Entre 1824 y 1826 el presbítero y patriota cubano Félix Varela Morales publicó el periódico El Habanero. Junto al sólido contenido político que expuso, también tuvo cabida la ciencia.

Félix Varela Morales (1788-1853) fue una figura principal en la conformación del pensamiento cubano, tanto en su vertiente política como científica. Es conocido el protagonismo que tuvo en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio, donde consolidó un bien ganado prestigio como educador y reformador de la enseñanza escolástica. Entre 1822 y 1823 participó en las Cortes españolas. La actitud que mantuvo en ese cónclave le costó no volver jamás a Cuba. Exiliado en los Estados Unidos, allí ejerció con ejemplaridad su sacerdocio.

Portada del primer número de El Habanero

El Habanero

En los Estados Unidos, Félix Varela Morales hizo patente su pensamiento independentista, al defender que Cuba debía ser libre de España. Para defender estas ideas fundó un periódico, al que llamó El Habanero, que tuvo siete números entre 1824 y 1826. Aunque el subtítulo de la nueva publicación decía “Papel político, científico y literario”, tuvo un predominio casi total de lo político. Debido a esto se promulgó una Real Orden, el 11 de junio de 1824, prohibiendo su circulación en los dominios españoles.

El primer número de El Habanero, se imprimió en Filadelfia, en la casa de los señores Stanley y Bringhurt. De los nueve artículos de este primer número, cuatro tuvieron carácter científico. Los dos números siguientes se imprimieron en el mismo establecimiento de Filadelfia. En el tercer número apareció otro trabajo vinculado a la ciencia. El cuarto se editó en Nueva York, por la Imprenta Francesa, Española e Italiana. Estos cuatro números fueron del año 1824. El quinto y el sexto, lo fueron por la imprenta de Juan Gray y Brunce en 1825. Los primeros seis números conformaron el tomo I de El Habanero. El séptimo número fue el primero del tomo II y se editó en la misma imprenta de Juan Gray, en 1826. Los trabajos aparecidos en este último número fueron reeditados por vez primera en 2018. Ninguno tuvo relación con la ciencia.

Para el historiador Eduardo Torres Cuevas, “…El Habanero es solo un eslabón dentro de la producción intelectual de Félix Varela”. Para este investigador y biógrafo de Félix Varela, la aparición de este periódico

“…no es producto de las circunstancias; estas solamente crearon las condiciones para que Varela explicitara las ideas que con relación al destino de Cuba ya tenía formadas con anterioridad. En su patria o en España, la censura no permitía la expresión directa de esas ideas. Pero ahora, fuera del alcance de las autoridades españolas, Varela puede expresarse sin limitaciones”.

Los artículos científicos

El primero de los artículos científicos publicados en El Habanero, que inició la sección “Ciencias naturales”, fue “Temperatura del agua del mar a considerables profundidades”. Consistió en la presentación del trabajo “On the Temperature at Considerable Depths of the Caribbean Sea”, publicado en 1823 por Edward Sabine, en la Philosophical Transactions of the Royal Society of London.

Portada de Philosophical Transactions of the Royal Society of London, 1823. Archivo del autor.

 

Su título en español, cuya traducción literal del inglés es “Sobre la temperatura en profundidades considerables del mar Caribe”, fue modificado por Félix Varela. También el pensador cubano hizo adaptaciones al texto, para informar de los resultados obtenidos por Sabine en la medición de la temperatura del agua en el paso entre el Gran Caimán y el cabo de San Antonio, en Cuba. Señaló, además, una idea que no está en el artículo original:

“…esto puede conducir al conocimiento del estado interior de nuestro Globo, dando valor o desvaneciendo la opinión del calor central, sostenida por Buffon y otros físicos y naturalistas”.

Después, paso a paso, Félix Varela extractó las ideas fundamentales del informe enviado por Sabine al destacado científico inglés Humphry Davy (1778-1829), en ese momento presidente de la Royal Society. Puede decirse que el cubano sometió a un análisis crítico los resultados obtenidos, así como los procedimientos utilizados. Por esta razón, concluyó:

“Es de esperar que ulteriores observaciones presenten un número de datos suficientes para discurrir con exactitud sobre esta materia”.

