El español Ramón de la Sagra legó a la historia una obra monumental sobre la naturaleza cubana.
Su nombre completo era Ramón Dionisio José de la Sagra y Peris. Había nacido en La Coruña, Galicia, el 8 de abril de 1798. Realizó estudios en la Escuela de Náutica del Consulado del Mar, en La Coruña. A partir de 1815 ingresó en el Real Colegio de Farmacia de San Carlos en la Universidad de Santiago de Compostela, donde estudió hasta 1818. También pasó cursos de Matemáticas Sublimes y de Medicina.

Desde muy joven se interesó por las Ciencias naturales y la Filosofía. Publicó artículos donde realizó análisis acerca de la obra del alemán Inmanuel Kant. Atrapado en los acontecimientos políticos españoles, contribuyó a fundar en Madrid el periódico El Conservador, en 1820, periódico ultraliberal a pesar de su denominación. En enero de 1821 Ramón de la Sagra llegó a Cuba por primera vez.
El hombre de ciencia
En esta estancia inicial viajó como empleado de la factoría de tabacos. El objetivo era introducir mejoras técnicas en la producción de rapé y picadura para cigarros. Viajó incluso a Matanzas, donde conoció a Tomás Gener y otras personalidades de la ciudad. Semanas después volvió a España.
El 25 de junio de 1823, zarpó nuevamente para La Habana. Iba con el nombramiento de profesor de la Cátedra de Historia Natural. Desempeñó entonces la Cátedra de Botánica y fue admitido como miembro de la Sociedad Económica de Amigos del País. En 1827 fue nombrado director del Jardín Botánico de La Habana.
La labor que desarrolló Ramón de la Sagra como profesor de botánica fue intensa. Llegó a tener más de 200 alumnos y con su labor logró destacar la importancia de esta ciencia para la agricultura cubana. El primer libro que publicó en Cuba fue Principios fundamentales para servir de introducción a la Escuela- Botánica-agrícola del Jardín Botánico de la Habana (1824).

En el año 1827 prestó un gran servicio a la Ciencia cubana con la publicación de la revista Anales de Ciencias, Agricultura, Comercio y Artes. Esta fue la primera publicación periódica cubana especializada en temas de ciencias naturales y agricultura. En la presentación escrita por La Sagra se lee:
“La isla de Cuba, como pueblo agrícola y comercial y bajo el doble aspecto de su población y del estado de industria rural, debe pensar seriamente en su prosperidad futura…”.
“(…) el establecimiento de un periódico científico que, con el objeto arriba expresado, haga conocer los adelantos industriales de las demás naciones, ofreciendo al mismo tiempo los inmensos recursos de este país, para asegurar su prosperidad futura sobre bases inalterables”.
Los Anales de Ciencias, Agricultura, Comercio y Artes se publicaron hasta 1830. En el último año en que se publicó, 1831, la revista pasó a llamarse Anales de Agricultura e Industria Rural.

Ramón de la Sagra volvió a Cuba entre 1859 y 1860. Tras regresar a Europa continuó publicando libros y ensayos. Se le considera una figura destacada del pensamiento socialista utópico y defensor de reformas económicas y sociales en favor de la clase obrera. Falleció en Suiza, 23 de mayo de 1871.
La Sagra ocupa, además, un puesto importante en la historia de la meteorología cubana como iniciador de observaciones sistemáticas sobre el clima en La Habana. Sobre el tema publicó Relación de los trabajos físicos y meteorológicos hechos por Don Andrés Poey (1858).
Dentro de los libros que publicó en Cuba se destacan Memoria sobre el bejuco del guaco (1833) y Memorias de la Institución Agrónoma de La Habana (1834). Otro fue Oración inaugural a la Cátedra de Mineralogía y Geología abierta en obsequio de la juventud habanera el día 18 de noviembre de 1826 (1826). Dio a conocer el Manual de botánica médica e industrial para el uso de los habitantes de Cuba y demás Antillas de la Flora Médica de las Antillas que actualmente publica en París M.E. Descourtilz, con los nombres vulgares de las plantas de la Isla que carece la obra original (1827).
Además, fue autor de Historia económico-política y estadística de la isla de Cuba, o sea de sus progresos en la población, la agricultura, el comercio y las rentas (1831). Durante el último viaje que hizo a Cuba publicó El guano del Perú (1860).
Fue protagonista de una célebre polémica con José Antonio Saco en 1829, que tuvo como motivo las poesías de José María Heredia. Sin embargo, la verdadera esencia fue su condición de defensor y representante del dominio colonial español sobre Cuba. El debate suscitado marcó por más de un siglo las valoraciones acerca del lugar de Ramón de la Sagra en la historia de la ciencia nacional. Sin embargo, el paso del tiempo y de las pasiones, han ido esclareciendo sus valiosos aportes al estudio de la naturaleza y la sociedad cubanas.
Una obra monumental
La obra Historia Física, Política y Natural de la Isla de Cuba se publicó en París, Francia, entre 1838 y 1863. Fue un gigantesco y monumental intento de Ramón de la Sagra por sistematizar los estudios acerca de la naturaleza cubana, en especial la flora y la fauna del país. La Sagra fue, más bien, un compilador o editor, que se apoyó en relevantes científicos de la época, aunque también insertó valoraciones e indagaciones propias.

