Entre 1942 y 1960 se celebraron en Cuba trece ediciones de los Congresos Nacionales de Historia.

Los Congresos Nacionales de Historia fueron eventos en los que se expresó el nivel de las ciencias históricas en el país. Fueron auspiciados por la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales, con el apoyo de diferentes instituciones del país. Aunque cada evento tuvo un presidente, su principal animador fue Emilio Roig de Leuchsenring, historiador de la ciudad de La Habana y presidente de la Sociedad.

La idea inicial fue del historiador cardenense Herminio Portell Vilá, quien propuso, el 27 de febrero de 1942, en una sesión ordinaria de la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales, la celebración de estos eventos. Tendrían, según declaró, el propósito de

“…reunir a los historiadores y estudiantes de Historia para dar a conocer el resultado de sus investigaciones, discutirlas y adoptar sobre ellas resoluciones, de modo de popularizar el conocimiento de la Historia…”.

Entre los diversos temas tratados, la mayoría referidos al devenir histórico nacional, también estuvo presente la historia de la ciencia en Cuba.

Temas del primer al tercer Congreso

El Primer Congreso Nacional de Historia se efectuó en La Habana del 8 al 12 de octubre de 1942. Muy pocos trabajos presentados tuvieron alguna relación con la historia de la ciencia, rama de la historiografía que tenía poco desarrollo en ese momento. El más relevante fue “La reforma filosófica en Cuba”, de Antonio Hernández Travieso. Acerca de personalidades expusieron Susini Armas y Cárdenas, sobre “El conde de Pozos Dulces”, y Manuel Isidro Méndez en relación con las “Relaciones de Francisco Arango y Parreño con Gaspar Melchor de Jovellanos y con Alejandro Ramírez”.

Quizás deban añadirse, por lo raro de la temática, la ponencia de Francisco Pérez de la Riva, que se tituló “Apuntes para servir a la historia del café en Cuba”. Por su parte, María Luisa Fernández disertó acerca de “El maíz: su importancia en la vida de los pueblos y su influencia en la historia de la humanidad en general y de América y Cuba en particular”.

Al año siguiente se desarrolló el Segundo Congreso Nacional de Historia, del 8 al 12 de octubre de 1943, también en La Habana. Sólo cuatro trabajos pueden incluirse entre los que abordaron la historia de la ciencia. Dos de ellos dedicados a la figura de Félix Varela: “Algunas notas sobre la personalidad y la acción de Félix Varela”, por Antonio Hernández Travieso, y “La ortodoxia filosófica y política del pensamiento patriótico del presbítero Félix Varela”, por Eduardo Martínez Dalmau. “El tabaco en Matanzas” fue el tema presentado por José Rivero Muñiz. El destacado científico y profesor universitario Arístides Mestre expuso la historia de una de las más relevantes instituciones de la historia de la ciencia cubana: “La Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba (1877-1899): su labor científica”.

Foto del Segundo Congreso Nacional de Historia. Archivo del autor.

En 1944 se celebró, por vez primera, un Congreso Nacional de Historia fuera de La Habana. Sucedió con el tercero de estos eventos, que sesionó en Trinidad, del 2 al 4 de septiembre de ese año. Al igual que los dos anteriores, en este congreso se presentaron muy pocos trabajos sobre historia de la ciencia. Entre ellos “Un documento vareliano”, de Jenaro Artiles. Otra personalidad de la ciencia cubana fue estudiada por Emilio Roig de Leuchsenring en “Vigencia de la obra patriótica de Enrique José Varona”. Además, Elio Leiva Luna expuso “Los Guiteras (tres patricios matanceros)” y Huberto Valdivia fue autor de “Conocimiento que de la geografía tenían los aborígenes”.

Aunque presente en los tres primeros Congresos Nacionales de Historia, la historia de la ciencia no tuvo una marcada representación. Fueron ponencias aisladas, incluidas dentro de comisiones de temáticas generales. Esto comenzó a cambiar a partir del cuarto evento.

