Hace 6 años, el viento de noviembre te echó a volar. Esa noche, aún sin aceptar la noticia, entendí que hay hombres que no mueren, hay hombres que se multiplican, que se adhieren a millones y comienzan a llamarse pueblo.
Bastó una pregunta para encontrarte: ¿Dónde está Fidel? Minutos después, pude verte en el maestro que educa con amor, en el médico que salva hasta el cansancio, en el campesino que siembra el futuro, en el verso de un poeta sin nombre, en el dibujo de un escolar primario.

Volvía a mí la pregunta: ¿Dónde está Fidel? Inmediatamente aparecerías en todas partes, en la presea de un deportista humilde, en el canto de Carilda, en la música de Saborí, en el corazón de los agradecidos, en las justas luchas de los pueblos oprimidos de América, en la historia que lo absuelve.
Sí, es cierto, hay hombres que no se marchan, existen los que se quedan para siempre, los que guían con su ejemplo, los que educan con su legado, los que trazan el derrotero de la victoria, los que nos enorgullecen y esos que aun después de invisibles, saben levantar sus brazos y defender sin vacilación su bandera.
Esa noche de noviembre acepté tu mudanza, pero jamás tu muerte. Ahora vives en 11 millones de vidas, ahora te encuentro a cada paso, eres presente y futuro, eres respuesta y no pregunta, eres Cuba, Fidel, eres Cuba. (ALH)