«Un sauce de cristal, un chopo de agua,

un alto surtidor que el viento arquea,
un árbol bien plantado mas danzante,
un caminar de río que se curva,
avanza, retrocede, da un rodeo
y llega siempre (…)»

                     Octavio Paz

En 2014, año del centenario del poeta, ensayista y crítico mexicano Octavio Paz, poco después de la celebración matancera del 320 aniversario de la Ciudad de los Puentes, una relectura del inmenso poema paciano Piedra de sol, me sedujo a juguetear con algunos de sus encantos y contextualizar no pocas de sus imágenes.

No intentaba versionar aquellos versos publicados en el lejano 1957. Era solo obedecer al entusiasmo y la aventura que me sugerían, para emprender un canto propio a la vida, al amor y a los designios de mi ciudad, pero no fue hasta los días previos al aniversario 325 de San Carlos y San Severino de Matanzas, que mi pequeño homenaje alcanzara su primera manifestación. Desde entonces actualicé y leí íntegra o parcialmente, en pequeños y diversos escenarios, el  poemario resultante.

Alrededor del fuego, inspirado en Piedra de sol, se propone itinerar, al igual que este, alrededor del astro rey, con tantos versos como días y épocas sustentan los respectivos calendarios invocados.

Se apropia además, a lo largo de sus 365 versos octosílabos, y a modo de pies forzados, de una decena de ellos pertenecientes a importantes poetas matanceros o aplatanados amorosamente en sus predios, que regalaron muchas de sus décimas a nuestra Atenas de Cuba.

Este 31 de marzo cuando se cumplen 111 años del natalicio de Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura 1990, más allá de sus desencuentros y desavenencias políticas, es honrado recordar a uno de los más grandes poetas del pasado siglo, estimular la lectura de su canto universal, además de propiciar desde siempre una mínima posibilidad para cantar nuestra matanceridad. Para ello les regalo una muestra de las décimas contenidas en el poemario inédito Alrededor del fuego, que también constituyen un tímido homenaje a la obra del ilustre mexicano.

 

Alrededor del fuego

«La luz al cielo se eleva

la cumbre se arregla el moño

y el sol como un viejo ñoño

enciende su pipa nueva.(1)

 

Estremecida la hueva,

útero cálido, ovario

fértil, de vientre suntuario

y amanecida corola,

en la preñez se acrisola

para el parto necesario.»

………………………….

» (…) poética melopea

la noche que en justo trato

Terpsícore en arrebato

regó pimienta guinea.» (2)

 

«Secreta farmacopea

para que santos y orichas

juntaran todas las fichas,

dieran agua al dominó,

y plantando un guaguancó

cantaran penas y dichas.

Nota: autores de versos en negrita.

  1. Pablo Cazola Solís
  2. Juan L. Hernández Milián

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *