La ocurrencia de recientes afectaciones meteorológicas y naturales que abarcan de algún modo toda la geografía natural, complican las ya difíciles condiciones en que vivimos y de las que saldremos victoriosos con el esfuerzo de todos.

Inundaciones, huracanes, la caída del Sistema Electroenergético Nacional como consecuencia del fenómeno meteorológico, la ya deficitaria generación eléctrica y los daños de la más reciente actividad sísmica en el oriente del país, complejizan el panorama de la nación.

Como un reto adicional, la avalancha de desastres se suma  a las consabidas dificultades engendradas por el criminal bloqueo imperialista.

La escases de alimentos y medicinas, el crecimiento desmedido de los precios, las dificultades del abasto de agua y la recogida de desechos sólidos,  complejizan la ya difícil situación sanitaria. La falta de transporte público o de efectivos en bancos y cajeros automáticos, encabezan una larga lista de problemas que agobian a la familia cubana.

En esas circunstancias, proliferan los comentarios desafortunados que deben distinguirse entre las personas abrumadas por el peso de las dificultades y aquellas  que ostentan el arte de poner la “cosa más mala”. Esos últimos se explayan con sus mensajes catastrofistas o sus descargas sobre la incapacidad del sistema para solucionar la crisis.

Una buena parte de los desencuentros provienen de la permanente campaña desestabilizadora del enemigo externo y sus acólitos de siempre.

Es difícil, es cierto, pero el desespero no conduce a ningún lugar. Los problemas están ahí y hay que enfrentarlos entre todos.

Los fenómenos naturales siempre existieron, agravados en los últimos años  por la creciente agresión del hombre al medio ambiente. La Revolución nos enseñó a prepararnos ante sus contingencias, y enfrentarlas para minimizar los daños y la pérdida de vidas humanas. Para ello destina invaluables recursos materiales y financieros.

Por otro lado, el bloqueo  es un acto hostil que perdura por más de 64 años. En la más reciente Asamblea General de Naciones Unidas  187 naciones aprobaron la resolución cubana que exige poner fin al bloqueo.

En cambio la elección de Donald Trump como próximo presidente de los Estados Unidos, hace pensar en un incremento de la agresividad contra Cuba. Al respecto el reconocido politólogo argentino Atilio Borón realiza importantes observaciones  en reciente artículo publicado por Cubadebate que merece una lectura atenta.

No es hora de amedrentarse. Nos queda la fuerza de la unidad, la capacidad de resistencia y la creciente solidaridad internacional. No obstante debemos crecer por nuestros propios esfuerzos. Con bloqueo o sin bloqueo nos toca reimpulsar nuestra economía y satisfacer las necesidades de nuestro pueblo.

Un signo de la firmeza y la capacidad de respuesta de nuestro pueblo se expresó desde el primer día con la integración de brigadas de apoyo a la recuperación de las zonas  afectadas y el alistamiento y reapertura de nuestras escuelas este lunes para el  reinicio del curso escolar.

Cabe reconocer la  campaña de solidaridad desarrollada por el pueblo cubano a partir del llamado de sus instituciones y las organizaciones de masas para enviar cuantiosas donaciones a los damnificados por los desastres naturales. De igual modo se han recibido numerosas muestras de ayuda y solidaridad de otros pueblos.

Nada detendrá el empuje de un pueblo decidido a construir la nación que soñó para sus hijos con el esfuerzo de todos. (LLOLL)

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