Recorrer las calles de la urbe yumurina y encontrar en ellas numerosos desechos sólidos, desperdigados por los alrededores, se convirtió en parte de nuestra rutina.

La bienvenida al salir de casa la dan muchas veces los montones de bolsas de basura que junto al hedor impiden nuestro paso por la acera, incluso el de algunos vehículos para doblar en las esquinas. Tal situación se generó desde hace unos años, por el déficit de combustible en el país y la falta de equipos especializados para la gestión.
En muchas ocasiones es necesario incorporar camiones desde otros municipios, pues los de aquí no son suficientes y la mayoría están defectuosos.
Esto provoca que en algunos momentos se violen los horarios establecidos para la recogida y por ende, se acumulen los residuos en gran medida.
Si bien es cierto que la tardanza o ausencia del personal de limpieza es un problema real, los vecinos tampoco hacen el mayor esfuerzo por mantener y colaborar con la higiene.
Hace unas semanas presencié cómo el equipo de Comunales hacía un trabajo de saneamiento en el costado de la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético (ESPA), ubicada en la zona de Pueblo Nuevo.
El lugar se había convertido en un basurero enorme, que desapareció luego de una exhaustiva jornada. Sin embargo, para mi sorpresa, unas horas más tarde estaba igual de sucio e inmundo que el día anterior.

Así mismo sucede con algunos sitios donde los desechos son colocados justo después de haber pasado el camión, o con las casas en construcción, cuyos escombros ocupan un lugar meritorio en la vía y la senda peatonal.

De no ser posible el alquiler de un aspirol -contenedor para recolectar escombros u otros materiales de construcción-, al menos debe colocarse los restos de la obra en sacos.
La ausencia de responsabilidad y conciencia no solo provoca el afeamiento de espacios públicos, sino la proliferación de bacterias, roedores e insectos, y con ellos mayores posibilidades de contraer infecciones. En nuestras manos no está la reparación de los equipos o la provisión del combustible necesario, pero sí podemos contribuir para una mayor organización y pulcritud. Aportemos con lo que sí está a nuestro alcance, y no hagamos del problema, uno mayor. (ALH)