El 3 de octubre de 1867 se celebró, en el Liceo de Matanzas, una fiesta por la llegada a Cuba del cable telegráfico submarino.

Samuel Morse. Archivo del autor.

El 6 de enero de 1833, el inventor estadounidense Samuel Morse realizó la primera demostración pública del telégrafo que había inventado. Este consistió en la utilización de un sistema de señales electromagnéticas, el célebre “código Morse”, como medio de comunicación. Hacia 1838 logró, con la ayuda del profesor Leonard Gale y el asistente Alfred Vail, que el mensaje generado de esta firma recorriera largas distancias. El 1 de enero de 1847, Morse y Vail inauguraron la primera línea telegráfica de Estados Unidos entre Washington y Baltimore, que utilizó el sistema de telegrafía que habían creado. En 1851 este sistema fue adoptado en Europa, lo que demostró su aceptación mundial.

Desde que comenzó a conocerse y aceptarse el invento de Morse, se pensó en comunicar áreas alejadas geográficamente mediante cables submarinos. Con ese objetivo el empresario estadounidense Cyrus West Field creó la empresa The Atlantic Telegraph Company en 1855, la cual llevó a cabo el primer tendido de cable telegráfico a través del océano Atlántico en 1858 de forma exitosa, entre Irlanda y Terranova. Meses después se averió y no fue hasta 1866 que se estableció un segundo y definitivo cable, que estuvo en funcionamiento casi cien años.

Cyrus Field. Archivo del autor.

En 1865 los empresarios James A. Scrymser y Alfred Pell, Jr. constituyeron la International Ocean Telegraph Co. Esta empresa se encargó de conectar Estados Unidos, mediante un cable telegráfico submarino, con Cuba y, más tarde, con otras zonas de América. El cable que se instaló entre Cuba y Estados Unidos lo fabricó la empresa inglesa India Rubber, Gutta Percha and Telegraph Works Co. Se consideró una maravilla tecnológica, pues estaba hecho de cobre, alquitrán, cáñamo, hierro galvanizado, yute y un aislamiento especial procedente de Malasia. El vapor Narva lo transportó desde Inglaterra y lo instaló en el mar. En esa faena fue asistido por los vapores estadounidenses El Tahoma y Fountain, así como por el buque de guerra español Francisco de Asís.

«El cable cubano: desembarcando el extremo costero en South Beach, cerca de Fort Taylor, Cayo Hueso». Dibujo del Dr. J. B. Holder publicado en el Harper’s Weekly, el 7 de septiembre de 1867. Archivo del autor.

El 3 de agosto de 1867 comenzó la instalación submarina con el desembarco del extremo costero del cable en Cayo Hueso. Al día siguiente, el Narva tendió el cable al sur de Cayo Sand. Después, zarpó hacia La Habana y atracó en la otra orilla el 5 de agosto, colocando el extremo del cable en La Chorrera. Al día siguiente, el Narva navegó hacia el norte, rumbo a Cayo Hueso, desenrollando el cable a una velocidad aproximada de 5,5 km/h para conectar con el extremo costero de Cayo Hueso. Problemas meteorológicos y de navegación retrasaron la conexión del cable cubano con el extremo de Cayo Sand hasta el 18 de agosto de 1867.

El 21 de agosto de 1867 se estableció el primer contacto a través de este cable telegráfico submarino, entre el alcalde de Cayo Hueso y Joaquín del Manzano, Capitán General de Cuba. La comunicación con el mundo exterior estaba disponible y un telegrama costaba, aproximadamente, $3,50 por cada 10 palabras. En la instalación del cable telegráfico submarino entre Cuba y Cayo Hueso había participado el español José Pérez Moris. Al parecer, fue él quien trasmitió el mensaje del general Manzano. Pérez Moris había estado radicado en Bemba (Jovellanos) y Cárdenas, donde ejerció el periodismo.

Una fiesta de ciencia

La Sección de Ciencias Físicas, Naturales y Matemáticas del Liceo Artístico y Literario de Matanzas se fundó en 1864. Esta institución, primera de carácter científico que existió en la ciudad, no permaneció ajena a los acontecimientos relevantes de la ciencia y la técnica en Cuba y el mundo. Un ejemplo fue la unión de la isla con el mundo a través del cable telegráfico submarino, importante avance tecnológico para la época.

En agosto de 1867 el periódico Aurora del Yumurí, dio a conocer que la institución tenía entre sus proyectos festejar el acontecimiento. Así lo reflejó el día 9 de ese mes:

“Liceo. Tiempo hace que estamos oyendo decir que este Instituto piensa celebrar el establecimiento del cable submarino de la Chorrera a Cayo Hueso, con una función en que tomen parte todas las secciones; pero nada hemos sabido aun oficialmente. Ocúrresenos pues, preguntar a la galante Junta Directiva lo que haya de cierto sobre el particular, y como la respuesta, según creemos, no se hará esperar, proto podremos salir de la duda, sacando de ella al mismo tiempo a nuestras bellas suscritoras que así lo desean con ansia”.

