El proyecto SoLuna, de la Universidad de Matanzas, tiene como propósito esencial visibilizar y prevenir la violencia en cualquiera de sus manifestaciones. Con sede en la Oficina del Conservador de la Ciudad, el equipo ofrece cada jueves a las 9.00 a.m servicio de consejería.
Una de las integrantes del equipo de trabajo, la psicóloga y profesora Ismary Lara Espina, nos comenta sobre el significado de un espacio de este tipo en la ciudad para brindar ayuda especializada.
Las investigaciones realizadas por el propio proyecto apuntan hacia las mujeres como uno de los grupos más dañados por la violencia, por eso la necesidad de contar con espacios de apoyo y asesoramiento para ellas.
Muchas veces la violencia se enmascara y puede acumular años de maltratos en disímiles formas. Las familias también tienen una responsabilidad con lo que sucede en el interior de cada hogar y salir en busca de ayuda.
Creado en 2019, este proyecto avanza con el concurso de psicólogos, psicopedagogos, psiquiatras, trabajadores sociales y una red de instituciones y organismos como apoyo. Uno de los proyectos con el cual tienen mucha cercanía es el de Libélulas matanceras. Durante la etapa de verano participaron en varios talleres con adolescentes y jóvenes para acercarlos al tema desde la mirada de de sus edades.
SoLuna también llega los 25 de cada mes a escuelas del municipio de Matanzas para abordar con los alumnos y sus profesores temas vinculados a la violencia en el ámbito escolar, cómo detectarla, prevenirla y maneras de enfrentarla sin responder con otros actos violentos.
Aún resta mucho por avanzar en los temas de violencia, sobre todo aquella que afecta directamente a las mujeres. Sin embargo, el proyecto SoLuna constituye un buen referente en este largo camino hacia entornos familiares, laborales y sociales más seguros. (ALH)
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