La obra del cardenense Herminio Portell Vilá forma parte de la historiografía cubana.

El 13 de enero de 1992, a los 90 años de edad, falleció en Miami, Estados Unidos, Herminio Portell Vilá. El suceso no fue noticia en Cuba debido a su postura contraria a la Revolución. Treinta años después es posible valorar sus aportes, más allá de consideraciones políticas y criterios historiográficos. La obra de este historiador, nacido en Cárdenas el 18 de junio de 1901, le pertenece a Cuba y a su pueblo.

Noticia de la muerte de Herminio Portell Vilá, La Gaceta, Tampa, 24 de enero de 1992. Archivo del autor.

Vida de un historiador

Hizo estudios en su ciudad natal y se graduó de Bachiller en el Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas en 1923. En 1927 se hizo Licenciado en Derecho por la Universidad de La Habana, donde también alcanzó el título de Licenciado en Filosofía. Entre 1923 y 1926 fue profesor asistente en las Escuelas Pías de La Habana. En 1928 ingresó en el claustro de la Universidad de La Habana como profesor de Historia de Cuba, donde también impartió clases de Historia de América, Historia Moderna e Historia Militar de Cuba.

Herminio Portell Vilá. Archivo del autor.

Muy vinculado a los medios académicos estadounidenses, Herminio Portell Vilá fue becario Guggenheim de 1931 a 1933, lo cual le permitió consultar numerosas fuentes históricas en archivos y bibliotecas de los Estados Unidos, que fueron la base de sus futuras obras históricas. Durante la década de los años 30 fue profesor visitante en la Universidad de California y la Universidad de Florida. Impartió Historia de la Diplomacia Norteamericana e Historia de la Civilización del Nuevo Mundo en el Black Mountain College, Carolina del Norte, Estados Unidos. También dio conferencias en la Universidad de Chicago, la Universidad George Washington, el National War College, el Inter-American Defense College, el US Army War College y el Foreign Service Institute.

Fue Delegado Plenipotenciario de Cuba a la VII Conferencia Internacional de Estados Americanos, celebrada en Montevideo, Uruguay. Allí defendió los legítimos intereses de Cuba en contra de la intervención estadounidense. Sobre este acontecimiento y la participación que tuvo en el mismo publicó Cuba y la Conferencia de Montevideo (1934) y El Pacto de No Intervención de Montevideo y la intervención estadounidense en Cuba (1935), volumen que también fue editado en inglés.

Herminio Portell Vilá. Archivo del autor.

Mantuvo una sistemática publicación de artículos históricos y sobre actualidad política cubana e internacional en periódicos como el Diario de la Marina y en las revistas Social, Carteles y, en especial, Bohemia, donde publicó una página durante años. Fue editor de la Revista Bimestre Cubana, Archivos del Folklore Cubano y Surco. También colaboró en Heraldo de Cárdenas, El Sol, de Madrid; Revista Venezolana, de Caracas, entre muchas otras publicaciones.

Por su obra historiográfica, en la que tuvo aciertos indiscutibles, Herminio Portell Vilá formó parte del movimiento de renovación de los estudios históricos en Cuba. Desde una perspectiva positivista, enfocó diversos procesos y figuras del devenir cubano a lo largo del tiempo. Fue quien propuso, el 27 de febrero de 1942, en una sesión ordinaria de la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales, la celebración de los congresos nacionales de Historia en Cuba. Estos, según declaró, tendrían el propósito

“…reunir a los historiadores y estudiantes de Historia para dar a conocer el resultado de sus investigaciones, discutirlas y adoptar sobre ellas resoluciones, de modo de popularizar el conocimiento de la Historia…”.

Desde 1942, el historiador cardenense fue uno de los más activos participantes en estos eventos históricos. En ellos presentó varios trabajos derivados de sus indagaciones científicas en el pasado cubano.

Tras salir de Cuba en los inicios de los años 60, Herminio Portell Vilá se desempeñó como editor de radio para América Latina para el American Security Council (1967-1982) y escritor/editor de The Voice of America y Radio Free Américas. A pesar de tener una edad avanzada, su actividad intelectual fue intensa hasta poco antes de fallecer, con programas de radio, conferencias y la publicación de artículos históricos.

Temas de una obra

Acerca del devenir histórico de su ciudad natal, Herminio Portell Vilá publicó Historia de Cárdenas (1928) y La decadencia de Cárdenas (1929). La primera la concibió como un homenaje a su ciudad natal. Al respecto señaló:

“He tratado de hacer justicia a los hombres y las cosas con mi relato y quizá por esa causa puedan ser consideradas en extremo severas algunas opiniones que, desgraciadamente, se ajustan a la realidad de los hechos”.

Portada del libro Historia de Cárdenas. Archivo del autor.

En un análisis de la Historia de Cárdenas, señaló el historiador Emeterio Santovenia:

“Si las lecciones de la historia constituyen magnifico conjunto de soluciones para los problemas de un pueblo, el de Cárdenas tiene sabia maestra en la obra del doctor Herminio Portell Vilá. Ha sabido él acopiar antecedentes capaces de levantar las ánimas adormecidas y de impulsarlas por los caminos mejores en las relaciones humanas. Con entereza, sin consultar la ajena vanidad ni el interés propio, y con elevado sentido crítico, ha puesto la expresión de su juicio honrado sobre el acontecimiento pasado o contemporáneo. Su servicio a la tierra que le vio nacer y que debe contarle en el número de sus hijos de mérito, de mérito real, es de aquellos que exaltan el objetivo perseguido y enaltecen la mente que los concibió y la mano que les deparó término feliz”.