Edward Sabine. Fuente: Wikipedia.

Edward Sabine (1788-1883) fue el autor de “On the Temperature at Considerable Depths of the Caribbean Sea”. Este astrónomo, geofísico, botánico, ornitólogo y explorador irlandés, sobresalió por su intención de establecer un sistema de observatorios magnéticos en diversas partes del mundo. También investigó en ornitología, las temperaturas del océano, la corriente del Golfo, la medición barométrica de la altura, la determinación de los arcos del meridiano, el transporte de rocas de los glaciares, los volcanes de las islas de Hawái y cuestiones relacionadas con la meteorología.

El artículo científico que apareció a continuación en este primer número de El Habanero, se tituló “Acción del magnetismo sobre el titanio”. También se publicó en Philosophical Transactions of the Royal Society of London en 1823. Sin embargo, es muy posible que Félix Varela lo haya conocido por la nota que apareció en Abstracts of the Papers Printed in the Philosophical Transactions of the Royal Society of London. El título en inglés fue “On the Apparent Magnetism of Metallic Titanium”, que traducido de forma literal es “Sobre el magnetismo aparente del titanio metálico”. Fue escrito por William Hyde Wollaston (1776-1828), físico y químico británico. Entre sus aportes se reconoce que trabajó en el perfeccionamiento de la pila inventada por Alessandro Volta y que descubrió los metales rodio y paladio.

Nota original de Wollaston sobre el magnetismo del titanio. Archivo del autor.

En este caso el artículo es muy corto, pues se trató, como bien señaló Félix Varela, de una “…especie de retractación de una memoria que leyó [su autor] en la Real Sociedad de Londres en 19 de junio de 1823”. Sin embargo, no es una transcripción lo que se publicó en El Habanero, sino un análisis de su contenido, donde el cubano incorporó ideas propias para exponer el resultado alcanzado por Wollaston. De igual forma, reelaboró la redacción para exponer con claridad el resultado del experimento de Wollaston.

William Hyde Wollaston. Fuente: Wikipedia.

“Propagación del sonido” se tituló el tercer artículo científico que Félix Varela incorporó en el primer número de El Habanero. Tomó como referente un amplio trabajo publicado en las Philosophical Transactions of the Royal Society of London, en 1823. Además, se publicó una nota en Abstracts of the Papers Printed in the Philosophical Transactions of the Royal Society of London. El título original es “Experiments for Ascertaining the Velocity of Sound, at Madras in the East Indies”, que puede traducirse al español como “Experimentos para determinar la velocidad del sonido en Madrás, Indias Orientales”, el cual Varela sintetizó.

John Goldingham. Fuente: Wikipedia.

El modo en que comenzó la presentación de este trabajo en El Habanero, no deja dudas del modo en que reelaboró el contenido expuesto por Goldingnan. Esto demuestra la autoría de Félix Varela:

“Una de las materias que han presentado en la física fenómenos más particulares es la propagación de los sonidos. En diversas épocas se han hecho observaciones acerca de ella, y muchas veces se ha deducido sólo por el cálculo. Mr. Goldingnan acaba de hacer en Madrás los últimos experimentos que tenemos sobre este particular”.

Tablas que Félix Varela insertó, traducidas al español, en El Habanero. Archivo del autor.

Seguidamente, en dos párrafos, Félix Varela expuso de forma muy general los detalles del experimento realizado por el físico y astrónomo John Goldingham (1767-1849), quien fuera el primer astrónomo oficial del Observatorio de Madrás, India. En el artículo original hay varias tablas que recogen los datos de los experimentos realizados. Dos de ellas fueron reproducidas por Varela en El Habanero: la que recoge la velocidad del sonido según varios físicos destacados y la que trae la velocidad media de cada mes según las observaciones de Goldingham en Madrás.

