La música contiene dos elementos: el material acústico y la idea intelectual, que no se contraponen como forma y contenido, sino que se combinan para formar una imagen unitaria.

Para convertirse en vehículo de la idea intelectual, el material acústico experimenta una preparación previa, en tanto la idea intelectual convierte el sonido en arte, y así la música adquiere historia y se vincula con cada momento hasta volverse intemporal.

Todas las culturas humanas tienen manifestaciones musicales, y la mayoría de las especies animales también son capaces de producir sonidos de una forma organizada para comunicar una gran variedad de mensajes.

Y lo que define a la música de los hombres es ser una práctica dentro de un grupo social determinado, independientemente de la diversidad musical que se encierra en los diversos pueblos y culturas.

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