La obra de Juan Amos Comenius tuvo alcance universal e influyen en los procesos pedagógicos actuales.
Nacido en Moravia, actual República Checa, el 28 de marzo de 1592, a Juan Amos Comenius se le conoce como el padre de la didáctica. Las ideas que defendió fueron predominantes durante siglos y aún hoy están presentes en la educación de nuestro tiempo.
Recuerdo de una vida
Su apellido era Comenio, pero se hizo célebre con el latinizado Comenius. Recibió la educación usual en la época: aprendió el latín y estudió a los autores clásicos: Virgilio, Ovidio, Cicerón. Por el espíritu crítico que demostró se le envió a la Universidad de Herborn. En la Universidad de Heidelberg, donde estudió entre 1611 y 1614, profundizó en el estudio de las ciencias naturales. Conocedor de las ideas de Nicolás Copérnico, razonó que el centro del sistema escolar no era el maestro, considerado así en ese entonces, sino el alumno.
Juan Amos Comenius tuvo un profundo conocimiento de la Biblia y se destacó por las críticas que realizó a la Iglesia Católica. A los 24 años ingresó en los Hermanos Moravos, donde se ordenó como ministro evangélico. Comenzó entonces a trabajar como pastor y capellán de escuela en 1618. Muy joven fue profesor y rector en las ciudades de Přerov y Fulnek, en Moravia.
La guerra de los Treinta Años (1618-1648), durante la cual el ejército del Sacro Imperio envió al exilio a los habitantes de Moravia, interrumpió de forma abrupta su labor. Viajó entonces a Polonia y se estableció en Leszno. En 1638 se le invitó a radicarse en Suecia, para participar en las reformas educativas que allí se implementaban. Lo mismo hizo el gobierno inglés, lo cual aceptó, aunque regresó a Suecia en 1641. Se mantuvo en este país hasta 1648 y después estuvo en Polonia, Hungría y Holanda.
Tras una vida cosmopolita, Juan Amos Comenius falleció en Ámsterdam, el 15 de noviembre de 1670. Al morir su obra era conocida en toda Europa.
Aportes de una obra
Fueron numerosas las tradiciones pedagógicas del tiempo en que vivió Juan Amos Comenius que recibieron su crítica certera. Conocedor de la escuela humanista, defendió una educación verdadera, completa, clara y sólida. Enfatizó en la necesidad de modificar radicalmente los métodos empleados hasta entonces. Abogó por establecer una educación universal.
Juan Amos Comenius consideró que parece ensenar era indispensable armonizar tres aspectos: tiempo, objeto y método. Asumió el tiempo como el momento conveniente para enseñar, que debía tener en cuenta las características del niño y respetar sus ritmos de aprendizaje. En el objeto incluyó el contenido de la enseñanza, que debía tener un significado para el aprendiz. Y acerca del método, destacó que debía partir de lo visual, de lo intuido por los sentidos, para entonces comprender, retener y practicar. Defendió una educación que fuese de lo conocido a lo desconocido y de lo simple a lo complejo.
Para Juan Amos Comenius el lema central de la educación debía ser “Educar todo, a todos y totalmente”. Este se convirtió se convirtió en el eje principal de las ideas que sostuvo en relación con la formación integral del ser humano desde la niñez hasta la madurez. De esta forma introdujo una primera noción de lo que después se conoció como escuela popular.
Otro elemento a destacar es que para Juan Amos Comenius la escuela no debía centrarse solo en la formación de la mente, sino de la persona como un todo, donde incluyó la instrucción moral y espiritual. Eso debía tener, además, como aspecto principal la amenidad. Escribió que el estudio tenía que ser
“…completamente práctico, completamente grato, de tal manera que hiciera de la escuela una auténtica diversión, es decir, un agradable preludio de nuestra vida”.

Fiel a este criterio, Juan Amos Comenius fue el primero que insertó imágenes en los libros escolares. Con ello inició el método de educación intuitiva, que destacó la observación del objeto de estudio y su representación sensible. Nada de eso estaba presente en los libros de texto que conoció. Para superar esa limitante, incorporó imágenes con un propósito pedagógico: facilitar la comprensión y la memorización de conceptos de forma más visual y accesible. Esta combinación de imágenes y palabras favorecía la asociación de la figura con el lenguaje, propiciando un proceso más intuitivo y sencillo que los métodos anteriores.
Una de sus obras, Orbis Sensualium Pictus, que publicó en 1658, la concibió como un manual escolar para el estudio y aprendizaje del latín. Este fue el primer libro infantil ilustrado que representaba, como rezaba su título, “imágenes y nombres de todas las cosas y actividades fundamentales en el mundo”. Tuvo un enfoque innovador para su tiempo pues se animaba al educando a la exploración y la observación directa de todas las cosas y actividades de la vida. La percepción sensorial del mundo era para Juan Amos Comenius un paso clave para el conocimiento y así lo demostró en este teto. En el prefacio, escribió:
“Nada tenemos en el entendimiento que no estuviera antes en los sentidos. Si alguna cosa pudiera ser percibida por diversos sentidos, ofrézcase a todos ellos, puesto que los sentidos son los fidelísimos proveedores de la memoria”.
Además, Juan Amos Comenius recomendó también había que enseñar al niño a expresar por medio de palabras todo lo que ve, oye y toca:
“Si después de colocar al estudiante de historia natural frente a un maniquí de este tipo se procede a desmontarlo para observar sus componentes, el alumno encontrará la tarea entretenida y adquirirá nociones exactas sobre la estructura del cuerpo humano”.