Se publicó en francés como Histoire physique, politique et naturelle de l’île de Cuba, pero también hubo una edición en español, que se consideró siempre muy rara. La obra se dividió en dos partes. La primera trató la “Historia física y política”. Abarcó los tomos siguientes:
- Tomo I. Introducción, geografía, clima, población, agricultura (1838).
- Tomo II. Comercio marítimo, rentas y gastos, fuerza armada, apéndice (1842).
Otros tres tomos se anexaron con posterioridad a esta parte de la obra , todos con estudios relacionados con la sociedad cubana:
Tomo XIII. Suplemento a la sección económico-política, comprensivo de los datos relativos a la población, a la agricultura, al comercio y a las rentas públicas de la Isla de Cuba, desde el año 1842 inclusive (1861).
Relación del último viaje del autor (1861).
Cuba en 1860, o sea cuadro de sus adelantos en la población, la agricultura, el comercio y las rentas públicas. Suplemento a la primera parte de la Historia política y natural de la isla de Cuba (1862). Este volumen tuvo una edición aumentada con el censo de población de 1861 (1863).

La segunda parte se tituló “Historia natural”. Abarcó un total de diez tomos.
- Tomo III. Mamíferos. Introducción, por Ramón de la Sagra; Quirópteros, por F. L. P. Gervais; Aves, por A. D. d’Orbigny (1845).
- Tomo IV. Reptiles, por M. J. T. Cocteau y G. Bibron; Peces, por A. Guichenot (1843).
- Tomo V. Moluscos, por A. D. d’Orbigny (1845).
- Tomo VI. Foraminíferos, por A. D. d’Orbigny (1840).
- Tomo VII. Crustáceos, arácnidos e insectos, por F. E. Guerin-Méneville; Arácnidos, ápteros, himenópteros y lepidópteros, por Lefebre y H. Lucas; Coleópteros, por J. Duval; Neurópteros, por el barón Selys-Longchamps; Dípteros, por Briget (1856).
- Tomo VIII. Atlas de zoología, con 146 láminas (1855).
- Tomo IX. Botánica. Introducción. Flora cubana, por R. de la Sagra. Criptogamia o plantas celulares, por J. F. C. Montagne (1845).
- Tomos X y XI. Botánica. Fanerogamia o plantas vasculares, por A. Richard (1845).
- Tomo XII. Atlas de botánica, con 122 láminas (1850).
De esta monumental obra han sido muy famosas las ilustraciones acerca de plantas y animales cubanos. Con las correspondientes a las aves, Ramón de la Sagra publicó en París el libro Álbum de aves cubanas reunidas durante el viage de Dr. Ramón de la Sagra (1842).

Todos los volúmenes de esta obra puede ser consultados en la biblioteca digital del Jardín Botánico Real de Madrid
Las características peculiares de esta obra monumental fueron estudiadas al detalle por el bibliógrafo Jorge Aguayo, en el texto El extraño caso de la Historia Física, Política y Natural de la Isla de Cuba (1946).
Valoraciones
Desde la época en que vivió la obra de Ramón de la Sagra ha suscitado disímiles valoraciones. Muchas de ellas han estado marcadas por pasiones políticas, aunque también por hechos concretos. En lo que no han existido dudas es en sus sinceros esfuerzos por engrandecer a Cuba. Las opiniones acerca de la monumental obra Historia Física, Política y Natural de la Isla de Cuba lo demuestran.

José Antonio Saco reconoció que era “(…) la más extensa y lujosa de cuantas se han publicado en castellano sobre la isla de Cuba”, aunque agregó
“Si bien me alegro de la publicación de esta obra, siento que casi toda sea fruto de plumas extranjeras; y lo siento, porque creo que a las nacionales hubiera cabido mas parte, si se las hubiese convidado. En Cuba misma no falta naturalista de bastante fuerza para escribir alguno de los ramos que componen esa obra: y al hacer esta alusión, bien claro es que me refiero al Catedrático de Zoología de la Universidad de la Habana, a mi condiscípulo y amigo Don Felipe Poey”.
En el ensayo “La historia Natural en Cuba”, el matancero Manuel J. Presas expresó sobre Ramón de la Sagra y su obra monumental:
“La Isla le es deudora de la magnífica obra titulada Historia física, política y natural de Cuba, que publicó en Paris a expensas del gobierno español, en 10 tomos en folio acompañados de láminas muy correctas, sobre todo las de Invertebrados, que son intachables. Sagra tiene el mérito de haber suministrado los primeros materiales, y confiado el texto a hombres de reconocida competencia. La obra española debe ser considerada como una traducción, y no completa, del texto francés que se imprimía con alguna anterioridad”.
Para Juan Cristóbal Gundlach, el tomo dedicado a las aves era “…excelente…”. De acuerdo con José Álvarez Conde,
“(…) debe estimarse el esfuerzo más importante en los anales de las Ciencias Naturales cubanas, no sólo en el siglo XIX sino de todos los tiempos en nuestra patria”.
El historiador José López Sánchez, destacó que fue
“(…) la más notable publicada n el siglo XIX y de valor no sólo para Cuba, sino para toda la ciencia universal, particularmente para las ciencias naturales. Es quizás la expresión más alta de colaboración científica al nivel de las relaciones internacionales de aquel período.”
Por último añadió:
“(…) podemos afirmar que fue una síntesis de lo más avanzado de la investigación científica cubana correlacionada con la ciencia mundial”.