Aunque en diciembre del 2024 ante la Comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Juana Lilia Delgado Portal, ministra-presidenta del Banco Central de Cuba (BCC), reafirmó el marcado interés de estimular la bancarización, no han sido pocos los tropiezos y dificultades en este empeño.
A casi dos años de comenzar a implementarse en Cuba -con mayor alcance económico, tecnológico y social-, este proceso enfrenta aún múltiples desafíos ante la grave crisis multidimensional del país, que obligan a la búsqueda de soluciones más integrales, a nivel territorial y con la participación de diversos organismos e instituciones.
Desde la publicación en Gaceta Oficial de la Resolución 111, del BCC, en agosto de 2023, se ha intentado incentivar la bancarización con el uso de plataformas de pago electrónico y la disminución del uso de efectivo, pero la realidad en las calles y negocios cubanos muestra un panorama muy distinto al esperado.
Muchas son las quejas y preocupaciones
La falta de infraestructura tecnológica, la desconfianza en las instituciones financieras y la insuficiente educación en este campo, unido a indisciplinas, ilegalidades y violaciones de las normas establecidas, impiden avanzar mejor. Ello se evidencia a diario en las quejas o preocupaciones en torno a los problemas con la extracción de efectivo de los bancos o a través de los cajeros automáticos, muchos defectuosos, las largas colas en las sucursales, la no aceptación del pago en línea por actores económicos y demoras o atrasos en los pagos de salarios y en los destinados al sector campesino y a otros productores.
La situación se agrava con la falta de fluido eléctrico por las razones conocidas, que impide a los establecimientos financieros y comerciales brindar un servicio estable y de calidad, por no haber tampoco la imprescindible conexión para acceder a las plataformas nacionales o redes.
También actores económicos aún no emplean la cuenta bancaria fiscal, no respetan el derecho de los clientes a escoger el método de pago en las operaciones comerciales ni aceptan billetes de baja denominación.
Más allá de las disposiciones bancarias
Por ejemplo, en Villa Clara, de acuerdo con un reciente artículo periodístico de la prensa local titulado Bancarización: los caminos hacia el éxito, hasta marzo pasado el 20% de esas figuras aún no tenían abierta una cuenta bancaria fiscal destinada a operar sus negocios y el 33% de quienes sí la poseen la mantienen sin saldo.
Las causas son muchas y no dependen solo de las disposiciones bancarias. La necesidad de efectivo para comprar dólares en el mercado informal —opción popular frente la ausencia de un mecanismo oficial para adquirirlos—, la evasión fiscal, las limitaciones tecnológicas o la burocracia bancaria a la hora de extraer efectivo, condicionan que todavía muchos prefieran mantener sus carteras digitales lo más vacías posibles, señala el trabajo.
Frente a ese escenario, Marisol Martínez Duarte, subdirectora comercial de Bandec en Villa Clara, explica que si bien el objetivo nunca fue eliminar el efectivo, la lógica de las medidas están dirigidas a reducir los montos que normalmente las personas necesitaban para sus actividades diarias.
Lo cierto es que cuando los ciudadanos pagan en efectivo a negocios privados o cuentapropistas, ese dinero no retorna al sistema bancario y tales actores tienden a guardar el efectivo en mano, reinvertirlo directamente entre ellos o convertirlo en divisas o bienes duraderos, como forma de protección contra la inflación.
Así, la masa monetaria circula por fuera del sistema financiero formal, sin que el Estado pueda usarla para financiar servicios públicos o inversiones.
A lo anterior podemos agregar la ausencia de una oferta estatal con capacidad de captar liquidez y de un mercado cambiario formal, transparente y accesible, lo cual impide que el dinero que circula en la economía pueda reconvertirse y reingresar al sistema financiero estatal.
Por suerte la bancarización de las operaciones ha trazado la ruta de procesos como el ordenamiento del sistema impositivo, la inclusión financiera, la eliminación de causas y condiciones para la ocurrencia del delito y la corrupción, el comercio electrónico y la transformación digital.
Ha faltado acción, afirma Presidente cubano
Considerado por el Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez como uno de los procesos más importantes de la transformación digital de la sociedad cubana, la bancarización, dijo, ayuda a reconformar todo un grupo de elementos que son parte del programa de estabilización macroeconómica del país y está asociado, entre otros aspectos, al control de los niveles de efectivo en circulación, así como a la relación entre la masa monetaria en moneda nacional y en divisa.
Pero un error en cualquier elemento de la circulación monetaria que se cometa impacta en el resto de los factores que tenemos que proteger, dijo hace unos días Joaquín Alonso Vázquez, ministro de Economía y Planificación, a los delegados del 9no Congreso de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC), al señalar que se analizan nuevas alternativas o soluciones.
Al cierre de abril el salario medio creció más que la productividad en el acumulado, y eso es un efecto muy negativo porque significa más dinero para la calle, precisó el titular del MEP.
Lo cierto es que cambiar la matriz del flujo monetario, de efectivo –que prevalece hoy– a canales digitales, y también disminuir la afluencia de personas a las sucursales bancarias y centros que ofrecen servicios ha sido un proceso complejo, fundamentalmente porque impactan en este objetivo otras problemáticas relacionadas con la economía del país y la concentración en un número reducido de personas de montos considerables de efectivo que circulan fuera del sistema bancario.
Precisamente hace exactamente un año, el 20 de junio de 2024, desde el podcast Desde la Presidencia, el mandatario cubano afirmó que la población nos está diciendo lo que hay que hacer, nos está diciendo dónde están las insatisfacciones y está reconociendo que nos ha faltado acción.
Entonces insistió en la importancia estratégica de llevar adelante el proceso, para lo cual, señaló, se ha diseñado un plan de acción que incluye acciones severas de control para, en el menor tiempo posible, corregir las distorsiones que existen.