Su acercamiento al arte comenzó en la niñez, pero no fue hasta la adolescencia que con las viejas cuerdas de una guitarra compuso sus primeras canciones. Desde entonces, Rey Montalvo es el trovador de siempre y el escritor y conductor a ratos.
«Mi padre es músico, crecí escuchándolo cantar en los ensayos, en las presentaciones; mi madre era periodista cultural. Mis días estaban rodeados de arte, de música, de ballet, de exposiciones, de teatro.
«Participé en algunos espectáculos de Teatro de las Estaciones. También actué en programas de radio y televisión; incluso tuve un personaje en Barquito de Papel. Luego, en el preuniversitario formé, junto a algunos amigos, un grupo humorístico.
«El arte está en mis primeros recuerdos, en mi niñez, en la adolescencia y hasta hoy me acompaña».
Ser trovador, es algo más que hacer canciones
«Ser un trovador, es algo más que hacer canciones; es un compromiso con la belleza, con la verdad, con lo que se canta a pecho abierto.
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«Hacer algo novedoso, ser distinto, original, es un deseo de cualquier artista. Esos rasgos distintivos hacen que uno no pase inadvertido; sin embargo, lo más importante es trabajar, estudiar, respetar nuestro trabajo y, así, al público que te ve en un concierto o se lleva tu música a casa.
«Desde mis inicios he intentado jugar con la guitarra, leer, escuchar música, estudiar algo de técnica vocal. La mejor manera de encontrarse es explorando también en los otros, identificando qué quiere y qué no quiere hacer uno con su arte.
«Soy muy igual a cualquier artista que espera crecer todos los días y muy distinto a aquel que se conforma. Me inspiran la vida, el amor, las idas y vueltas de los seres humanos por este tiempo; la muerte, la decepción.
«La realidad tiene infinitas puertas para la inspiración. Si con ella no basta, están los sueños, las expectativas, el mundo interior en el que nos habitan ángeles y demonios.
«Las canciones son preguntas que uno se hace en voz alta, juicios que emite sobre determinado hecho, una suerte de catarsis cuando hay tristeza, dolor o algún estallido de felicidad.
«En sentido general, me gusta dialogar con la esperanza, con la fe en el ser humano, en su mejoramiento. Espero transmitir confianza, que a cualquiera que me escuche le llegue mi sinceridad.
«Hace unos años está en pausa un proyecto de disco con canciones infantiles, primero la pandemia y después las dificultades económicas han detenido su realización. Es una aspiración poder grabarlo cuanto antes, pero las intenciones a veces no son suficientes.
«También está a la espera mi cuarto disco, Caminos a Roma, con la producción de Enrique Carballea y toda la vibra musical de Alejandro Falcón. Espero que en 2024 lleguen a materializarse ambos.
«Mi consejo para quien anhele ser trovador es que se entregue a fondo y disfrute cantar; que mantenga los ojos abiertos al mundo y mire sin prejuicios, sin preconceptos. Que se atreva a fundar, explore, sea crítico consigo mismo y aprenda a escucharse desde lejos; que alimente la pasión por contar su verdad sin miedos.
«Si llega a sentirse un trovador o el público lo reconoce como tal, que se mire al espejo y no traicione al niño, adolescente o joven que una vez quiso serlo.»
Un trovador con suerte
«Tony Ávila fue el primer trovador en animarme a subir a un escenario. Todas las veces que me vio en el público, en sus peñas en Cárdenas, me invitó a subir e intentarlo. De él aprendí que se trata de eso, de intentar, de insistir, de mostrar lo que uno hace con sinceridad.
«Silvio es un referente para todo el que haga canciones. Crecí escuchando su voz, aprendí nuevos acordes con su música, y por si fuera poco, le debo el tener un registro sonoro de mis primeras canciones. He sido un trovador con suerte.
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«Vicente Feliú es mi padre, hizo lo que un padre por cualquiera de sus hijos, me acompañó en buenos y malos momentos. Siempre estuvo para aconsejar, para criticar, para hacerme crecer como músico, como ser humano. Creyó en mis canciones con mucha más vehemencia de lo que he creído yo.
«A él le debo conciertos, amigos, y a veces hasta la fe. El compromiso de ser militante de la vida, de la verdad, de la belleza y de la justicia. Es de los hombres más humildes y gigantes que he conocido. Después de su fallecimiento, estuve muchos meses sin saber cómo reaccionar. No podía cantar en público sin sentir un nudo en la garganta. Es una ausencia que siento todos los días.
«Pepe Ordás es otro padre impulsor, como lo fue Lázaro García, como han sido las canciones de Noel Nicola, alguien a quien descubrí en profundidad gracias a Silvio, a Vicente y a Augusto Blanca.
«Soy de una generación que tiene mucho camino adelantado, porque existió la Nueva Trova para resignificar el movimiento trovadoresco en Cuba, porque existe Ariel Barreiros, Fredy Lafita, Leonardo García, Roly Berrío y toda La Trovuntivitis, porque nos acompañan Víctor Casaus y María Santucho. Tenemos alrededor mucho de lo que beber.»
La trova dentro y fuera de la Isla
«La trova es una memoria que tiene Cuba. Siempre cuenta su realidad, problematiza con ella. La sociedad tiene en los trovadores a cronistas, pero no apócrifos, porque siempre han sido obreros del canto, cercanos al pescador, al que trabaja la tierra; más que eso, han sido pescadores, alfabetizadores, milicianos, cocineros, campesinos, choferes. La trova, por tanto, es un modo de expresión popular.