Días después, el 30 del propio mes, este mismo órgano de prensa volvió a dar información a sus lectores sobre el particular. Así lo planteó:

“Liceo. Sabemos de un modo positivo que la Junta Directiva de esta Instituto ayudada por las mesas de las secciones está haciendo preparativos para la función que como hemos dicho en otras veces se efectuará en celebración del feliz establecimiento del cable submarino. Esta función, en la que hará grandes novedades, pues en ella tomarán parte no sólo las secciones lírica y literaria, sino que también la científica, tendrá efecto, según parece, a principios del entrante mes. En ella se iluminará el salón con luz eléctrica, a cuyo efecto se encuentra entre nosotros el Doctor Bablot, que ha venido a ponerse de acuerdo con el Sr. Director de la Sección de Ciencias para combinar el modo y forma de establecer aquel alumbrado, que realzará las gracias de nuestras hermosas y dará al elegante salón del Liceo un aspecto verdaderamente espléndido. Pronto y con más datos, volveremos a ocuparnos de este asunto sobre el que se halla fija la atención de ellas y ellos que desean la ocasión de divertirse a fuer de jóvenes”.

Al día siguiente, 1 de septiembre de 1867, en Aurora del Yumurí se insistió sobre el esperado festejo:

“La función del Cable se efectuará todo el mes próximo y como dijimos ayer se hacen para ella grandes preparativos, en los que se ha de emplear algún tiempo, pues la Directiva quiere echa el resto y hacer que dicha función sea digna del objeto que la motiva. Cuando sepamos a punto fijo el día en que ha de verificarse, lo comunicaremos a nuestros lectores”.

Tras los intensos preparativos de la fiesta en el Liceo, el 12 de septiembre, la Aurora del Yumurí publicó lo siguiente:

“Se nos dice que el Liceo está combinando una magnífica función para celebrar nuestra comunicación telegráfica con Europa. Según parece, el salón estará iluminado con luz eléctrica esa noche, y adornado de un modo completamente nuevo, por el artista mexicano Sr. Ortiz. Consistirá la fiesta en algunos experimentos de Física, lectura de dos discursos alusivos al gran acontecimiento que se celebra, y baile. A su tiempo volveremos a ocuparnos de esta función, que será indudablemente una de las más notables que haya ofrecido el Liceo. No sabemos si el Casino dedicará una función al mismo objeto; es de esperar que no se quede rezagado”.

Una semana después, ya estaba casi decidida la fecha y el contenido del festejo. Así lo volvió a destacar la Aurora del Yumurí el 20 de septiembre:

“El Liceo se anima: después de la bonita función verificada el viernes, está preparando para el lunes «la de Cable», de la cual hemos hablado en diferentes ocasiones, y que según sabemos constará de una minuciosa explicación de los principios científicos que sirven de fundamento a la comunicación submarina, y de la construcción del cable y su manera de funcionar, hecha por un individuo de la Sección de Ciencias…”.

Al día siguiente, en una comunicación oficial firmada por Mariano Lima, secretario general del Liceo de Matanzas, se dio a conocer la esperada fecha:

“El lunes 23 del corriente tendrá efecto la función extraordinaria dispuesta para celebrar la instalación del cable submarino que une esta Isla con el resto del mundo civilizado”.

Como complemento de la información, una “Gacetilla” del propio día 21 de septiembre, añadió:

“Al hablar hoy de la función que debe tener efecto el lunes en esa sociedad, olvidamos decir que se harían en ella algunos experimentos físicos de electricidad, por el Dr. Bablot, que también está encargado de colocar la luz eléctrica de iluminará el salón…”.

Sin embargo, un acontecimiento inesperado hizo cambiar los planes. El 24 de septiembre de 1867 falleció Joaquín del Manzano, Capitán General de Cuba. Esto motivó la suspensión de la función que debía tener lugar en la noche de ese mismo día. Se acordó entonces por la Junta Directiva del Liceo decidir una nueva fecha más adelante. Así lo hizo saber el 1 de octubre, mediante una comunicación oficial que la Aurora de Yumurí publicó al día siguiente. En ella se dio a conocer que se realizaría el jueves 3 de octubre. Se aclaró, además, que no se suspendería “…por mal tiempo”.

El 3 de octubre de 1867 fue el día en que se festejó, en el Liceo de Matanzas, la llegada a Cuba del cable telegráfico submarino. No obstante, Carlos M. Trelles y Adolfo Dollero, en sus respectivos bosquejos históricos del Liceo, sostienen erróneamente que la celebración tuvo lugar el 14 de septiembre de 1868. Como se ha visto, esta fecha nunca figuró en los planes dispuestos por la Junta Directiva de la institución.

Sebastián Alfredo de Morales y González, director de la Sección de Ciencias del Liceo de Matanzas. Archivo del autor.

