Cuba participará en la cuadragésimo primera edición del Campeonato Mundial de Judo que tiene por escenario a la capital catarí de Doha y donde tres matanceros integran el combinado nacional.
Los yumurinos conforman un equipo de ocho judocas con aspiraciones de sumar puntos para los rankings olímpico y mundial. Además de los matanceros Magdiel Estrada (73 kilogramos), Iván Silva (90 kg) y Andy Granda (+100 kg), competirá por Cuba entre los varones el menos experimentado a este nivel Liester Cardona (100 kg). Entre las chicas hicieron el grado Arnaes Odelín (57 kg), Maylín del Toro (63 kg), Idelannis Gómez (70 kg) e Idalys Ortiz (+78 kg).
El primero de los nacidos en tierra matancera en subir a los tatamis árabes será Magdiel. Nueve veces medallista a nivel continental y doble titular de los Juegos Panamericanos, Estrada tendrá duros escollos en un nuevo camino por llegar a la élite mundial. A la cita catarí acude con el peldaño 14 del escalafón universal y cuarto mejor cubano dentro de ese listado.

Como posibles rivales más enconados del antillano aparecen los tres primeros del ranking en su división. Ellos son el georgiano Lasha Shavdatuashvili, el azerí Hidayat Heydarov y el mongol Tsogtbaatar Tsend-Ochir, por ese orden. Además, el canadiense Arthur Margelidon aparece séptimo sembrado de la lid y mejor puesto de América.
Para el nuestro será otro examen de rigor en su novena prueba de categoría mundial. Este año reserva el bronce del Grand Slam de Tashkent como mejor resultado. De su capacidad para dar la sorpresa cuando menos lo esperan fanáticos y especialistas depende su avance en otro certamen sumamente complicado.
Iván tras otra medalla mundial
Iván Silva parte entre los judocas de su división con serias pretensiones de adjudicarse un metal mundialista. El colombino asiste a su séptima competición mundial. Llega con el subtítulo en Bakú 2018 como mejor estandarte y el quinto puesto de la edición precedente como último resultado. Dueño del quinto lugar mundial, a Silva solo lo superan por ubicación en Doha el japonés Sanshiro Murao y el georgiano Luka Maisuradze.

No obstante y fuera de favoritismos, cualquier judoca resulta una piedra dura de vencer para el nuestro, y aún más en un torneo de este calibre.
Andy completa el trío de matanceros
Cuando parecía que Cuba se despediría de Tashkent el pasado año sin una medalla en el Mundial, el gigante Andy Granda logró la proeza de proclamarse campeón del mundo. Si bien constituyó un éxito inesperado, su estabilidad tras el trono pudiese indicar signos de buena forma física para revalidar este galardón.
Andy consiguió la medalla número 80 de Cuba en la historia de estos certámenes. Además, logró el metal áureo 19, válido para anclar en el sexto lugar por países del medallero global. No sería descabellado pensar que el título 20 llegase de sus agarres en Doha.
Antes tendrá que hilar fino ante judocas muy conocidos para él. Número tres del listado mundial, estará acompañado por Temur Rakhimov, de Tayikistán, y Alisher Yusupov, de Uzbekistán, como los hombres a derrotar en la división superpesada.
Tampoco podrá obviarse la impronta del japonés Tatsuru Saito, actual subcampeón mundial y víctima de Granda en la final del año anterior. En la pomada aparecen además el holandés Roy Meyer, el brasileño Rafael Silva y el archiconocido francés Teddy Riner.
Para los restantes cubanos en liza, el sendero hacia el podio será harto difícil. La multimedallista mundial y olímpica Idalys Ortiz tendrá que lidiar esta vez con una posición atípica para ella en el ranking que no le impedirá cruzarse en fases previas con las mejores colocadas. No obstante, su clase deportiva y estelaridad sobre el tatami siempre le auguran buenos dividendos.
Para Del Toro y Odelín la tarea radica en vencerse a ellas mismas, puesto que sus adversarias exhiben mejores ubicaciones y mucho más fogueo esta temporada. Mientras tanto, Gómez y Cardona irán a sus primeros duelos de este calibre en etapas donde ganar al menos sus primeros combates resultarían rotundos éxitos.