuladores (1854).

Juan Santiago Michelena hizo los primeros estudios en su ciudad natal. Comenzó el bachillerato en el Colegio de San Fernando, en La Habana, pero los debió concluir en Matanzas. Realizó los ejercicios para alcanzar el título de bachiller, en el Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas, el 23 de junio de 1888. Se le otorgó el título el 4 de julio del propio año.

Poco después ingresó en la Universidad de La Habana para estudiar ciencias. Efectuó el ejercicio de grado para obtener el grado de doctor en Ciencias Naturales el 24 de junio de 1890, en el cual obtuvo sobresaliente. También cursó estudios de medicina. El 18 de octubre de 1894 realizó el último ejercicio para el título de Licenciado en Medicina y Cirugía. Se le expidió el título correspondiente con fecha 27 de agosto de 1895.

Siendo aún estudiante universitario, el 5 de mayo de 1889, Juan Santiago Michelena fue electo socio de número de la Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba. Quizás este hecho lo motivó a dedicar parte de sus esfuerzos al estudio de esta ciencia, que recién se iniciaba en el país gracias a esta institución y a figuras como Felipe Poey, Antonio Bachiller y Morales y Carlos de la Torre, su amigo de la infancia.

Noticia publicada en La Lucha, el 7 de febrero de 1898, que refleja la labor de Juan Santiago Michelena en el Museo de Historia Natural del Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas. Archivo del autor.

En 1890 Juan Santiago Michelena acompañó a Carlos de la Torre en una expedición científica que realizó por zonas del oriente cubano. Iniciado este viaje el 28 de agosto, les permitió a ambos visitar la Cueva del Indio, en Maisí, Baracoa, El Caney y otros lugares. En este recorrido realizaron observaciones arqueológicas y antropológicas, estudiaron la plaga de los cocoteros de Baracoa y recolectaron moluscos y mariposas. Sobre la labor que ambos desarrollaron escribió Fermín Valdés Domínguez, quien también participó en el periplo, en el periódico El País:

“En unión del doctor Juan Michelena, Catedrático del Instituto de Matanzas, agregado a la comisión, recorrimos, guiados por el respetable hacendado don Casimiro Espalter, todos los cocales de Duaba y los de Toa hasta su finca Cayo-Juin, donde fuimos espléndidamente obsequiados”.

“De vuelta de los montes de Duaba y Toa, en los que los doctores La Torre y Michelena hicieron buen acopio de moluscos terrestres, determinamos emprender viaje en otra dirección, no tan sólo para seguir observando los cocales enfermos, sino a la vez para visitar algunas cuevas y recoger importantes materiales para estudios de otro orden”.

“Este viaje, que debía llevarnos a Maisí, tenía para los doctores La Torre y Michelena, como naturalistas, muchos encantos. En el Farallón y en los árboles que estaban junto al camino, y otras veces recorriendo a caballo algunas de las fincas cuyas portadas nos cerraban el paso, recogían la bellísima Helix picta y otras preciosas especies y variedades de caracoles terrestres”.

“No desmayaban La Torre y Michelena en su empeño por recoger moluscos. Muchos ejemplares y muy hermosos encontraron en las inmediaciones de Guandao y antes de ponernos en marcha se dio muerte a los moluscos, se limpiaron los caracoles y el doctor La Torre clasificó y colocó en paquetes los recogidos hasta entonces”.

Esta no fue la primera expedición científica en que participó Juan Santiago Michelena. Ya en 1887 había realizado la exploración del Pan de Matanzas. Tuvo como acompañante a Miguel Rodríguez Maribona, conservador de los museos del Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas. Los pormenores del recorrido y los resultados obtenidos fueron descritos por ambos investigadores en el artículo “Excursión científica del Pan de Matanzas”, que se publicó en la revista Ciencias y Letras en 1894.

Evocación de dos excursiones científicas al Pan de Matanzas

En 1890, a Juan Santiago Michelena se le nombró, de forma interina, para ocupar la plaza de profesor auxiliar de la Sección de Ciencias y Ayudante de los gabinetes y laboratorios, en el Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas. Como parte de esta última responsabilidad tuvo un destacado papel en la conformación del Museo de Historia Natural de la institución, que se hizo célebre con el paso de los años.

Noticia del Diario de la Marina sobre el nombramiento de Juan Santiago Michelena como profesor auxiliar de la Sección de Ciencias y Ayudante de los gabinetes y laboratorios, en el Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas. Archivo del autor.

El 13 de febrero de 1900, según una Orden Militar, se le nombró catedrático de Física y Química del Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas. Meses después, el 28 de septiembre, recibió similar designación, pero en este caso para la Cátedra G en el Instituto de Segunda Enseñanza de Pinar del Río. Todo parece indicar que no llegó a ocupar esta responsabilidad docente, pues falleció poco más de un año después, el 14 de diciembre de 1901. Quizás lo avanzado de la enfermedad que padeció, cirrosis hipertrófica del hígado, que le causó la muerte a los 44 años, se lo impidió.

