La historia de Oggún, orisha de la guerra y el hierro presente en el panteón yoruba, a partir del desamor de Oshun, deidad que sincretiza la fertilidad dentro de los ritos afrocubanos, es el hilo dramático del cortometraje audiovisual «Oggún, el penitente».
Bajo la dirección del animador digital Carlos Daniel Hernández León, el producto relata los avatares del guerrero, decidido a alejarse de todos para no hacer daño con su ira.

«Siempre he tenido la idea de que el cubano sobreexplota demasiado el recurso del humor, y aveces es necesario hacer cosas algo más serias. Me inspiraron cortos animados del ICAIC y la serie norteamericana «La Sangre de Zeus», la cual trabajaba la mitología griega. La idea fue mezclar todos los elementos, y salió este producto», contó el director del filme de poco más de ocho minutos de duración.
Un cortometraje fusionado
La presentación del cortometraje animado tuvo lugar en el matancero Cine Velasco. Allí, el realizador yumurino dialogó con los presentes sobre su corta, pero ascendente carrera. Bajo la conducción del especialista y crítico de cine Mario Rodríguez Naite, el encuentro devino oportunidad para mostrar el arte joven que promueve la Asociación Hermanos Saíz.

«Me encanta cómo se ve el anime y sus personajes. Sin embargo, mis personajes tienen también una fuerte influencia del comic americano, algo que aproveché para insertarle el tema de la racialidad y lo divino. Es una fusión en pos de lograr un audiovisual más atractivo a la vista», detalló Hernández León.
«Oggún, el penitente» utiliza técnicas del anime asiático entremezclados con una profunda presencia afrocubana, una arista poco explotada en el mundo de la animación contemporánea.