Por Miriam Velázquez 
La lluvia y el sofocante calor favorecen la reproducción del Aedes aegypti. De ahí la importancia de mantener el combate contra el vector.
Sin embargo, hay quienes nunca se acuerdan de su existencia y olvidan las botellas destapadas en el patio de sus viviendas, los tanques descubiertos, los cascarones de huevo, las gomas con agua acumulada…
Todo parece indicar que no perciben el vínculo entre una y otra situación. Y peor aún, la incomprensión de cómo con su actitud brindan cobijo a un enemigo tan peligroso.
Para muchos su erradicación es solo una responsabilidad estatal y no se dan cuenta de que, sobre todo en estos momentos tan difíciles para el país, se impone el actuar colectivo.
El control autofocal, tarea bien sencilla y válida no solo para las casas sino también para los centros laborales y demás instituciones estatales, brinda la posibilidad de mantener a raya al mosquito.
Acciones tan simples como conservar los tanques tapados y cepillados en su interior ayudan. De no usarse, colocarlos boca abajo. Botellas, tapas y recipientes han de permanecer en igual posición, con preferencia bajo techo.
Antes de botar las latas deben ser perforadas. Sembrar las plantas ornamentales en tierra y cambiar en días alternos el agua de floreros y vasos espirituales.
Higienizar de manera sistemática los bañaderos de aves y bebederos para mascotas o ganado. Reparar las tuberías que goteen y reducir la cantidad de malezas y otros follajes.
La revisión semanal de las gavetas de refrigeradores y acondicionadores de aire contribuirá a garantizar la sostenibilidad en el combate. De igual modo, resulta preciso rellenar con cemento o tierra los tubos existentes en las cercas o huecos en los árboles.
Es la lucha contra el mosquito tarea de todos, entonces, ¿por qué no aportar nuestro granito de arena?
Si al Aedes aegpyti lo cría el hombre, vive con él, lo enferma, y hasta es capaz de provocarle el deceso, al propio hombre corresponde enfrentar ese reto.