Del cuarto al sexto Congreso: la historia de la medicina

Una novedad estrenó el Cuarto Congreso Nacional de Historia, que se realizó en Santiago de Cuba, del 8 al 10 de octubre de 1945. Para esta edición, los organizadores crearon una nueva comisión, que se denominó “Historia de la medicina en Cuba”. En esta primera oportunidad se presentaron sólo dos trabajos. Estos fueron “Las muertes misteriosas de la historia. El caso del Dr. Eusebio Valli”, de Saturnino Picaza y Manuel Villaverde, y “Don Tomás Romay: su vida y su obra”, de Emilio Gómez Rodríguez.

Además, en la sección que se dedicó a la historia de Santiago de Cuba, se expusieron ponencias vinculadas a la historia de la ciencia. Entre ellas “Abastecimiento de agua de Santiago de Cuba”, de Ulises Cruz Bustillo. Además, otras tres, trataron la vida y obra de destacadas personalidades de la pedagogía en la ciudad. Estas fueron “Luis M. Buch, educador oriental”, de Francisco Ibarra Martínez; “Biografía del maestro Rafael Salcedo de las Cuevas”, por Pedro Muñoz Blanco y “Don Juan Bautista Sagarra y su tiempo”, de Rebeca Rosell Planas.

La comisión de historia de la medicina se conformó con nueve trabajos en el Quinto Congreso Nacional de Historia. Este se efectuó en La Habana, entre los días 14 y 17 de noviembre de 1946. Acerca de personalidades destacadas disertaron Federico Garrucho Fernández en “Biografía del Dr. José Pulido Pagés”, Segundo A. Martín García con “Vicente Antonio de Castro. Su cuna”, y César Rodríguez Expósito con “Dr. Juan Guiteras y Gener (resumen de un estudio histórico)”. De José López Sánchez, quien fue uno de los más destacados historiadores cubanos de la ciencia, fue la ponencia “Historia y evolución del uso de la anestesia quirúrgica en Cuba”.

Sobre los inicios de las ciencias médicas en el país trató el trabajo “Notas para la historia de la medicina en Cuba hasta el establecimiento del Real Protomedicato”, de Jenaro Artiles. Lo mismo hizo Héctor Zayas Bazán en “Contribución al estudio de las ciencias médicas en la época del Protomedicato”. Oswaldo Morales Patiño expuso una ponencia sobre “Sinopsis de historia sanitaria cubana”. Rodolfo Pérez de los Reyes y Rodolfo Tró lo hicieron con “Una epidemia de fiebre amarilla en La Habana del primer tercio del siglo XIX”. “Contribución a la historia de la epidemiología de la poliomielitis en Cuba”, fue el título de lo expuesto por Joaquín Fermoselle Bacardí y Filiberto Ramírez Corría.

Además, en este evento de 1946, Roger Fernández Callejas abordó la vida y obra de otro destacado médico cubano: “Vicente Antonio de Castro, masón y patriota, precursor del 68”. Por su parte, Mario Guiral Moreno presentó “El obispo de Espada y su influencia en la cultura nacional”.

La historia de la medicina en Cuba también se conformó como una comisión dentro del Sexto Congreso Nacional de Historia. En esta oportunidad la sede del evento fue la ciudad de Trinidad y sesionó del 8 al 12 de octubre de 1947. María Julia de Lara hizo su aporte con “Contribución a la historia de las cesáreas”. Ortelio Martínez-Fortún expuso “Biografía del Dr. Claudio Delgado”, mientras que José A. Martínez-Fortún y Foyo lo hizo con “Cronología médica. Contribución al estudio de la historia de la medicina en Cuba. Fascículo primero (1492 a 1800)”. Oswaldo Morales Patiño presentó dos trabajos “Contribución a la historia de la fiebre amarilla” y “Evolución y progreso de la seguridad social en Cuba. Compendio histórico”. En otras secciones del congreso se presentaron “Valoración interna del padre Varela”, de Gustavo Amigó, y “José de la Luz y Caballero, político y patriota”, por Manuel I. Mesa Rodríguez”.

Las ciencias del séptimo al décimo Congreso

Otro cambio ocurrió en el Séptimo Congreso Nacional de Historia. Para esta nueva edición, efectuada en Santiago de Cuba del 9 al 12 de noviembre de 1948, se creó una nueva comisión. Esta se tituló “Historia de la medicina, Ciencias matemáticas, físico-químicas y naturales en Cuba”. La misma evidenció un enfoque más integral en el tratamiento de esta temática historiográfica. También fue un reconocimiento a la importancia del tema dentro de los Congresos.

Quedó integrada por cinco trabajos. Entre ellos “Bosquejo histórico de la zoología cubana”, de Carlos G. Aguayo. También “Historia de la Facultad de Ciencias desde su fundación hasta la época actual”, por Luis F. Le Roy y Gálvez. Antonio Ponce de León y Luis F. Le Roy fueron autores de “Un personaje olvidado en la historia del Jardín Botánico de La Habana: Don Pedro Lacompte y Vero”. Sobre medicina trataron los trabajos de Eusebio Adolfo Hernández, “Acerca del mejor método para fijar e imponer en el mundo los descubrimientos de Carlos J. Finlay sobre la fiebre amarilla”, y de José A. Martínez-Fortún y Foyo “Cronología médica cubana”.

Fuera de esta comisión se presentó la ponencia “Conclusiones para la historia de la minería en Cuba durante el siglo XVI y parte del siglo XVII”, de la autoría de Julio Le Riverend. La historiadora Hortensia Pichardo expuso “Miguel Velázquez, primer clérigo y maestro cubano”.

El Octavo Congreso Nacional de Historia, celebrado en Las Villas del 4 al 7 de diciembre de 1949, también rindió tributo a la historia de las ciencias médicas, matemáticas, físico-químicas y naturales. En esta comisión se expusieron las ponencias “Don José Estévez y Cantal (1771-1841). Primer químico cubano”, por Luis F. Le Roy y Gálvez. También “Cronología médica cubana (1826-1832)” y “La enseñanza de la Medicina en la Universidad de La Habana a final del siglo XIX y principios del XX”, ambos de José A. Martínez Fortún y Foyo. Por su parte, Ortelio Martínez Fortún disertó sobre “Como efectuó Finlay su descubrimiento”. Fuera de esta comisión se presentó “Estudio histórico: Esteban Borrero Echevarría”, sobre la vida y obra del destacado médico y escritor, por Rosa María Arenas.

Dedicado al centenario de la bandera, el Noveno Congreso Nacional de Historia, sesionó en Cárdenas del 9 al 12 de octubre de 1950. En esta oportunidad sesionó una comisión dedicada a la primera ocupación militar estadounidense en Cuba. En ella Antonio María Maicas presentó el trabajo “Sobre el cincuentenario de la fundación del colegio La Progresiva. (11 noviembre 1900)”. Además, Fernando Royo Guardia expuso las ponencias “La instrucción en Cuba durante el primer gobierno interventor de los Estados Unidos de Norteamérica” y “Acerca de homenajes al superintendente de escuelas y los superintendentes provinciales de escuela que integraron la Primera Junta de Superintendentes de Escuelas en 1900”.

En el caso de la historia de las ciencias médicas, matemáticas, físico-químicas y naturales se inscribieron ocho ponencias. Jorge A. Castroverde fue el autor de “Sobre homenaje a los dentistas cubanos que pelearon por la independencia de Cuba” y “Sobre nombrar una comisión para confeccionar la historia de la Odontología en Cuba”. Además, este investigador expuso “Sobre voto de gracia a la masonería simbólica y filosófica”.

“Historia de la primera Cátedra de Química que se creó y funcionó en Cuba”, fue la ponencia de Luis Felipe Le Roy. A su vez, José López Sánchez trató sobre “Seudónimos de Romay. Su obra poética”, figura que también abordó Rodolfo Pérez de los Reyes en “Los últimos años de la vida de don Tomás Romay”. José Andrés Martín Fortún fue autor de “Historia de la fiebre tifoidea en Remedios”. De Francisco Muller Valdés fue el aporte “Contribución a la historia de la medicina en Cuba. La Clínica Modelo en Cárdenas”.

