Control y calidad: variables sin solución en la venta del pan en Matanzas

Comprar un pan o una bolsa de panes se ha tornado una tarea difícil para los matanceros. Entre la escasez de materia prima para confeccionar el codiciado alimento, la falta de control en la venta y los reiterados robos en los almacenes de harina, el pan ha ido desapareciendo de la alimentación diaria de quienes viven en la Atenas de Cuba.

El matancero no está ajeno de la crisis económica que vive el país, ni vive en una república independiente. Lo triste del asunto es saber que tal situación existe y cuánto cuesta sortearla para mantener, en menor cuantía, este producto en el mercado estatal, para luego ver cómo impunemente revenden pan, harina, aceite y otros productos en el mercado informal.

Ante las reiteradas quejas de la población por la mala calidad del pan de la canasta familiar normada y los precios exorbitantes que ha adquirido en el mercado informal, las máximas autoridades en la provincia de Matanzas analizaron con los directivos de las unidades productivas y sus trabajadores las estrategias para garantizar un servicio de calidad a la población y evitar los robos.

Análisis de las dinámicas de trabajo con los directivos de las unidades productivas para mejorar la calidad del pan. Foto: Héctor Naranjo

El primer secretario del Partido en el municipio Matanzas, Antonio Víctor González Imbert, exhortó a los administradores a mantener un estricto control sobre los productos que se utilizan diariamente para elaborar el pan y los que permanecen en el almacén, y enfatizó en la necesidad de cumplir con las normas de calidad de este producto.

Algunas unidades de la Cadena Cubana del Pan en Matanzas presentan dificultades con la venta controlada de los productos. Muchas de las producciones que se elaboran en los diferentes puntos de la ciudad aparecen luego en manos de los revendedores en cantidades que exceden la cifra de lo correspondiente a una persona, según lo  establecido en  los mecanismos para regular la venta.

El control administrativo y reforzar las medidas de seguridad en espacios donde se almacenen estos productos constituye una tarea inmediata. Mientras más viejo se vuelva el problema más costará  resolverlo, y seguirá creciendo el hueco en la dieta y el bolsillo de quienes no alcanzan a comprarlo en los establecimientos estatales. (ALH)

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