… ¡al fin con entereza

rompe Cuba el dogal que la oprimía

y altiva y libre yergue su cabeza!

 

Apenas 16 años tiene Martí cuando canta el grito de guerra lanzado por el pueblo cubano.

Del ancho Cauto a la Escambraica sierra,

ruge el cañón,…

Aquellos tempranos versos, publicados en un periódico manuscrito que circulaba entre alumnos de la segunda enseñanza en La Habana, muestran el impacto del grito de rebeldía en el joven Martí.

El levantamiento de Carlos Manuel de Céspedes en el ingenio de La Demajagua, la proclamación del grito de Independencia y la liberación de la dotación de esclavos que habrían de sumarse como bravos combatientes a la epopeya independentista, definen el acto fundacional de la nación cubana.

Diferentes causas de carácter interno y externo imprimieron entre los cubanos el empeño liberador de la odiosa represión colonial ejercida por la metrópoli española. Fracasados los primeros intentos reformistas maduró entre los cubanos la sed de independencia.

Fue Céspedes el primero en lanzarse a la manigua redentora, adelantándose a los planes de levantamiento concertados entre varios patriotas del oriente y centro de la isla, en los que Bayamo, Manzanillo y Camagüey eran los territorios más representados.

La guerra que por 10 años extendió al país la vocación emancipadora, inició bajo la dirección de un grupo de terratenientes revolucionarios  que hizo suya la causa independentista, sumándose a ella masivamente los campesinos y los esclavos liberados con el apoyo de una intelectualidad comprometida con la causa.

Con Céspedes, cubrieron de gloria los campos cubanos hombres como Ignacio Agramonte, Pedro Figueredo, Vicente García, el dominicano Máximo Gómez y el joven Antonio Maceo.

No exentos de contradicciones internas, faltos de la necesaria unidad para llevar a término la inmensa obra, el valor, la decisión y firmeza de  los cubanos mostraron al mundo la heroicidad de que eran capaces en su lucha por la independencia.

El propio Apóstol de la independencia habría de resaltar los méritos de uno y otros en la contienda.

“De Céspedes el ímpetu, y de Agramonte la virtud. El uno es como el volcán, que viene, tremendo e imperfecto, de las entrañas de la tierra; y el otro es como el espacio azul que lo corona. De Céspedes el arrebato, y de Agramonte la purificación. El uno desafía con autoridad como de rey; y con fuerza como de la luz, el otro vence”.

Hombres cuyas virtudes y sacrificios los colocan entre los padres fundadores de la nación cubana. “Dominicano de nacimiento, cubano de corazón”, así reconocía Martí, la entrega del Generalísimo, o la grandeza del Titán de Bronce, al señalar de él …” tiene en la mente tanta fuerza como en el brazo”.

La gesta inaugurada por Carlos Manuel de Céspedes, hace 156 años, dotó a la Republica en armas de sus primeros atributos. La toma de Bayamo, convertida en capital de la naciente república, el himno de “Perucho”, devenido en el glorioso Himno Nacional y la Constitución de Guáimaro, que establecía la existencia de la república, maduraban los elementos fundacionales de la nación.

A la epopeya gloriosa le siguió el desgaste provocado por la larga guerra. Las consecuencias del regionalismo y el debilitamiento de la lucha por el escaso apoyo en recursos para la guerra, la falta de operatividad en la dirección revolucionaria, dieron lugar al Pacto del Zanjón, que negociaba la paz sin independencia.

Frente a la negociación pacificadora, se levantó la viril protesta de Antonio Maceo en los Mangos de Baraguá, anunciando al mando español la continuidad de la guerra en el oriente cubano hasta obtener la independencia y la abolición de la esclavitud.

Las difíciles condiciones  impidieron la sostenibilidad de la guerra, quedando la acción como un ejemplo de la voluntad y la intransigencia revolucionarias de los hombres al mando del Titán de Bronce.

La guerra de los diez años definió el camino posterior de las luchas del pueblo cubano hasta alcanzar su definitiva independencia. El 10 de octubre se inscribe como un hito fundacional de la nación cubana.

En octubre de 1968, durante la celebración del centenario del inicio de las luchas por la independencia, el Líder Histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, señaló-”En Cuba sólo ha habido una Revolución: la que comenzó Carlos Manuel de Céspedes el 10 de Octubre de 1868 y que nuestro pueblo lleva adelante en estos instantes”. (ALH)

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