Artículo de Emeterio Santovenia sobre el libro Historia de Cárdenas, Diario de la Marina, Santovenia, 5 de abril de 1928. Archivo del autor.

En Archivos del Folklore Cubano dedicó un espacio a “Tradiciones cardenenses”, como “La cueva del muerto”, “Se calentó «gusanera»” y “El rey de los brujos”, entre otros trabajos interesantes. El más conocido es “Cham-Bom-Biá, el médico chino”, donde otorgó origen cardenense a la frase “A ese no lo salva ni el médico chino”.

Anuncio del libro Historia de Cárdenas en Diario de la Marina, 1928. Archivo del autor.

En relación con personalidades destacadas de la historia de Cuba dio a conocer Céspedes, el Padre de la Patria cubana (1931). También Sobre la vida y obra de Pedro J. Guiteras (1932) y Sobre el ideario político del padre Varela (1935). Acerca de figuras menos reconocidas publicó Clara Barton, protectora de los «reconcentrados» cubanos (1954) y El comandante Cazimajou, glorioso inválido del ejército libertador (1950)La presencia de la historia de América en su bibliografía se constata en títulos como Bolívar y el panamericanismo (1939) y Vidas de la unidad americana, veinte y cinco biografías de americanos ilustres (1944). También fue autor de Finlay, vida de un sabio cubano (1990).

Portada del libro de Herminio Portell Vilá sobre Carlos J. Finlay. Archivo del autor.

Una de sus principales líneas de trabajo fue el análisis de aspectos de la historia y la sociedad estadounidenses. Cabe mencionar La economía regional de los Estados Unidos: su influencia en la grandeza y la posible decadencia del país (1937), Lo español en los Estados Unidos (1938), Evolución histórica de la política y la democracia en los Estados Unidos (1939) y El «new deal» norteamericano (1940). Dedicó especial atención a los dilemas sociales en este país, sobre todo al tema racial, en títulos como La población negra norteamericana como factor de la vida nacional (1937), Problemas de población de razas en los Estados Unidos: resultantes sociales y problemas del futuro (1938) y Los prejuicios raciales y la integración nacional norteamericana (1939).

Varias de las obras que escribió las dedicó a historiar la influencia recíproca entre Estados Unidos y Cuba a lo largo del tiempo. Libros como Cuba y la independencia de los Estados Unidos (1935), El gobierno de Polk y las conspiraciones cubanas de 1848 (1938), Theodore Roosevelt en la historia de Cuba (1950), Los periodistas norteamericanos y la independencia de Cuba (1952) y Los «otros extranjeros» en la Revolución Norteamericana (1978), lo evidencian.

También Historia de la guerra de Cuba y los Estados Unidos contra España (1949). Pero, sobre todo, Historia de Cuba en sus relaciones con los Estados Unidos y España, que publicó en cuatro tomos entre 1938 y 1941. En este libro Herminio Portell Vilá acumuló gran cantidad de información sobre las relaciones políticas y diplomáticas de esos países hasta 1909. Uno de los méritos que posee es la presentación textual de numerosos documentos históricos.

El libro más polémico de Herminio Portell Vilá fue, sin dudas, Narciso López y su época. Lo dio a conocer en tres tomos entre 1930 y 1958. Esta es una obra de tesis, que dedicó a demostrar que López y sus compañeros no eran anexionistas, sino defensores de la independencia de Cuba. Para lograr ese propósito hizo grandes esfuerzos por convencer a los lectores, con la utilización de gran número de documentos. Así lo declaró apenas iniciado el prólogo:

“Figura discutidísima de la historia de América y aun de la, de España, de singular colorido y fuerte relieve, Narciso López, con su accidentada existencia, sus hazañas y sus contradicciones, ha apasionado a no pocos historiadores españoles, hispanoamericanos, norteamericanos y franceses”.

“Hijo de la época, para tener asegurado el juicio glorificador de la posteridad solamente le faltó una cualidad: la del vencedor. Narciso López, triunfante en sus proyectos revolucionarios, sería una extraordinaria figura continental. La república libre e independiente, que era el secreto designio suyo hasta en los momentos en que, aparentemente, más podía considerársele anexionista, habría hecho del valiente y desdichado soldado que enseñó a los cubanos a batirse con las tropas españolas, uno de los epónimos de la independencia de América”.

Por estas razones, sostuvo:

“Ni Cuba ni los cubanos han sido justos con Narciso López, quien, en otro orden de cosas merece con especialidad a reivindicación histórica de haber pensado en la solución republicana con referencia a la anexión…”.

Este libro ejerció gran influencia en la época en que se publicó. Por ejemplo, un historiador de gran fibra antimperialista como Emilio Roig de Leuchsenring, consideró incuestionables las ideas defendidas por Portell Vilá. Para otros, era necesario refutarlas, móvil principal de Sergio Aguirre en Seis objeciones a Narciso López (1953).

Portada del primer tomo del libro sobre Narciso López. Archivo del autor.

Otros temas abordados por Herminio Portell Vilá dieron cuenta de un quehacer investigativo multifacético. Así quedó demostrado en El pasado glorioso como lección de energía (1928), La biblioteca y el libro cubanos como factor sociológico (1934) y Medio siglo de «El Mundo»; historia de un gran periódico (1951). Uno de los últimos libros que publicó fue Nueva historia de la República de Cuba: (1898-1979) (1986).

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