Él ve por sus ojos desde hace más de 40 años. Un accidente le arrebató la visión. Eran jóvenes, casi niños y estaban conprometidos. Ella pudo elegir cualquier otro para que fuera su esposo y padre de sus hijos.
Era muy bella, para él aún lo es. Guarda con celo en su memoria sus ojos azul cielo y su cabello negrísimo. A diario ella lo abraza con la misma intensidad que la mañana de abril que juraron que su unión sería para siempre.
Cargar el celular es prioridad en cuanto el apagón abandona el barrio. Recorrer la manzana una y otra vez resulta una práctica habitual en busca de cobertura cuando no hay fluido eléctrico. Un amigo que tiene un palomar la deja subir al techo de su casa y desde allí, con la bahía de testigo y los ojos llenos de lágrimas, intenta que no pese tanto la distancia.
Son la una de la madrugada de un día de enero. El frío se cuela por la rendija pequeñísima de la puerta. Las casas duermen, solo una permanece encendida. La madre amamanta al recién nacido mientras batalla firmemente contra el sueño que amenaza con cerrarle los ojos.
El sonido intermitente del equipo que monitorea la frecuencia cardíaca llega a ser molesto. Verla respirar mediante un tubo duele hasta los huesos. Han pasado tantos días que apenas recuerda cómo se siente dormir en una cama, sin embargo se niega a moverse un instante de ese cuarto de hospital donde a diario tratan de salvarle la vida a su madre.
Han transcurrido más de 20 años desde que compartían las galletas y la leche condensada en la oncenas cuando estuvieron becadas. Siguen siendo refugio la una para la otra. En su abrazo cabe todo lo bueno y lo puro.
Las mariposas revolotean enlebrestadas en tu estómago como si fuera primavera. La ve bajar despacio la escalera, no puede evitar las lágrimas. Cuando coloca el anillo en su dedo entrega también un pedazo de su corazón.
Amar no siempre será fácil pero siempre será hermoso por eso es un acto de valentía sin igual.
Para amar es necesario aprender a perdonar y saber pedir perdón. Tener el corazón preparado para romperse en mil pedazos y recomponerse con la misma rapidez. Los brazos deben estar listos listos para arrullar y también para decir adiós.
Para amar no hay una fórmula secreta ni un manual de instrucciones. Amar es equivocarse y reinventarse a diario para dar lo mejor de nosotros mismos a la persona amada.
Amar no es tener la relación perfecta, es también discrepar y llegar al concilio con una mirada. Amar es entregarse todo a sabiendas de que nos pueden herir. Amar es que cada día te sorprendan con un beso. Amar puede ser tan simple como querer quedarse a vivir en un abrazo. (LLOLL)