El libro La Diputación Patriótica de Matanzas: una institución olvidada, fue un aporte relevante al conocimiento de nuestro pasado.
Hace veinte años, la Oficina del Historiador de la Ciudad de Matanzas convocó a la primera edición del Premio de Investigación Histórica Pedro José Guiteras. La obra galardonada fue La Diputación Patriótica de Matanzas: una institución olvidada, de Oscar Andrés Piñera Hernández.
Los propósitos
La Diputación Patriótica de Matanzas: una institución olvidada, fue publicada por Ediciones Matanzas en 2006. Posee 220 páginas y consta de tres capítulos, además de la “Introducción”, los “Anexos” y el acápite dedicado a las “Fuentes”. Esta primera edición fue de 500 ejemplares.
En la “Introducción”, el autor destacó las peculiaridades derivadas de la fundación de la Diputación Patriótica en 1827. Según su criterio, las condiciones políticas existentes en esa fecha, condicionaron que los desvelos de la nueva institución estuvieran centrados en el reformismo
“…económico-social, priorizando el fomento del desarrollo sociocultural del territorio”.

A partir de esta idea inicial se desarrolló el aporte investigativo de Oscar Andrés Piñera. Sobre esa base, reconoció que lo más novedoso del texto radicaba en los conocimientos que tributaba a la historia local. Lo anterior se expresó en la contribución realizada, en primer lugar, a
“…la historia económica, social e institucional del territorio; segundo por su legado a la interpretación de la historia educacional y sociocultural y, tercero, por la información que se ofrece sobre algunas personalidades cuya obra trasciende el marco local. El libro aporta al estudio de una de las instituciones más relevantes de la sociedad colonial cubana en la primera mitad del siglo XIX”.
Reconoció, además, la significación de la investigación más allá del ámbito matancero:
“Los resultados alcanzados aportan elementos importantes para la historia de la Diputación Patriótica de Matanzas y constituyen un acicate para el estudio de las que se crearon en el resto del país, así como para estudiar la incidencia del pensamiento ilustrado en las distintas ciudades donde se concentraron instituciones de este tipo”.
El contenido
El primer capítulo de La Diputación Patriótica de Matanzas: una institución olvidada se denominó “El surgimiento de las Sociedades Económicas de Amigos del País”. En este se ubicaron, de forma sintética, los antecedentes relacionados con la fundación de la institución yumurina. Para ello se realizó un recuento de la historia de las Sociedades Económicas en España desde el siglo XVIII y se analizó lo relativo a su creación en Cuba.
En “La Diputación Patriótica de Matanzas. La contribución al desarrollo sociocultural de la sociedad matancera”, título del segundo capítulo, se abordó lo relativo a su fundación el 30 de mayo de 1827. En esta oportunidad el autor realizó un análisis muy acertado acerca de la estrecha relación que existió, entre este acontecimiento y las condiciones socioeconómicas de Matanzas en ese momento.

Se describen los hechos esenciales alrededor del inicio de la Diputación Patriótica y la labor de sus miembros más destacados. Entre ellos sobresalieron dos catalanes: Tomás Gener Bohigas y Jaime Badía Padrines. También se comentó la creación de las secciones de Educación, Agricultura y Estadística e Industria y Comercio, que fueron las tres con las que contó la corporación. Además, se explicó que funcionaron varias comisiones, entre ellas la que trabajó en la introducción de la vacuna contra la viruela.
En dos de los epígrafes de este capítulo se profundizó en uno de los temas más relevantes de la historia de la Diputación Patriótica de Matanzas: la educación. Fue grande el esfuerzo realizado por la corporación para la creación de nuevas escuelas. También en lo relativo a la dotación de estas con los recursos indispensables y la atención a los maestros. Era, en aquellas condiciones, una alternativa a la desatención oficial que sufrían los centros escolares. Llama la atención el autor sobre cómo, al igual que en el resto de Cuba, esta labor fue suprimida con el Plan de Instrucción Pública de 1844.
Con mirada crítica y esclarecedora, en el texto se hace justicia histórica a los promotores de la Biblioteca Pública de Matanzas, más allá de los nombres tradicionales de Tomás Gener y Domingo del Monte. Un sentimiento de agradecimiento prevalece al reconocer como autor de la idea inicial a José Agustín de Ibarra, que fue respaldada por intelectuales de Matanzas y también de La Habana.

Lo relativo al establecimiento de la Casa de Beneficencia, o Colegio de Niñas Pobres, también es objeto de indagación histórica en este libro. Fue un proyecto postergado por diversas causas, al cual se dio cumplimiento en 1847. A esta obra, como bien apunta el autor, dedicó los mayores empeños el habanero-matancero José María Casal, quien tuvo relevante protagonismo en las acciones de la Diputación. También sobresalió el catalán José Tomás Ventosa, uno de los grandes benefactores de la historia matancera.