Portada del American Journal of Science and Arts, 1824. Archivo del autor.

A este trabajo le siguió, en el primer número de El Habanero, el que Félix Varela tituló “Fenómeno observado por el profesor Silliman en el Chryoforo de Wollaston”. Esta vez se trató del comentario y la presentación del contenido de un texto publicado previamente en American Journal of Science and Arts, bajo el título de «Cryophorus of Dr. Wollaston”, el 1 de enero de 1824. Su autor fue el químico y profesor estadounidense Benjamin Silliman (1779-1864), uno de los primeros miembros de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.

 

Inicio del artículo original sobre sobre el crióforo de Wollaston. Archivo del autor.

El crióforo fue un invento de William Hyde Wollaston. Lo dio a conocer en el artículo “On a Method of Freexing at a distance”  (1813), en Philosophical Transactions of the Royal Society of London. Consiste en un recipiente de vidrio que contiene agua líquida y vapor de agua, utilizado para demostrar la congelación rápida por evaporación. Posee un bulbo en un extremo conectado a un tubo del mismo material. Cuando se manipula el agua líquida en el extremo bulboso y se sumerge el otro extremo en una mezcla congelante (como nitrógeno líquido), la presión del gas disminuye a medida que se enfría. El agua líquida comienza a evaporarse, produciendo más vapor de agua. Esto provoca que el agua se enfríe rápidamente hasta su punto de congelación y se solidifique de repente. Se le considera un precursor del tubo de calor moderno.

Imagen original del primer crióforo de Wollaston. Archivo del autor.

Los comentarios realizados por Félix Varela al trabajo de Silliman demuestran la importancia que concedió a la física y, además, sus cualidades como divulgador de la ciencia. Al inicio de este artículo señaló:

“Diariamente se presentan al físico nuevos fenómenos, o por lo menos nuevos resultados de los fenómenos conocidos que le ejercitan en varias investigaciones, y le indican lo que debe evitar en el uso de los instrumentos. Ninguno es tan sencillo ni de una teoría más clara que el Chryophoro de Wollaston, y sin embargo un fenómeno inesperado llama la atención del acreditado profesor Silliman y le ha sugerido una precaución que debe tomarse al construir este instrumento”.

Versión del crióforo de Wollaston en el libro Elements of Chemistry (1830), volumen I, de Benjamin Silliman. Archivo del autor.

Después presentó las consideraciones del investigador estadounidense sobre un accidente que sufrió el crióforo que utilizaba en un experimento. Destacó la causa de la explosión de uno de los globos del aparato, señalada por Silliman, y la solución a tener en cuenta para evitarla. A continuación, expuso su propia propuesta, demostrativa de la lógica del pensamiento científico vareliano:

“Mas es preciso confesar que el Chryophoro construido de la manera ordinaria, esto es: con globos de cristal hechos al soplo, siempre estará expuesto a un accidente semejante, cuando la congelación se haga tan rápidamente como en el caso ocurrido a Silliman, pues usó la mezcla frigorífica más fuerte, esto es: la nieve mezclada con ácido nítrico. He dicho que siempre estará expuesto porque siendo estos globos necesariamente muy delgados bastará a veces la dilatación lateral del hielo para reventarlos, aunque esto no sea fácil, y de todas maneras es interesante la precaución que indica el citado profesor. Acaso convendría dar la forma cilíndrica al recipiente que contiene el agua, pudiendo en este caso ser algo más grueso el cristal”.

Benjamín Silliman. Fuente: Wikipedia.

El quinto y último artículo científico que Félix Varela publicó en las páginas de El Habanero, fue “Noticias de una máquina inventada para medir con la corredera lo que anda un buque”. Se insertó en el tercer número, que vio la luz en 1825. En este caso el contenido comentado por el cubano fue tomado del Journal of Science and the Arts y era muy anterior a los ya mencionados, pues se dio a conocer en 1817.