«Nunca está estática, se parece a su contexto que evoluciona constantemente. Por suerte, Cuba la ha reconocido como patrimonio cultural de la nación.
«En mi primera vez fuera de Cuba, gracias al Centro Pablo de la Torriente Brau y a muchos amigos del sur, completé una gira de tres meses por varias ciudades argentinas. Es un país al que he regresado al igual que a Chile. México también le ha abierto las puertas a mis presentaciones.
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«Son escenarios donde hay un público conocedor y admirador de la trova, y la buena reputación que tiene la obra de los trovadores cubanos ayuda a una predisposición favorable con respecto a mis canciones.
«Nuestras sociedades se parecen mucho, creo que por eso nuestra música dialoga tan bien con sus expectativas. Participé en un concierto en la Universidad de Shanghái en China, el público más peculiar que tuve. El idioma no fue un problema, atendieron y aplaudieron mis canciones con mucho cariño.
«En todos los escenarios fuera de Cuba en los que he cantado hasta hoy, mi mensaje ha sido bien recibido. El público se va complacido, al menos es la impresión que uno se lleva detrás del micrófono cuando las personas se acercan al finalizar el concierto para pedir las grabaciones, felicitarte o mostrar en un papel el verso que más le gustó.»
El arte de contar historias
«Cuando tuve que cumplir la formalidad de estar encerrado en una oficina sin poder tocar guitarra, aproveché el tiempo para jugar a fabricarme historias. Es un ejercicio intermitente, porque tampoco me he creído mucho un escritor, solo me dejo llevar.
«Así nació mi primera novela, de pronto me vi sentando en las aulas del Centro Onelio, frente a Eduardo Heras y otros maestros de la palabra escrita.
«Demoré varios años para convencerme con Después de volver, cada vez que la leía, le encontraba errores, hasta que una editorial argentina se animó a publicarla. Luego, en uno de mis viajes a Argentina, comencé a escribir No hay inviernos, otra novela en la que aún trabajo.
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«Mis textos en Juventud Rebelde, Granma y Cubadebate, responden a la necesidad de compartir lo que pienso. A veces sale así, otras en canciones.
«Tuve un blog cuando era estudiante universitario y Yailín Orta, jefa de corresponsales de Juventud Rebelde en ese momento, me propuso colaborar con el periódico, así empecé. Es otro ejercicio que dejo al impulso, nunca ha sido una esclavitud».
Entre Manos, un espacio para compartir
«En el año 2018 Juan Carlos Travieso me propuso suplir a Eduardo Sosa como conductor en algunas emisiones de Entre Manos.
«A los pocos meses me sumé, junto a Marta Campos, como el conductor oficial. Sostuvimos el programa en el Canal Habana, incluso, durante los años de pandemia.
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«En este período filmamos en nuestras casas y espacios públicos. Posterior a eso nos quedamos sin el estudio del canal para grabar y después de mucho trabajo, Cubavisión nos abrió sus puertas. Comenzamos otra temporada, con nueva escenografía y estilo de programa. Hoy, trabajamos para sostener la esencia de Entre Manos, defender un espacio para la canción de autor reflexiva.
«Marta y yo nos planteamos acompañar a cada invitada e invitado, como compañeros, como trovadores, que es lo que somos.
«Conducir ya es un reto, ahora como guionista se suma la responsabilidad de estudiar y conocer mejor a los que llegan. Es importante hacerlos sentir cómodos en el diálogo, no repetirles las mismas preguntas, y trascender la exploración de su historia como artista. Abrirles la posibilidad de contar lo que creen de su tiempo, de la sociedad, y dejen su mensaje no solo a través de las canciones, sino también de la palabra.
«La oportunidad de conocerlos como seres humanos, personas de carne y hueso, con la misma realidad de cualquier cubana y cubano promedio. Esta tarea me la tomo muy en serio, por respeto a los que acceden a ir al programa y, por supuesto, a los televidentes.»
Rey, el humano
«Mi familia dice que soy un buen hijo, un buen padre, un buen compañero, pero eso es lo que dicen las familias cuando hablan de sus miembros a los demás. Con mis amigos intento ser leal, sobre todo.
«Soy humano, he sido mejor persona de lo que creen aquellos a quienes no les simpatizo, y seguramente, peor de lo que dicen aquellos que me quieren.
«La mayor parte de mi tiempo libre lo ocupo en mis hijos, es una felicidad tenerlos, verlos crecer, amarlos.
«Disfruto cocinar, trabajar el huerto de la casa, explorar nueva música, pero en todas las actividades me acompaña el pensamiento. Todavía no me da tregua el cerebro y siempre alguna idea anda punzando el cráneo.
«Soy un trovador que escribe y conduce porque disfruta hacerlo, el día que sienta tedio al subir a un escenario, o me aburra frente a una cámara, el día que mi pasión por lo que hago se apague, será el último de Rey Montalvo como trovador, como escritor o como lo que sea.
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«De pequeño siempre escuché muy poco los sermones, probablemente cualquier cosa que pudiera decirle hoy a mi “yo” de niño tendría algo de lección o consejo, porque ya viví lo que él tendrá por delante. No me gustaría hacerle spoiler, así que, en todo caso le diría una obviedad: disfrútalo todo.» (ALH)