La atención esmerada y el apoyo de los profesionales de la salud han acompañado a los pacientes lesionados en la Sala de Quemados del Hospital Comandante Faustino Pérez, de Matanzas, tras el incendio en la Base de Supertanqueros.
La llegada de 126 pacientes en un día y la atención a 49 personas en el cuerpo de guardia del hospital en apenas 10 minutos marcaron un récord no deseado, pero que demostró la organización de la asistencia médica del centro de salud en esos días complejos, precisó el Dr. Raúl Moreno Peña, jefe del servicio de Cirugía Plástica y Caumatología.
“Las enfermeras estaban listas y nos asistieron rápidamente, nos dieron agua para beber y enseguida me canalizaron la vena para hidratarme”, comenta la joven madre Laura Perdomo Pérez, quien no ha podido abrazar de nuevo a su pequeña hija.
Luego de 50 días, permanecen tres pacientes ingresados en sala y se atienden 18 lesionados en consulta externa. Curas locales, uso de antibióticos e injertos de piel forman parte del tratamiento, junto a la dedicación y paciencia que requieren este tipo de lesiones. Según el doctor Moreno Peña, existen los recursos necesarios para el cuidado de estos pacientes, también gracias a las donaciones recibidas.
Muy conocido en las redes sociales por participar en las labores de enfrentamiento al fuego con el suministro de agua en pipa, así como por su alegría contagiosa, Floro Rodríguez Sosa tenía ya todo listo a la llegada de este equipo de prensa para regresar a casa.
“Aquí somos una familia. El trato es el mejor, parecen mis padres”. “La alimentación, el trato y la atención por parte de médicos, enfermeras y todo el personal han sido las mejores”. Opiniones como estas surgen al conversar con pacientes como Laura y Floro.
Los días grises de aquel agosto van quedando atrás. Los lesionados por el fatídico siniestro agradecen las atenciones de médicos y enfermeras de la Sala de Quemados del hospital matancero, profesionales de gran corazón convertidos en familia. (ALH)