Otros datos de la vida de Juan Santiago Michelena destacan que formó parte de la directiva del Liceo de Matanzas como vocal en 1882. También integró una orquesta vinculada a esta institución, en la cual tocaba el clarinete. En 1894 realizó un viaje a Estados Unidos y México. Trabajó como médico en el Dispensario para Niños Pobres, creado en 1894 por el Cuerpo de Bomberos del Comercio de Matanzas.  Además, participó en el curso de verano para maestros cubanos realizado en la Universidad de Harvard, Estados Unidos, en 1900. Lo acompañaron otros catedráticos del Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas: Mateo I. Fiol, Pedro Díaz Muro y Eduardo Díaz, este último director del plantel.

Noticia del Diario de la Marina, sobre la participación de Juan Santiago Michelena y otros catedráticos en el curso de verano para maestros cubanos realizado en la Universidad de Harvard, Estados Unidos, en 1900. Archivo del autor.

Una tesis precursora

El 24 de junio de 1890 Juan Santiago Michelena realizó el ejercicio de grado para obtener el grado de doctor en Ciencias Naturales, en la cual obtuvo sobresaliente. La tesis que defendió se tituló “Contribución al estudio de la antropología cubana. Ensayo craneológico de un indio Caribe”. El tribunal estuvo conformado por Felipe Poey como presidente; Arístides Mestre, secretario, y con los vocales Carlos de la Torre, Francisco Vidal y José R. Ramos. De acuerdo con el antropólogo cubano Manuel Rivero de la Calle, esta investigación

“…tiene el mérito de ser la primera tesis de antropología física escrita en Cuba, por un cubano, para aspirar a un título universitario”.

Esta tesis de grado, que nunca se publicó, está compuesta por 57 páginas manuscritas. Su autor la dividió en introducción, precedentes históricos, descripción del cráneo, estudio del sexo y de la edad, de las características craneométricas, capacidad craneana, análisis de las deformaciones craneanas, y concluyó con un resumen de doce conclusiones. Se conserva en el expediente de estudios No. 8313 (antiguo), correspondiente a Juan Santiago Michelena, en el Archivo Central de la Universidad de La Habana.

Portada de la tesis de Juan Santiago Michelena. Archivo del autor.

La idea central de la investigación de Juan Santiago Michelena fue estudiar uno de los cráneos colectados por el español Miguel Rodríguez Ferrer en 1847. El resultado que alcanzó se caracterizó, al decir de Manuel Rivero de la Calle, por “…mucha perspicacia y gran sentido de observación…”. Además de las mediciones realizadas, dedicó gran parte al estudio craneométrico y al análisis del índice cefálico y la capacidad craneana. Entre las conclusiones hay que destacar que determinó de forma correcta que se trataba del cráneo de una mujer. Por esta razón se le considera el primero que afirmó que la deformación craneana artificial que realizaban los aborígenes cubanos también la practicaban las mujeres.

Imagen actual de la calvaria taína estudiada por Juan Santiago Michelena en 1890. Archivo del autor.

Aunque algunas de las apreciaciones que realizó han sido rectificadas por estudios posteriores, el aporte que realizó Juan Santiago Michelena con esta tesis fue relevante. Según Manuel Rivero de la Calle este fue un estudio “…muy bueno para la época, por su contenido y la seriedad con que fue realizado”. Añadió además que

“Este investigador fue el primero en confirmar algo que ya habían expresado los cronistas de Indias, y es que la deformación [craneal] no era exclusiva de los hombres, sino que era practicada por los individuos de uno y otro sexo”. (…) “…constituyó el primer trabajo de antropología física presentado en la Universidad de La Habana, y tuvieron que pasar muchos años, y estar ya avanzado este siglo [XX], para que un hecho similar se repitiera”.

En el rescate del aporte de Juan Santiago Michelena a la antropología cubana tuvo un papel importante el reconocido investigador Manuel Rivero de la Calle. Fue él quien determinó que una de las calvarias depositadas en el Museo Montané era la estudiada por Juan Santiago Michelena en 1890. Sobre el tema, publicó el ensayo “Estudio de la calvaria taína hallada por Rodríguez Ferrer en 1847” (1978), en la Revista de la Biblioteca Nacional José Martí. Además, dio a conocer “Juan Santiago Michelena y Zubieta, precursor de los estudios antropológicos en Cuba” (1988), en Atenas, revista científica del Instituto Superior Pedagógico Juan Marinello. Esto permitió valorar con justicia el aporte que realizó este naturalista matancero a la ciencia cubana.

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