Concebido como un homenaje al cincuentenario de la República, el Décimo Congreso Nacional de Historia, realizado entre los días 14 y 17 de noviembre de 1952, se realizó en las ciudades de Matanzas y La Habana. Por esta razón, se conformó una comisión dedicada a este aniversario, en la cual se presentaron trabajos vinculados a la historia de la ciencia en Cuba.

Entre ellos estuvieron “Desarrollo de las ciencias en Cuba desde el comienzo de la era republicana hasta nuestros días”, de Luis Felipe Le Roy y Gálvez. También “Los programas de la Medicina en medio siglo de República”, por José A. Martínez Fortún y Foyo. De Oswaldo Morales Patiño fue “La sanidad de la República”, y de Rodolfo Pérez de los Reyes y Rodolfo Tró Pérez “Algunos datos para la historia de los primeros cincuenta años de medicina republicana”. Fernando Portuondo expuso “La enseñanza secundaria en la época republicana”. Oswaldo Morales Patiño abordó la historia de la ciencia dentro de los eventos realizados desde 1942, al presentar “La sección de prehistoria de los Congresos Nacionales de Historia”. También fue autor de “Los estudios prehistóricos durante los primeros cincuenta años de República”.

Sobre la historia de las ciencias médicas, matemáticas, físico-químicas y naturales disertó Luis Felipe Le Roy y Gálvez con “Documentos inéditos sobre personajes y hechos diversos de interés relacionados con la Cátedra de Química de la Real Sociedad Patriótica (1820)”. También fue autor de “Documento que establece la fecha de inauguración de la primera Cátedra de Química en Cuba”. Una “Moción de homenaje a Avicena en el milenario de su nacimiento” presentó José López Sánchez. Al incansable José A. Martínez Fortún y Foyo se debieron “Historia de la apendicitis en Cuba” y “Los primeros facultativos médicos de Remedios”. “Claudio Delgado: su vida y obra” se tituló la ponencia de Ortelio Martínez Fortún y Foyo. Por su parte Rodolfo Pérez de los Reyes expuso una “Moción sobre homenaje a don Santiago Ramón y Cajal en el centenario de su nacimiento”.

Los últimos tres Congresos

Del 27 al 30 de mayo de 1955 se realizó, en Las Villas, el Onceno Congreso Nacional de Historia. Esta vez desapareció la comisión dedicada a la historia de las ciencias y se incluyó la de historia de la medicina en Cuba. Sólo se presentaron dos ponencias en esta oportunidad. La primera, de Eduardo Borrell Navarro. Se tituló “Así salieron los leprosos de La Habana en diciembre de 1916”. La segunda, que se debió a César Rodríguez Expósito, historiador del Ministerio de Salubridad, trató sobre “Reconoció el XIV Congreso Internacional de la Medicina de Roma la obra y la gloria del sabio cubano Carlos J. Finlay”.

Martí y la educación” y “Para un capítulo de la historia de la cultura en Cuba: María Luisa Dolz y la educación de la mujer”, fueron los trabajos del historiador Fernando Portuondo. Manuel I. Mesa Rodríguez también abordó la personalidad de “María Luisa Dolz y Arango”. De Manuel I. Mesa Rodríguez se presentó “Luz y Caballero, maestro de una gran generación”.

La situación política del país influyó en la realización del Doce Congreso Nacional de Historia, que se efectuó en Jiguaní, Oriente, del 3 al 7 de agosto de 1956. En esta oportunidad se presentó un único trabajo vinculado a la historia de la ciencia. Este fue “Apuntes para la historia de la salubridad cubana”, por César Rodríguez Expósito. Sin embargo, tuvo gran relevancia, pues demostró que Cuba fue el primer país del mundo que tuvo una Secretaría (Ministerio) de Sanidad y Beneficencia.

