La tarde del 24 de diciembre de 1959 mientras los vecinos del batey de Soplillar en la Ciénaga de Zapata se preparaban para festejar la nochebuena los reflectores de un helicóptero que descendía sobre la pequeña demarcación rompió la quietud  de aquella comunidad.

Niños, ancianos y jóvenes salían de los bohíos para recibir el milagro que venía del cielo. En la aeronave venía el Comandante en Jefe Fidel Castro , Celia Sánchez y otros compañeros que decidieron compartir la primera navidad luego del Triunfo de la Revolución con las familias de aquellos recónditos parajes.

Entre saludos, sonrisas y abrazos transcurrió aquella histórica bienvenida que sería el comienzo de todos los placeres que traería la Revolución para los humildes carboneros de la Ciénaga de Zapata.

Las familias de Pilar y Rogelio, y de Francisca y Carlos serían los anfitriones de la cena. Mientras el lechón se asaba en las púas Fidel se sentó en un taburete debajo de un árbol de Soplillo para escuchar como transcurría la vida de los campesinos por estos lares antes del triunfo del primero de enero.

A Soplillar no llegaban los ómnibus ni las ambulancias y  los niños no podían asistir a la escuela. Y allí estaba Fidel, para cumplir  la promesa de impulsar una Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes.

Luego de las anécdotas, la música improvisada con instrumentos de cocina y la décima el líder cubano se sentó a cenar con los carboneros. Una comida hecha con el carbón vegetal que ellos mismos confeccionaban y que le daba un toque peculiar a cada preparación.

Aquel festín de nochebuena transformó la vida de los cenagueros. El gran pantano se convirtió en el lugar soñado: la educación y la salud tocaron la puerta de los bohíos que se convirtieron en casas acogedoras  y los niños como Nemesia Rodríguez  nunca más tuvieron los pies descalzos.

Como recuerdo de la mejor noche de Soplillar, en el patio donde transcurrió el encuentro se alza el Memorial Biblioteca 50 Aniversario de la Cena Carbonera con Fidel creado por iniciativa del artista de la plástica Aleixis Leyva Machado (Kcho) para ilustrar como la Revolución  cambió la vida de los pobres y trabajadores en la Ciénaga de Zapata.

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