Las ideas y planteamientos de Juan Amos Comenius marcaron el punto de partida de las teorías modernas sobre la educación e influyeron de forma decisiva en la publicación de manuales escolares que incluían imágenes como complemento a los textos escritos.
Otra prioridad que pertenece a Juan Amos Comenius fue abogar por la educación de la mujer. Asumió que la mujer también había sido creada a la semejanza de Dios. Por tanto, era un ser racional al igual que el hombre. Sostuvo que la mujer era buena para la ciencia y que debería tener estudios científicos para posteriormente seguir con la educación universal. Esta consideración le permitió defender que la primera educación del ser humano era la maternal, la que se recibía en el seno familiar, sobre todo de las madres.
Didáctica Magna
Entre las numerosas obras y escritos de Juan Amos Comenius sobresalió el libro Didáctica Magna (1632). Este es considerado la obra que transformó la Pedagogía en una verdadera Ciencia de la Educación. Incluyó un estudio reflexivo, sistemático y científico sobre los procesos de enseñanza y aprendizaje. De esta forma se enfrentó a los enfoques pedagógicos de su tiempo, filosóficos y especulativos, basados en la tradición medieval y la autoridad religiosa, que no tenían en cuenta los intereses y características de los alumnos. Frente a los males de la escuela europea de su época, sostenida en enciclopedismo, el verbalismo y la pasividad, así como en la infalible autoridad del maestro, abogó por un proceso educativo que tuviera al niño como centro.
La Didáctica Magna es una de las obras más leídas en la literatura pedagógica universal. Juan Amos Comenius la dividió tres partes: Didáctica General (Cap. 1-9), Didáctica Especial (Cap. 10-14) y Organización Escolar (Cap. 15-33). En la primera parte fundamentó la formación de la persona desde la infancia, aunque resaltó que en la adolescencia es donde más se debe enseñar para reafirmar los conocimientos infundidos en la etapa anterior.
Insistió en la influencia de los padres, porque de ellos dependerá la educación que tengan los hijos frente a la sociedad. Todos los hombres, consideró, debían ser bien preparados y educados en su vocación, para lo cual habrá que educarlas desde la infancia ya que unas tardan más que otras para poder asimilar un conocimiento. Además, defendió que nadie debía ser excluido de la educación ya que es la principal fuente de sabiduría del propio ser humano.

En lo relativo a la Didáctica especial escribió que lo fundamental para el hombre es conocerse a sí mismo, como una criatura de Dios que está hecho a su imagen y a semejanza. Añadió la necesidad de que las cosas fueran bien aprendidas por medio de un hábito y costumbre que motive a mejorar como persona y humano. Destacó la necesidad de inculcar buenas costumbres pues todas las virtudes deben ser enseñadas y es necesaria la disciplina para prevenir las malas costumbres.
Al tratar la Organización escolar, Juan Amos Comenius reconoció la importancia de la felicidad y sus fundamentos para poder enseñar a los adolescentes. Criticó la violencia en los castigos, sobre lo cual añadió que la disciplina más rigurosa no debía emplearse con motivo de los estudios, sino para la corrección de las costumbres. También mención, aunque de forma muy general, el conjunto de temas a trabajar en el sistema escolar.
En su Didáctica Magna, Juan Amos Comenius, además, distinguió cuatro escuelas muy parecidas a las actuales. Primero la escuela maternal, comparable con las guarderías, jardines de la infancia o círculos infantiles actuales, donde estarían los niños hasta los 6 años. La escuela elemental sería el equivalente a la primaria, hasta los 12 años. Debía ser obligatoria, con una instrucción general. Le continuaba la escuela latina o gimnasio, entre los 12 a los 18 años. Su misión era preparar a los alumnos para estudios superiores, al igual que el actual preuniversitario. Mediante un examen los interesados en continuar estudios debían demostrar sus aptitudes. Por último, la academia, de los 18 a los 25 años, muy parecida a la universidad actual.
La obra de Juan Amos Comenius fue universal. Considerado el padre de la didáctica, buena parte de lo que hoy se reconoce, en términos de valor pedagógico, se encuentra influido por las ideas que defendió y sostuvo. Sus aportes fueron una luz en medio de las tinieblas. Desafió los dogmas que agobiaban y enrarecían la educación de aquellos que tanto amó: las niñas y los niños de la época en que vivió. Fue un fundador.