Tras varios años sin celebrarse, en 1960 sesionó el Trece Congreso Nacional de Historia. Se celebró en La Habana del 5 al 10 de febrero de 1960. Marcado por el triunfo de la Revolución el año anterior, se dedicó a especialmente a la historia de Cuba republicana y sus antecedentes favorables y adversos a la independencia. Entre las actividades que realizó sobresalió la visita a la Cooperativa Agrícola Cuba Libre, en Jovellanos, provincia de Matanzas.

Foto del 13 Congreso Nacional de Historia. Archivo del autor.

En esta oportunidad se conformó una comisión de historia de la medicina en Cuba, donde se presentaron cuatro trabajos. Estas fueron “Finlay: polémica permanente”, de César Rodríguez Expósito, y “El primer médico cubano. Diego Vázquez de Hinostrosa”, por José López Sánchez. Además, de Francisco Martínez de la Cruz se expuso “Contribución al estudio de la medicina histórica republicana en Camagüey”, mientras que José A. Martínez-Fortún y Foyo fue autor de “Epidemiología en Cuba republicana y con especial referencia a la poliomielitis aguda”.

Otras ponencias también revelaron aspectos vinculados a la historia de la ciencia. Fue el caso del historiador matancero Israel M. Moliner Rendón con “Evolución de la educación en Matanzas”. También el filósofo Humberto Piñera Llera, nacido en Cárdenas, presentó “Los estudios filosóficos en la República”. Por último, Fernando Portuondo y del Prado, fue autor de “La enseñanza de la Historia de Cuba en la época republicana”.

En el discurso inaugural de esta cita, Emilio Roig de Leuchsenring expresó:

“Los Congresos Nacionales de Historia han deshecho por completo el relativo aislamiento en que vivían y trabajaban nuestros historia dores, muchas veces alejados por el retraimiento que a menudo caracteriza al intelectual o por su sistema de vida; y aún más alejados, generalmente por estas mismas razones, de nuestro pueblo tan necesitado de las lecciones que encierra su propia historia, del sano optimismo y del espíritu de lucha que infunden verdades tan estimulantes para los cubanos como las que constituyen nuestra lucha por el mejoramiento colonial, primero, nuestro tesón por la libertad, más tarde, y nuestra pelea titánica por la independencia nacional que llega hasta nuestros propios días”.

“Nuestros historiadores que han podido penetrarse ya, por la experiencia adquirida en los Congresos Nacionales de Historia, de esta honda y fecunda verdad: de que lo que ellos hayan podido realizar en el campo de la investigación se debe en gran parte a generaciones de obreros de la historia que los han precedido, que hay mucho que utilizar en el aporte ajeno, aun en el que muchas veces proviene del buscador modesto, sin gran autoridad aparente; y que la obra de cada cual es limitadísima si se compara con la totalidad de la obra de los demás, en la que, claro está, va incluida la propia”.

“Si los Congresos Nacionales de Historia no hubieran logrado en Cuba sino esta finalidad, conquistada ya y de manera definitiva, merecerían, sólo por ello, cálidos elogios. Pero a esto se añade el hecho de que los Congresos han llevado —como lo quisieron sus iniciadores— confirmar o despertar en nuestro pueblo —que es, en definitiva, quien hace la historia que luego escriben los historiadores —el vivo interés por nuestro pasado. Así, rectificada o reveladora en unos casos, sólidamente exaltada en muchos otros por la obra de los Congresos, Cuba vive hoy vida más plena, más sentida, más ardiente en el corazón de todos los cubanos”.

Este sería el último Congreso Nacional de Historia celebrado bajo la guía de Emilio Roig de Leuchsenring, principal animador de estos eventos. El año anterior, había publicado el libro Revalorización de la historia de Cuba por los Congresos Nacionales de Historia (1959), en el cual resumió la labor realizada desde 1942. En este volumen se incluyeron los acuerdos y valoraciones referidos a “Historia de la Medicina y Sanidad” e “Historia de la enseñanza de la Química”.

Los Congresos Nacional de Historia fueron retomados, décadas después, en 1997. En estas trece ediciones, de 1942 a 1960, la historia de la ciencia fue una de las temáticas tratadas por los historiadores cubanos. (ALH)

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