De Carlota y Fermina Lucumí, que alentaron el primer grito de rebeldía, a Emilia Teurbe Tolón, que le bordó a la Patria su gloriosa enseña; de Violeta Casal , que desde el corazón de la Sierra Maestra llevó a la sufrida isla la voz de la Revolución Cubana, a Carilda Oliver Labra, que la cantó y regaló desde sus versos de amor y de esperanza, Matanzas atesora la historia de mujeres entrañables, imprescindibles, gloriosas.
Son ellas la razón de nuestro entusiasmo, del acicate renovado, del imprescindible acompañamiento a cuanto hacemos, a todo lo que amamos.
En los días que corren la bravura de la mujer cubana es digna de todos los cantos. En medio de incontables dificultades sabe crecer e inspirar el ánimo de los más retraídos.
En la industria o el campo, en las faenas del taller o la escuela, en la instalación sanitaria, el laboratorio o en la trinchera de combate, en la cancha deportiva y la institución cultural, en el barrio y en el seno de la familia la mujer es inspiración y ejemplo de heroísmo cotidiano.
Los cubanos nos sabemos de memoria el pensamiento martiano por que a diario contamos con vivencias extraordinarias que nos lo recuerda.
“(…)las campañas de los pueblos solo son débiles, cuando en ellos no se alista el corazón de la mujer; pero cuando la mujer se estremece y ayuda, cuando la mujer, tímida y quieta de su natural, anima y aplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel de su cariño- la obra es invencible”.
Este sábado 8 de Marzo, cuando celebramos el Día Internacional de la Mujer, no faltará el mensaje agradecido a nuestras compañeras de lucha, de estudio y de trabajo, de cálido acompañamiento en la constitución del hogar y la familia. Lleguemos a todas con el infinito amor, admiración y respeto que merecen.
Ferminas y Carlotas, Emilias y Carildas, pueblan el alma generosa de la mujer matancera.(LLOLL)