El acto, celebrado en la noche, comenzó con un discurso de Sebastián A. de Morales, director de la Sección de Ciencias, leído por Domingo Cartaya, vocal de la misma Sección, con “…voz clara y acentuación correcta…”. Según la reseña ofrecida por la Aurora del Yumurí, que lo calificó de “precioso discurso”, este “…ocupó el primero la tribuna situada a la derecha del espectador, sobre el cual brillaba en letras primorosas, el nombre de Morse”. El contenido del discurso de Morales fue el siguiente:

“Celebramos hoy uno de los más importantes acontecimientos de nuestra época; tal ves los tiempos venideros realizarán más grandes empresas, porque el espíritu humano, llevado incesantemente en alas del progreso, va empujado por la mano de la Providencia en pos de su perfeccionamiento; empero esta empresa, que viene a dar su nombre a un siglo, logra consumar la fraternidad de los pueblos, iniciada por Jesucristo”.

“El pensamiento cruza rápido y centelleante por entre las férvidas olas del océano, a través de las borrascas y de las tempestades: nada puede detenerlo; los espacios se han reducido y las distancias no existen sino para patentizar a los pueblos que el espíritu humano es como Dios mismo, infinito y poderoso. Cuba pertenece ya a la gran comunidad del mundo físico y moral, y el hombre queda hermando de hecho con el hombre. Regocijémonos, pues, y glorifiquemos este siglo, que ha dado palabras a los vientos y a las olas del mar”.

“Un inmenso cerebro, animado por el espíritu divino de la electricidad conquistada, se levanta de entre los abismos procelosos del infinito océano, y vive eterno como el tiempo, arrojando ideas. Gigante sublime, como el Adamástor de Camoens, levantase y pasea por entre los inconmensurables espacios de ese lago azul que ciñe el orbe de la tierra, convocando a los hombres al gran festín de la felicidad”.

“Felices los que han realizado esta unión! Feliz nuestra generación que vive en época tan gloriosa para disfrutar los destellos de la civilización que, haciendo tributaria de sí el espíritu y la materia de mundo, la pone a disposición del santo progreso de la humanidad. ¿Quién habrá que no desee llamarse hijo del siglo que dio vida a Cyrus Field, y que ha visto consumar la unión de Cuba al mundo?”.

“Matanzas, ciudad de entusiasmo y progreso, es la primera que en nuestra patria saluda espléndidamente tan fausto acontecimiento: cábele ese honor en la historia de su existencia cívica, y el regocijo que hoy se mira brillar en el rostro de todos sus hijos, patentiza que esta noche maca una hora más de esperanza realizada. Con la frente erguida, mas nunca humillada, alcemos a la Providencia nuestros más dignos votos porque esta era se prolongue en el libro de nuestra existencia”.

Después de dar lectura al discurso de Morales, Domingo Cartaya ocupó de nuevo la tribuna y dio a conocer dos “partes telegráficos”, que fueron aplaudidos “…con calor…”. El primero dirigido por la Sección de Ciencias a Juan N. Nenninger, vicepresidente de la Compañía Telegráfica Internacional:

“La Sección de Ciencias del Liceo de Matanzas celebra hoy la realización del Cable, y saluda a la Compañía Telegráfica que ha logrado unir a Cuba con el resto del mundo”.

El otro telegrama, llegado en ese mismo momento, contenía la respuesta de Neninnger:

 “La Compañía de Telégrafos Internacional Económica, corresponde agradecida a las felicitaciones de la Sección de Ciencias del Liceo de Matanzas y eleva votos al cielo a que la rápida comunicación recientemente establecida en el resto del mundo, constituya uno de los medios que han de coronar los loables esfuerzos del Liceo, por estimular el amor a las ciencias en bien de Matanzas y el resto de esta preciosa parte de América”.

Se desarrolló después la parte literaria del acto, con la lectura de poemas por varios miembros de la Sección de Literatura del Liceo. A seguidas, según la descripción que publicó la Aurora del Yumurí, Lorenzo de Bablot, miembro corresponsal de la Sección de Ciencias,

“Hizo varios ejercicios de física experimental, demostrando en el primero el gran poder de la electricidad que hasta los minerales funde. Para efectuarlo expuso como premisa de su teoría su poder sobre el diamante, demostrando después por convicción obvia, y deducción lógica, el poder destructor del fluido en cuestión sobre los metales. En segundo lugar, demostró la atracción portentosa por medio del electromagnetismo comunicado a dos ramas de hierro, suspendidas las cuales, atrajeron y sostuvieron una multitud de clavos y después el peso de un quintal de hierro, exponiendo últimamente que aún podía verificarlo con otros esos más considerables. El tercer ejercicio se redujo a hacernos ver el paso de la electricidad a través de una redoma llenade agua, en medio de la cual notamos todos que la luz eléctrica aumentaba de intensidad en lugar de disminuir. Y, por último, explicó el mecanismo de telégrafos de cuadrantes…”.

La fiesta por la llegada a Cuba del cable telegráfico submarino que realizó la Sección de Ciencias del Liceo de Matanzas el 3 de octubre de 1867, fue un hecho excepcional. Muy pocas veces en la historia de Cuba se celebró el arribo al país de un avance tecnológico. El hecho demostró el espíritu innovador de aquellos hombres, abiertos a la asimilación creadora de los inventos creados por el genio humano.

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