Con más de ocho décadas de vida, Manuel Hernández Valdés continúa con las manos inquietas, ávidas de tomar un pincel y comenzar a pintar. En su haber cuenta con dos premios nacionales, de Periodismo José Martí del 2001 y del Humor en el 2006, a los que se le suma ahora el Premio Nacional de Artes Plásticas 2024.
«Imagínate, tres Premios Nacionales no es fácil. Es como uno anda el camino, recibes un premio, te sientas un ratico, agradeces a todos los que contribuyeron con tu trabajo, que es lo más importante, y continúas con otro camino hacia adelante», expresó.
Para él trabajo y la creación son como la vida, van de la mano y se retroalimentan el uno al otro.
A lo largo de su carrera siempre ha reflejado la simplicidad de la vida. Y es precisamente su humildad la que le ha ganado el corazón del pueblo matancero.
Manuel Hernández Valdés basa su filosofía de vida en uno de los principios del Principito: uno es lo que es para los demás.
«Todo ser humano debe ser lo que es para los demás, porque debe tener esa virtud y esa humanidad de servir, de ayudar. Yo creo que lo que he hecho siempre es tratar de ayudar a construir ese gran sueño que es nuestra sociedad.
«Es un sueño de todos los días. Aún recuerdo por las noches cuando dibujaba en las piedras o en los árboles, y ya por el día vuelvo casi a empezar. Es como nacer todos los días y trabajar.»
Hoy, el niño que pintaba en los árboles y las palmas se ha convertido en el artista que plasma la cubanía en cada una de sus obras. (ALH)