El título original es “Description of a new Machine to measure a Ship’s Way by the Log-line”, que puede traducirse al español como «Descripción de una nueva máquina para medir la distancia de un barco por la línea de registro”. El autor fue John Frederick Newman (1783-1860), asistente de la Royal Institution. Es recordado como fabricante de instrumentos matemáticos, ópticos y náuticos, utilizados en meteorología, que fueron adquiridos por estaciones de observación de todo el Imperio Británico.

Portada del Journal of Science and the Arts, 1817. Archivo del autor.

En este caso, Félix Varela hizo la traducción de lo planteado por Newman en los tres últimos párrafos de su trabajo. No obstante, dejó plasmado desde el inicio que estaba exponiendo la opinión del inventor inglés:

“La pequeña máquina que yo he inventado, dice el autor, y que tiene la decidida aprobación de muchos marinos, parece poseer todos los requisitos necesarios para el objeto a que se aplica”.

Esquema de la máquina inventada por John Frederick Newman. Archivo del autor.

Los artículos científicos publicados por Félix Varela en El Habanero forman parte inseparable de su obra y expresan con claridad los aspectos esenciales de su pensamiento científico. Fueron el resultado de la consulta, lectura y estudio de reconocidas revistas científicas de la época: Philosophical Transactions of the Royal Society of London, Abstracts of the Papers Printed in the Philosophical Transactions of the Royal Society of London, American Journal of Science and Arts y Journal of Science and the Arts.

Reflejan la condición de Félix Varela como divulgador de la ciencia de su tiempo, de las innovaciones que iba produciendo el talento humano. Expresan cómo concibió la liberación política de la patria cubana estrechamente unida a la liberación del pensamiento, a lo cual contribuían los avances de la ciencia.

En la historiografía

Los artículos científicos de Félix Varela en El Habanero forman una parte muy poco estudiada de su obra. No los mencionó Manuel F. Gran en su precursor trabajo “Félix Varela y la ciencia” (1945), que apareció en el Cuaderno de Historia Habanera número 27. Este recogió la tercera parte de Vida y pensamiento de Félix Varela, homenaje tributado por la Oficina del Historia de la Ciudad de La Habana al preclaro sacerdote. En el análisis realizado por Eduardo Torres-Cuevas sobre El Habanero, en el libro Félix Varela. Los orígenes de la ciencia y con-ciencia cubanas (1995, reeditado en 1997, 2002 y 2015), no hay mención a ellos.

Portada de la edición de El Habanero de 1962. Archivo del autor.

Estos artículos varelianos fueron incluidos en las primeras ediciones realizadas de los números primero al sexto de El Habanero. Aparecen en los volúmenes que formaron parte de la Biblioteca de Autores Cubanos, editados por la Universidad de La Habana en 1945 y 1962. También en los que editó la Editorial Revista Ideal, de Miami, en 1974 y 1981. Sin embargo, fueron excluidos de la edición de Obras (2018), volumen II, de la Biblioteca de Clásicos Cubanos, compilada y anotada por Eduardo Torres-Cuevas, Jorge Ibarra Cuesta y Mercedes García Rodríguez. Las razones para tomar esa decisión no fueron declaradas, a pesar de sostener que “Esta edición se efectúa sobre la base de los números originales”.

Imagen de Félix Varela Morales en el libro Vida del presbítero don Félix Varela (1878), José Ignacio Rodríguez. Archivo del autor.

No obstante, esta ausencia no podrá disminuir el mérito de Félix Varela Morales como divulgador de la ciencia y estudioso de la física. Varios estudios han hecho énfasis en esta parte esencial de su obra, como “Faceta científica en el padre Félix Varela”, de Esperanza Burón. También “La dimensión científica en Félix Varela”, escrito por Diego Alamino, y “La ciencia moderna en Cuba a principios del siglo XIX: las fuentes de la Física de Félix Varela”, de Libertad Díaz, entre otros. Aunque, como ya se señaló, los artículos científicos que publicó en El Habanero han sido poco abordados, forman inseparable parte del legado de ciencia y conciencia que Félix Varela hizo a Cuba, su patria.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *