Entre 1935 y 1962, Emilio Roig de Leuchsenring publicó, en su condición de Historiador de la Ciudad de La Habana, los Cuadernos de Historia Habanera.
Fue en 1935, en medio de las pasiones políticas que caracterizaron los años posteriores a la caída de Gerardo Machado, que el alcalde de La Habana, Guillermo Belt, dispuso la publicación de los Cuadernos de Historia Habanera. Estarían dirigidos a
“…la divulgación, mediante ediciones populares repartidas gratuitamente, de estudios, investigaciones y biografías sobre asuntos relacionados con la historia de La Habana y acerca de la vida y la obra de los más ilustres hijos de este Término Municipal”.
En la disposición oficial dictada al efecto el 28 de agosto de 1935, el alto funcionario municipal resolvió:
“Disponer la edición por esta Alcaldía de CUADERNOS DE HISTORIA HABANERA, consagrados a divulgar popularmente, con fines educativos y culturales, la historia del Término Municipal de La Habana, tanto en lo que se refiere a acontecimientos acaecidos en el mismo; a lugares, edificios o monumentos de interés y valor históricos, como igualmente a conmemorar y a enaltecer la vida y la obra de personalidades habaneras de significación y prestigio relevantes en las letras, las ciencias, las artes y la enseñanza o que más hayan figurado como benefactores públicos o como mantenedores y defensores de la libertad e independencia de Cuba”.
Además, se determinó que Emilio Roig de Leuchsenring, Historiador de la Ciudad de La Habana, se encargaría de su preparación, redacción y publicación. Estaría auxiliado, en esos primeros momentos, por Nicolás Guillén, quien era empleado del municipio de La Habana.
Personalidades de la ciencia
En su esencia, los Cuadernos de Historia Habanera, representaban un hecho científico que reflejó el estado de las ciencias históricas en Cuba. Además, fueron exponentes de la ardua labor de rectificación histórica y defensa de la identidad nacional que realizó Emilio Roig de Leuchsenring como Historiador de la Ciudad de La Habana, así como sus colaboradores.
La historia de la ciencia estuvo representada, de forma particular, en los cuadernos dedicados a figuras cubanas destacadas en esa área del conocimiento. El primero que se publicó fue Homenaje al ilustre habanero Pbro. Dr. José Agustín Caballero y Rodríguez en el centenario de la muerte, 1835-1935 (1935). De esta forma se recordó a quien fuera el iniciador de la reforma de los estudios filosóficos en Cuba.

En este volumen se inició con el trabajo “El centenario de la muerte de José Agustín Caballero y Rodríguez”, por Emilio Roig de Leuchsenring. También la “Bibliografía de José Agustín Caballero y Rodríguez”, elaborada por Francisco González del Valle y Emilio Roig de Leuchsenring. Además, se presentaron “Documentos referentes a José Agustín Caballero y Rodríguez, conservados en el archivo del Dr. F. de P. Coronado” y “Trabajos de José Agustín Caballero y Rodríguez, sobre reforma de estudios universitarios”. Por último, se incluyeron los elogios que José Agustín Caballero dedicó a Cristóbal Colón y Luis de las Casas.

