Teléfonos celulares, aviones y hasta marcapasos; toda la tecnología de la Tierra quedaría destruida durante un ‘Evento Carrington’.

Un día como hoy, el 1 de septiembre de 1859, ocurrió la llamarada solar más intensa registrada en la historia. Auroras boreales cubrieron la mitad del planeta, desde el polo norte hasta Colombia. El telégrafo, la única forma de comunicación electrónica, dejó de funcionar. El fenómeno recibió el nombre de su principal investigador: «el evento Carrington».

Sin duda, el Sol es el elemento más importante para la prosperidad de la vida en la Tierra. Pero, al mismo tiempo, representa la mayor amenaza contra nuestro estilo de vida actual, profundamente dependiente de la tecnología. Estas serían las terribles implicaciones de recibir un impacto solar como el de hace 165 años.

¿Qué tiene que ver el Sol con mi teléfono?

El Sol no alcanza temperaturas de más de 5 mil grados ni ilumina nuestros días por arte de magia. Hay miles de reacciones nucleares ocurriendo a cada segundo y toda clase de partículas cargadas son disparadas hacia el cosmos como resultado.

Además, nuestra estrella sigue ciclos de actividad, de alrededor de 11 años. Cuando estos llegan a su máximo, pueden observarse manchas solares en su superficie: regiones oscuras, aparentemente diminutas a comparación del astro, pero mucho más grandes que todo nuestro planeta.

En ocasiones, la actividad es tan intensa que ni la gravedad ni el campo magnético del Sol pueden mantener estas masas de partículas cargadas en su lugar. Es aquí cuando ocurre una tormenta solar.

Si alguna de estas partículas cargadas impacta en nuestros dispositivos, podría provocar fallas o, en el peor de los casos, una descompostura permanente, al sobrecargar micro-componentes delicados.

¿Quiénes serían más afectados?

En agosto de 1989, otra una tormenta geomagnética impactó en Toronto, provocando un colapso informático en la bolsa de valores de la ciudad. Ahora, 35 año después, el mundo está mucho más interconectado y las implicaciones podrían ser aún más drásticas.

En el peor de los casos, una tormenta con la magnitud del evento Carrington provocaría una descompostura total de muchos aparatos electrónicos, al inducir cargas eléctricas fatales en sus componentes más delicados. Esto incluye:

  • Los sistemas de navegación en barcos y aviones.
  • Los controladores electrónico en los motores de los autos.
  • Los sistemas informáticos en bancos de todo el mundo.
  • Cajeros automáticos para disponer de efectivo.
  • Servidores de sociales y teléfonos inteligentes
  • Refrigeradores domésticos sofisticados.
  • Equipo médico delicado, como marcapasos.

Las posibilidades de que una tormenta solar afecte sistemas eléctricos mucho más robustos son escasas.

¿Qué tan probable es que ocurra?

El máximo solar que estamos atravesando actualmente ha traído extrañas consecuencias, como la aparición de auroras boreales en latitudes poco comunes, como el norte de México. Sin embargo, puede que exista un sesgo ante ver en esto un augurio funesto.

En nuestra época interconectada, las noticias se esparcen con una enorme rapidez, sufriendo deformaciones en el proceso. Si bien el avistamiento de auroras es un indicio de una actividad solar aumentada, también es cierto que muchas de las imágenes difundidas requirieron técnicas profesionales de astrofotografía, en lugar de ser observables a simple vista.

Al momento, la posibilidad de vivir otro evento Carrington es relativamente muy baja. Organismos de investigación de calibre mundial se dedican exclusivamente al estudio y monitoreo de nuestro astro, logrando hacer pronósticos con días de antelación. Incluso puedes seguir estos informes en tu dispositivo desde páginas como esta.

Este es el mejor momento para preparar planes de protección, ya que no hay nada que podamos hacer para evitar un impacto. Sin embargo, con nuestra tecnología actual, al menos podemos prepararnos y reducir las afectaciones un poco, aislando nuestros dispositivos más importantes. (ALH)

Tomado de la Revista National Geographic en Español

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