Orismay Hernández Ramírez dice sentirse muy orgulloso de su condición de candidato a diputado, y de la posibilidad de poder representar a la décima improvisada en el Parlamento cubano.
«Es un género con muchos seguidores en el país, que cala hondo en los sectores más humildes, representa valores auténticos y defiende nuestras tradiciones», reconoció este campesino nacido en Triunvirato, Limonar, en las inmediaciones del sitio en el que tuvo lugar una de las más importantes sublevaciones de esclavos en el siglo XIX, y de la finca La Ignacia, de los sitios escogidos para reiniciar la lucha por la independencia en 1895.
El poeta repentista califica de positiva la experiencia vivida por estos días de intercambios con el pueblo, en compañía del otro candidato a diputado por el municipio de Limonar, Lester Baró Escalona, presidente de la Asamblea del Poder Popular en el territorio.
«Hemos recorrido casi todo el municipio y en todas partes nos han dado muy buena acogida, con muestras de apoyo y respeto. Ha sido provechosa la visita a los consejos populares, las empresas, las escuelas, los centros de Salud y de la cultura. La gente espera mucho de nosotros.
«Te dicen con franqueza dónde están sus principales inquietudes, y en no pocas ocasiones señalan el problema y proponen la posible solución, prueba de que por encima de todas las dificultades confían en la Revolución y en la voluntad de encontrar salida a las dificultades».
Padre de una niña de 14 años de edad y de un varón de nueve, promotor incansable de la cultura campesina y del punto guajiro, Hernández Ramírez dice tener gran apoyo familiar, en especial de su esposa.
«Estos son días de mucho ajetreo, algo que se extiende al marco familiar y donde mis hijos hacen preguntas de todo tipo», observó tras comentar que en ese ambiente de cubanía se discute hasta de los temas más controversiales de nuestra realidad con espíritu constructivo.
Marcado desde su infancia por el guateque campesino, espacio donde parece relucir a gusto, el poeta Orismay tiene la oportunidad de ponerse en contacto directo con la gente y disfrutar de esa combinación feliz que son la improvisación y el cariño del pueblo.
En el breve diálogo con Granma, se aventuró a concluir de esta manera: «El repentismo ha crecido / como un arma de combate / porque en el cubano late/ dándole al alma sentido. / Un canto de lucha ha sido / desde los tiempos de ayer / un espacio en la Asamblea/ como quien desde una idea / sabe a Cuba defender». (ALH)
Ventura de Jesús/Granma