En el corazón del Caribe, donde las aguas azules se encuentran con una cultura vibrante, la provincia de Matanzas no solo es un testimonio de la rica herencia de nuestro país, sino también un faro de esperanza para la protección del medio ambiente. Los exuberantes paisajes de la Ciénaga de Zapata, y la costa prístina y famosa de Varadero, han sido apreciados durante mucho tiempo por los lugareños y admirados por los visitantes. Sin embargo, no son solo paisajes impresionantes; son un testimonio del compromiso de una comunidad con la preservación del medio ambiente.
Matanzas ha sido un ejemplo destacado de cómo un esfuerzo colectivo puede llevar a un cambio positivo. Las autoridades, y la gente de esta provincia, entiende que la protección del medio ambiente no es solo una obligación, sino una responsabilidad compartida. Desde iniciativas de base hasta programas gubernamentales, Matanzas ha estado a la vanguardia de los esfuerzos de conservación.

Funcionarios de la delegación provincial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente han reconocido como un logro el manejo de las playas del territorio y las acciones para la certificación de sectores en el balneario de Varadero.
Asimismo resaltan la eliminación de plantas exóticas invasoras, la revegetación de la duna y la incorporación de la señalética, lo que demuestra una playa ordenada y en constante búsqueda del procesamiento de los residuos.
A la Tarea Vida en la provincia contribuyen de manera especial los proyectos comunitarios y las entidades con planes de ahorro de agua y energía, capacitación y talleres sobre infraestructuras resilientes al cambio climático.
Entre otras acciones del territorio destacan la recuperación de las playas arenosas y la gestión de ecosistemas como la rada y áreas protegidas de Canímar y Ciénaga de Zapata.
También el Turismo perfeccionan las guías de evaluación para el reconocimiento de Playa Ambiental y los Avales Ambientales, y se promueven productos del Turismo de Naturaleza, que se visualizan dentro de las modalidades en desarrollo como el diseño para la Ciénaga de Majaguillar, al norte de la provincia, y el Proyecto Ecovalor.

Un rasgo llamativo es el compromiso con las prácticas sostenibles. Las comunidades participan activamente en campañas de plantación de árboles, reciclaje y reducción de residuos. Los espacios verdes, que aún deben continuar su crecimiento, no son solo un lujo, sino una necesidad, brindando consuelo a la mente y pulmones de la ciudad. Además, el esfuerzo por preservar los frágiles ecosistemas costeros es inigualable.
El éxito es un testimonio del poder de la educación y la conciencia. Escuelas, organizaciones comunitarias y medios de comunicación locales han desempeñado un papel fundamental en la promoción de la conciencia ambiental. Los niños crecen entendiendo la importancia de proteger su entorno, mientras que los adultos continúan aprendiendo y adaptándose a prácticas sostenibles.
Sin embargo, Matanzas también enfrenta desafíos. La creciente industria del Turismo trae oportunidades, pero también exige una gestión responsable. Asegurar que el crecimiento económico no se produzca a expensas del medio ambiente es un equilibrio delicado que la provincia debe mantener.
En un mundo donde las preocupaciones ambientales a menudo quedan eclipsadas por problemas más inmediatos, las acciones desarrolladas en Matanzas, al amparo del Plan de Estado para el enfrentamiento al cambio climático, es un recordatorio de que podemos tomar medidas significativas para proteger nuestro planeta. (ALH)