El Reloj del Juicio Final, también conocido como «Doomsday Clock», ha estado haciendo tic toc durante 77 años. Pero no es un reloj cualquiera.
El martes 23 de enero de 2024, se volvió a fijar el reloj a 90 segundos de la medianoche, lo más cerca de esa hora que ha estado nunca, según el Bulletin of Atomic Scientists, que lo creó en 1947. La medianoche representa el momento en que las personas habrán hecho inhabitable la Tierra.
El año pasado, el boletín fijó el reloj en 90 segundos para la medianoche debido principalmente a la invasión rusa de Ucrania y al aumento del riesgo de una escalada nuclear.
De 2020 a 2022, el reloj se fijó en 100 segundos para la medianoche.
El reloj no está diseñado para medir categóricamente las amenazas existenciales, sino para suscitar conversaciones sobre temas científicos difíciles como el cambio climático, según el Bulletin of Atomic Scientists.
La decisión de mantener el reloj a la misma hora este año se debe en gran medida a las preocupaciones actuales sobre la guerra en Ucrania, el conflicto entre Israel y Gaza, el potencial de una carrera armamentística nuclear y la crisis climática, dijo Rachel Bronson, presidenta y directora ejecutiva del boletín, en una conferencia de prensa en la que se anunció la hora.
«Las tendencias siguen apuntando ominosamente hacia una catástrofe mundial», añadió Bronson. «La guerra en Ucrania plantea un riesgo siempre presente de escalada nuclear. Y el ataque del 7 de octubre en Israel y la guerra en Gaza ilustran aún más los horrores de la guerra moderna, incluso sin escalada nuclear».
«Los países con armas nucleares están inmersos en programas de modernización que amenazan con crear una nueva carrera armamentística nuclear», afirmó Bronson. «La Tierra experimentó su año más caluroso jamás registrado y se han arraigado inundaciones masivas, incendios y otros desastres relacionados con el clima. Y la falta de acción sobre el cambio climático amenaza miles de millones de vidas y medios de subsistencia», agregó.
Bronson citó los recientes avances en inteligencia artificial como otra preocupación, diciendo que «plantean una variedad de preguntas sobre cómo controlar una tecnología que podría mejorar o amenazar la civilización de innumerables maneras».