Noviembre depara uno de los acontecimientos más felices del deporte  cubano y Matanzas lo hace suyo  aunque el azar, la privara de convertirse en la tierra natal del tercer campeón mundial de ajedrez. José Fausto Raúl Capablanca, nació en el Castillo del Príncipe, el 19 de noviembre de 1888, hace ahora 137 años.

Su madre, la matancera María Matilde Graupera y Marín, había contraído matrimonio dos años antes con el bayamés José María Capablanca Fernández, precisamente en la ciudad de Matanzas.

Los traslados de José María a distintas provincias como militar del Ejército Español, imponía a María Matilde, visitarlo en las instituciones correspondientes. En uno de esos viajes ocurrió el parto azaroso del legendario genio cubano del juego ciencia.

En cambio, José Raúl, fue bautizado en Matanzas, donde residió en varios momentos de su vida.

La calle San Juan de Dios de la barriada de Pueblo Nuevo y la de Manzano en el centro de la ciudad, donde recidió, llevan su impronta.

En la ciudad de los puentes matriculó la segunda enseñanza,  cuando ya se había titulado Campeón de Cuba a la edad de 12 años. De ese período cabe recordar sus paseos por la urbe, en especial sus visitas al Casino Español y al Liceo donde destacarían su fuerza y talento entre los más avezados ajedrecistas lugareños.

En 1904, José Raúl Capablanca recibió el grado de Bachiller en Ciencias y Letras del Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas.

De su gloria deportiva se han escrito cientos de páginas. Apenas destaco la sonada victoria alcanzada por el cubano en el Torneo de San Sebastián, España en 1911,  donde los encumbrados jugadores asistentes vieron con desgano la participación del mozalbete. Varias rondas después todos rendían sus reyes ante el juego del cubano.

La extraordinaria victoria fue celebrada en toda Cuba. Matanzas le rindió su homenaje en enero de 1912, donde un pueblo enardecido lo vio recorrer sus calles. Brindis, galas, reconocimientos y una partida viviente jugada en el emblemático Teatro Sauto, acogieron al ilustre visitante.

Detalle curioso resulta que en el acta matrimonial de José Raúl Capablanca, con la camagüeyana Gloria Simoni y Betancourt, ocurrida en 1921 se declara al afamado trebejista, natural de Matanzas.

El recuerdo imperecedero de José Raúl Capablanca, late en las nuevas hornadas de trebejistas matanceros que descubren en su juego la sublime poesía del juego ciencia.

 

 

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