Otro Cuaderno de Historia Habanera, el número 21, rindió tributo a Nicolás José Gutiérrez, primer presidente de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana. Este destacado médico fue, además, fundador del Repertorio Médico Habanero, primera revista de medicina que se publicó en Cuba. El cuaderno se tituló: Homenaje al ilustre habanero Nicolás José Gutiérrez en el cincuentenario de su muerte, 1890-1940 (1941).
Lo inició una “Nota preliminar” y “Palabras de apertura”, por Emilio Roig de Leuchsenring. Le siguieron “Oración”, de Rafael Nogueira y “Nicolás Gutiérrez, ciudadano y hombre de ciencia”, de Virgilio Ferrer Gutiérrez. Por último, se insertaron “Informes y mociones presentados por Nicolás José Gutiérrez al Cabildo habanero”. Al decir, de Emilio Roig de Leuchsenring, estos trabajos fueron
“…merecidísimo tributo de admiración, interesante resumen de cuánto deben La Habana y Cuba entera a la inteligencia, la sed de saber, la cultura y el vivísimo afán por el mejoramiento colectivo de aquel hombre de ciencia que unió a su excepcional talento muy altas virtudes cívicas…”.
Cuatro Cuadernos de Historia Habanera, del 25 al 28, se dedicaron a Félix Varela, egregia figura de la historia del pensamiento cubano: Vida y pensamiento de Félix Varela (1944-1945). En ellos fueron incluidos trabajos que destacaron el aporte de esta personalidad a la historia de la ciencia cubana.
En lo relativo a la filosofía aparecen “Valoración filosófica de Varela” y “Posición filosófica de Varela”, escritos por Miguel Jorrín y Antonio Hernández Travieso, respectivamente. También “Varela pedagogo”, por Diego González; “Félix Varela y la ciencia”, por Manuel F. Gran, y “La ortodoxia filosófica y política del pensamiento patriótico del Pbro. Félix Varela, por Mons. Eduardo Martínez Dalmau”.
Homenaje al ilustre habanero Francisco González del Valle (1947), fue el Cuaderno 36. Se concibió para rendir tributo a este destacado historiador y polígrafo, que había fallecido el 18 de diciembre de 1942. Tres trabajos dedicados a su vida y obras se publicaron en este cuaderno. Estos fueron, “Saber y civismo en la obra del historiador cubano Francisco González del Valle”, por Emilio Roig de Leuchsenring”, “Ejemplaridad de Francisco González del Valle, por Herminio Portell Vilá y “Francisco González del Valle, historiador en función social”, por Manuel I. Mesa Rodríguez. Además, se insertó “Bibliografía de Francisco González del Valle”, elaborada por Fermín Peraza.
Al año siguiente, el cuaderno número 40, también valoró la obra de un historiador cubano. En este caso se trató del matancero Benigno Souza Rodríguez, quien además fue un eminente médico cirujano. Se tituló Triunfo del esfuerzo cubano por la independencia. Homenaje nacional al Dr. Benigno Souza y Rodríguez (1948). La intención fue agasajar a un
“…ilustre historiador, biógrafo y panegirista del General en Jefe del Ejército Libertador, Máximo Gómez, e investigador y divulgador de nuestras guerras independentistas, por su admirable labor de esclarecimiento y exaltación de la verdad histórica sobre nuestras luchas libertadoras, y singular mente por la reciente publicación del magistral estudio que con el modesto título de Ensayo Histórico sobre la Invasión obtuvo el primer premio en el Concurso que celebró en 1945 el Estado Mayor General del Ejército”.

Homenaje al ilustre habanero Domingo Figarola-Caneda en el centenario de su nacimiento (1952), cuaderno número 52, fue otro de los dedicados a personalidades de la ciencia cubana. En este caso a un destacado historiador y bibliógrafo, primer director de la Biblioteca Nacional de Cuba. En esta oportunidad se incluyeron el ensayo “En el centenario del nacimiento de Domingo Figarola-Caneda, por Emilio Roig de Leuchsenring” y varias “Noticias bio-bibliográficas de grandes cubanos”, escogidas entre la amplia obra de Figarola-Caneda.
Los habaneros ilustres
Otras personalidades de la ciencia fueron homenajeadas en el número 9 de los Cuadernos de Historia Habanera. Este se tituló Conferencias de Historia Habanera. Primera serie: habaneros ilustres. I (1937). Las figuras incluidas fueron estudiadas en los siguientes trabajos: “Pozos Dulces, el inútil vidente”, estudio sobre este destacado agrónomo, realizado por José Antonio Ramos y “Rafael M. de Mendive, el maestro de Martí”, ensayo que dedicó Félix Lizaso al ilustre pedagogo y poeta.

El número 11 de los Cuadernos de Historia Habanera, tuvo como título Conferencias de Historia Habanera. Primera serie: habaneros ilustres. II (1937). En esta oportunidad las conferencias publicadas dedicadas a figuras de la ciencia fueron “Lorenzo Menéndez (o Meléndez). El negro en la educación cubana”, de la autoría de Salvador García Agüero. Fermín Peraza Sarausa disertó acerca de “Antonio Bachiller y Morales, el padre de la bibliografía cubana”, mientras que Mario Sánchez Roig lo hizo sobre “Felipe Poey, el máximo naturalista de Hispanoamérica”.
La tercera parte se publicó como Conferencias de Historia Habanera. Primera serie: habaneros ilustres. III (1937). Esta vez dos de las cinco biografías incluidas fueron de personalidades de la ciencia cubana: “José Silverio Jorrín o la timidez política, por Elías Entralgo, y “Félix Varela, el primero que nos enseñó a pensar”, que tuvo como autor a Roberto Agramonte. Este fue el Cuaderno de Historia Habanera número 13.
En 1938 se editó Conferencias de Historia Habanera. Primera serie: habaneros ilustres. IV (1938), como el Cuaderno 15. Sobre el maestro “Antonio Medina y Céspedes, el Don Pepe de la raza de color”, disertó Angelina Edreira de Caballero. “José Manuel Mestre. La Filosofía en La Habana”, fue la figura que abordó Carlos Rafael Rodríguez. “Arango y Parreño. Ensayo de interpretación de la realidad económica de Cuba”, fue el aporte de Enrique Gay-Calbó.
Otros temas
En relación con la historia de la ciencia hubo otros Cuadernos Históricos Habaneros. Hay que mencionar el número 4, publicado como Homenaje a la benemérita Sociedad Económica de Amigos del País de La Habana (1936), por el vínculo mantenido con la “…historia del desenvolvimiento de la educación y la cultura en nuestro país, y especialmente en La Habana…”. Acerca de la significación de esta institución, expresó Emilio Roig de Leuchsenring:
“…fue dicha sociedad la que, supliendo el abandono oficial que padeció esta Isla durante los cuatro siglos de dominación española en cuanto a materias educativas y culturales se refiere, realizó intensa, admirable, constante e ininterrumpida labor en pro del mejoramiento y del progreso de nuestro pueblo, en todos los órdenes, preparándolo para el gobierno propio”.

A la figura de Alejandro de Humboldt se dedicó Humboldt y Thrasher (1960), escrito por Manuel Villanova, que fue el cuaderno 69. Se trató de la reproducción de un escrito publicado en 1887, que fue una demoledora crítica a una traducción infiel del Ensayo político sobre la Isla de Cuba y a la mala fe de su autor, el proanexionista John S. Thrasher. En el mismo año apareció el cuaderno 70, dedicado a El primer médico cubano, Diego Vázquez de Hinostrosa (1960), con una profunda investigación del historiador José López Sánchez.
Entre los Cuadernos Históricos Habaneros hay que destacar, por su significación, los tres que recogieron el Curso de introducción a la Historia de Cuba (1937-1938). Estos fueron los números 10, 12 y 14. Este curso, de inspiración marxista, recogió sólidas evidencias de los cambios que se estaban sucediendo en la renovación de los estudios históricos en Cuba.
Por último, hubo nueve Cuadernos Históricos Habaneros, los números 32, 33, 35, 39, 42, 45, 55, 63 y 72, dedicados a los Congresos Nacionales de Historia. En ellos se recogieron los acuerdos, resúmenes y sucesos más relevantes de estos cónclaves, que fueron de gran significación para la investigación y socialización de aspectos de la historia de Cuba.
Dentro de la ingente y ardua labor patriótica de Emilio Roig de Leuchsenring como Historiador de la Ciudad de La Habana, la publicación de los Cuadernos de Historia Habanera fue un esfuerzo fecundo. Las páginas de los 75 cuadernos publicados recogen buena parte de la historiografía cubana del siglo XX y dentro de ella, la historia de la ciencia tuvo un espacio relevante.