El Gobierno de Estados Unidos autorizó este martes el despliegue de hasta 700 efectivos militares a los estados de Texas, Florida y Luisiana con el objetivo declarado de “apoyar” los operativos contra migrantes. Así lo confirmó un comunicado oficial del Departamento de Defensa, que detalló que estos efectivos provendrán de todos los componentes bajo control federal, enmarcados en el Título 10 del Código de EEUU.
Según las explicaciones del Pentágono, los militares desplegados tendrán funciones específicamente limitadas a apoyo administrativo y logístico en centros de detención del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE).
La portavoz del Departamento de Defensa, Sean Parnell, aclaró a The Daily Beast que estas tropas no participarán en acciones directas de aplicación de ley como arrestos, sino que se enfocarán en tareas como procesamiento de personas, mantenimiento vehicular, reabastecimiento de combustible y soporte clerical.
El comunicado oficial justificó la medida como necesaria para “liberar recursos del ICE” y permitir que este organismo pueda concentrarse en sus “misiones de ejecución” principales, describiendo la operación como esencial para “mantener la soberanía y la integridad territorial de EE.UU“.
Esta decisión se produce en un contexto de creciente tensión en la política migratoria estadounidense. Entre mayo y junio, el gobierno ya había ordenado una mayor militarización en zonas fronterizas, incluyendo el despliegue de 4 000 efectivos de la Guardia Nacional y 700 marines, particularmente en áreas como Los Ángeles donde se registraron protestas masivas contra estas medidas.
Las acciones de militarización han generado significativa oposición, incluyendo demandas judiciales presentadas por autoridades de California contra el gobierno federal. Los críticos argumentan que estas medidas crean un clima de intimidación y elevan innecesariamente la conflictividad en las comunidades fronterizas, aunque el Pentágono insiste en que el rol de los militares será estrictamente de apoyo logístico. (ALH)