Un sonido peculiar y ritmos inconfundibles asaltaron el pentagrama musical de la década de 1920 en la ciudad de Matanzas. Quizás el nombre, formato y los miembros de aquella contagiosa agrupación hayan cambiado con el tiempo. Sin embargo, jamás se podrá sustituir el legado cultural de la Sonora Matancera.
Legendaria y única, la agrupación decana de las orquestas de América cumple este año su centenario de fundada. Para celebrar la ocasión, la también nonagenaria Sonora Lira Matancera acuñó una emotiva presentación desde la yumurina Sala de Conciertos José White. Sus músicos, acompañados del público seguidor y artistas invitados, celebraron la fecha.
Jorge Maldonado es un puertorriqueño que cantó junto a míticas figuras de la Sonora Matancera. Por primera vez en la Atenas de Cuba, el único integrante vivo de la última generación de la Sonora agradeció por la oportunidad de asistir a un encuentro histórico.
«Estoy inmensamente agradecido con Matanzas y su gente por la invitación de estar acá con ellos. Para mí es otro sueño cumplido, y celebrar los cien años de la Sonora con el calor de su música es algo increíble», destacó el boricua.
El agasajo por las diez décadas de la Sonora Matancera se extiende a ciudades de la región donde su repertorio sentó cátedra como Medellín y Lima.
Más de mil grabaciones y una inédita permanencia en el tiempo hacen de la Sonora Matancera una de las más importantes orquestas latinoamericanas en el mundo y semillero de talentos responsables de una escuela imitada, pero imposible de igualar. (ALH)