A continuación, el tercer capítulo del libro abordó “La Diputación Patriótica de Matanzas y su contribución al desarrollo material. La difusión de la ciencia y la técnica en el territorio”. En su contenido se destacaron las acciones realizadas en pro del mejoramiento económico y científico-técnico del territorio matancero, realizadas, como bien reconoció Piñera, bajo una “…permanente escasez de fondos”, lo cual limitó considerablemente su alcance.
No obstante, los datos y análisis que se realizan permiten apreciar que la Diputación Patriótica fue un antecedente importante del futuro desarrollo de la ciencia y la técnica en Matanzas. Las bases que estableció estuvieron entre las que permitieron la fundación, el 2 de noviembre de 1864, de la primera institución científica yumurina: la Sección de Ciencias Físicas, Naturales y Matemáticas del Liceo Artístico y Literario de Matanzas. En cierta medida, esta Sección fue heredera y continuadora de los objetivos de la Diputación Patriótica.

Se reseñan entonces las labores de las secciones de Industria y Comercio, y Agricultura y Estadística. Ante la ausencia de datos ya devorados por el tiempo, el autor analizó, con acierto, el pensamiento económico de sus miembros, en particular de Jaime Badía Padrines. Se subrayan, al mismo tiempo, los esfuerzos en favor de la introducción y extensión del ferrocarril, así como de la diversificación agrícola. Muy interesantes resultan los datos acerca del proyecto de establecer en Matanzas una clase para formar maquinistas de vapor en 1844.

De gran valor es el acápite, dentro de este capítulo, dedicado al periódico La Aurora. Se expone la contribución que realizó a la divulgación de nuevos conocimientos científico-técnicos en Matanzas. Sobre todo, la promoción de nuevos cultivos agrícolas y el análisis de aparatos y máquinas para la industria azucarera. Este órgano de prensa, vocero de la Diputación, la sobrevivió varias décadas y se convirtió en un referente para la prensa cubana.
Entre los proyectos a los cuales la Diputación Patriótica prestó atención, el autor se detuvo en la desecación de los pantanos existentes entre los ríos San Juan y Yumurí. La intención de eliminar esta ciénaga tenía en cuenta que era un obstáculo para el crecimiento urbano, así como una fuente de enfermedades.
Después de los valiosos análisis historiográficos que se realizan, el libro La Diputación Patriótica de Matanzas: una institución olvidada, cierra con un grupo de 14 anexos. En su mayoría fueron tomados de las páginas del periódico La Aurora y de los fondos del Archivo Histórico Provincial. Tienen el mérito de poner al alcance de los investigadores documentos valiosos sobre el acontecer de la institución.
El autor y su obra
La Diputación Patriótica de Matanzas: una institución olvidada, puede considerarse uno de los aportes más significativos de la historiografía matancera en el siglo XXI. Logró rescatar del olvido a una institución sobre la cual sólo existían referencias aisladas y numerosos datos desconocidos. Todo esto a pesar de que era reconocida la significación que tuvo en la historia del territorio.
Sobre esta investigación, destacó su autor:
“El descubrimiento de la Diputación Patriótica de Matanzas significó para mi un hallazgo trascendental, no sólo como investigador, sino también como ciudadano comprometido con la memoria histórica de nuestra nación y nuestra ciudad. Esta institución, olvidada por la historiografía tradicional, desempeñó un papel clave en el impulso del desarrollo sociocultural y económico del territorio matancero durante la primera mitad del siglo XIX (1827-1847)”.
Como investigador, Oscar Andrés Piñera ha dedicado largos años a la Diputación Patriótica de Matanzas. El 28 de mayo de 2002 impartió, en la Oficina del Historiador de la Ciudad de Matanzas, la conferencia “La Diputación Patriótica de Matanzas y la educación entre 1827 y 1847”. Esta quedó recogida en el volumen colectivo Las ciencias en el siglo XIX, de la colección “Páginas matanceras”, editada por la Oficina del Historiador.
Ese mismo año 2002 publicó una ponencia sobre la Diputación Patriótica, en el libro del IV Taller sobre problemas teóricos y prácticos de la historia regional y local, editado en México. En 2009 obtuvo el grado científico de Doctor en Ciencias Históricas con el tema: Las diputaciones patrióticas en Cuba: 1803-1850. En esta investigación estudió, además de la matancera, las de Sancti Spíritus, Puerto Príncipe, San Antonio de los Baños y Cienfuegos. Sobre algunas de estas instituciones ha publicado artículos en la Revista Bimestre Cubana.

También realizó una presentación del libro en la Universidad de Chiapas en 2021. En junio de 2023 disertó acerca de la Diputación Patriótica de Matanzas en el espacio “La Atenas Científica”, auspiciado por la Delegación Territorial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente en Matanzas.
El libro La Diputación Patriótica de Matanzas: una institución olvidada, como aporte relevante al conocimiento de la historia matancera, necesita de una segunda edición. Esto contribuirá a consolidar su valor como investigación, pues, como ha expresado su autor:
“Rescatar su legado ha permitido visibilizar una experiencia temprana de gestión cívica y fomento del progreso en Cuba, con iniciativas que abarcaron desde la educación y la salud pública, hasta el desarrollo agrícola e industrial. Para la ciencia representa una valiosa fuente para comprender las dinámicas de modernización en contextos coloniales; y para la sociedad, una inspiración que refuerza la importancia de las instituciones locales en la construcción del bienestar colectivo. Por otra parte, me permitió comprender la manera en que se desarrollaban los procesos de sociabilidad, sobre todo, en el contexto de la élite sociocultural del siglo XIX. Este estudio ha propiciado la ampliación de otras contribuciones en el análisis de la civilidad y la interacción social en la época colonial”.