José Martí consideró muy valiosas las Conferencias filosóficas publicadas por Enrique José Varona.
Entre 1880 y 1882 el pensador cubano Enrique José Varona dictó en la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana unos cursos libres sobre filosofía. Para Cintio Vitier, estos “…constituyeron el suceso cultural más importante de este período en la Isla.” Las conferencias que conformaron estos cursos fueron publicadas por su autor en tres volúmenes.
Vida de un maestro
Enrique José Varona y Pera (1849-1933) fue un destacado filósofo, pedagogo, escritor y político cubano. Cursó estudios en Camagüey y La Habana. Participó brevemente en la Guerra de los Diez Años. En 1884 fue elegido diputado a Cortes por el Partido Liberal Autonomista, del cual se alejó en 1886. Fundó en 1885 la Revista Cubana, que dirigió hasta 1895. Alcanzó el grado de Doctor en Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana. Al iniciar la guerra de 1895 se trasladó a Nueva York, donde dirigió el periódico Patria.

Durante la intervención norteamericana fue secretario de Hacienda y de Instrucción Pública y Bellas Artes. Dirigió la reforma educativa conocida como Plan Varona. Fue profesor de Lógica, Psicología, Ética y Sociología y catedrático honorario de la Universidad de La Habana. Presidió el Partido Conservador y ejerció como vicepresidente de la República. Fue presidente de honor de la Academia de la Historia y miembro de la Academia Nacional de Artes y Letras. Se le reconoció como maestro cívico de la juventud universitaria durante la dictadura de Gerardo Machado.
Colaboró en numerosas publicaciones. Su bibliografía fue extensa e incluyó Odas anacreónticas (1868), La hija pródiga (1870), Poesías (1878), La evolución psicológica (1879), Paisajes cubanos (1879), Estudios literarios y filosóficos (1883), El poeta anónimo de Polonia (1887), Seis conferencias (1887), Los cubanos en Cuba (1889), Artículos y discursos (1891), Cuba contra España (1895), El fracaso colonial de España (1896-1897), Martí y su obra política (1896), Las reformas en la enseñanza superior (1900), La instrucción pública en Cuba (1901), Desde mi belvedere (1907), Mirando en torno (1910), Violetas y ortigas (1917), Con el eslabón (1918, 2 vol.) y De la colonia a la república (1919).
Las Conferencias
El primer volumen de esta obra de Enrique José Varona, que se tituló Conferencias filosóficas. (Primera serie.) Lógica (1880), se publicó en la Habana por el editor Miguel de Villa. Parte del contenido de este libro había sido publicado anteriormente como: “Conferencias filosóficas. El método”, en el tomo ocho de la Revista de Cuba, en el mismo año 1880. Este tomo estuvo integrado por catorce lecciones. Desde la primera página llamó la atención la dedicatoria de su autor:
“A la juventud cubana en cuyo corazón deseo fervorosamente que jamás se extinga el amor a la ciencia que conduce a la posesión de sí mismo y a la libertad”.

Debieron pasar ocho años para que Enrique José Varona pudiera publicar la segunda parte: Conferencias filosóficas. Segunda serie. Psicología (1888). Esta vez lo hizo en la Imprenta “El Retiro”. Había sido publicado anteriormente, por partes, como: “Conferencias filosóficas. Segunda serie. Psicología”, en la Revista de Cuba, entre julio de 1881 y septiembre de 1883. En esta oportunidad el libro quedó compuesto por 30 lecciones. Al presentarlo, Enrique José Varona aclaró que se trataba de las mismas lecciones impartidas años antes, aunque sin
“…desconocer que, en los años transcurridos después, se han completado y confirmado algunas notables teorías que entonces empezaban a bosquejarse…”.
En el mismo año vio la luz Conferencias filosóficas. (Tercera serie.) Moral (1888), en la imprenta habanera Establecimiento Tipográfico. Parte de su contenido apareció bajo el título de: “Conferencias filosóficas. tercera serie. Moral”, en la Revista de Cuba. Esto ocurrió entre diciembre de 1883 y mayo de 1884. En una “Advertencia” colocada al inicio Enrique José Varona escribió:
“En nada las he alterado; pero por lo mismo que los progresos de estas investigaciones continúan robusteciendo el punto de vista en que me había colocado, he creído que debía fijar la época de su redacción y de su primera publicación”.
“Me resta advertir que este libro no es un tratado de ética, sino un ensayo para establecer científicamente el fundamento de la moral”.

Martí y las Conferencias
A Enrique José Varona José Martí lo consideró en 1888 “…un cubano admirable…”, que poseía
“…la condición esencial para los trabajos de examen fecundo y juicios definitivos, que es la de conocer la razón de cuanto es, puesto que es, y la mera apariencia de lo contradictorio, y la unidad cierta, venturosa y lumínea de lo que, por vanidad de los sofistas o por requerimiento de estado, resulta opuesto o insensato en la Naturaleza”.
Este criterio, junto a la amistad que los unió, hizo que José Martí se interesara por la obra escrita y publicada por Enrique José Varona, la cual valoró como una expresión genuina del genio cubano, a pesar de la opresión colonial que se vivía en la isla. Conocedor el Apóstol del valor de las Conferencias filosóficas, le escribió a Varona en diciembre de 1881:
“¿Cómo haría yo para leer a menudo cosas de Vd? Allá le envié dos números de una Revista Venezolana, que murió de honrada. ¿Ha impreso Vd. sus conferencias?”.
Meses después, en julio de 1882, volvió a insistirle en el deseo de leer el primer volumen de las Conferencias filosóficas:
“No he hallado modo de leer el tomo que publicó V., en que andan juntas sus Conferencias. Lo que V. hace regocija y nutre: bien es que yo lamente no haberlo aún visto”.

Pasaron varios años y José Martí comenzó a trabajar en la editorial Appleton, de Nueva York, encargado de la traducción y edición de libros didácticos al español. Las obras que tradujo fueron: Antigüedades romanas (1883), de Augusto S. Wilkins; Antigüedades griegas (1884), de J. P. Mahaffy y Nociones de lógica (1885), de William S. Jevons. También participó en la edición del Libro segundo de geografía descriptiva…, del venezolano Ramón Páez, último trabajo que realizó para esta casa editorial en 1886.
Enrique José Varona conoció de esta labor realizada por José Martí en Nueva York. Con el objetivo de recabar su ayuda para la publicación de las Conferencias filosóficas, le escribió al Apóstol el 31 de enero de 1889:
“Mi estimadísimo amigo:”
“Me dirijo hoy a V. para pedirle un favor. Creo que está V. en relaciones con la casa de Appleton; si es así quizás pueda V. servirme en lo que paso a indicarle. He logrado imprimir, al cabo de años, las tres series de mis Conferencias Filosóficas, que comprenden la Lógica, Psicología y Moral. La obra aquí tiene pocos lectores; y además la edición ha sido corta, La primera serie está casi agotada. Desearía darla a conocer en la América Latina. Precisamente en estos días el catedrático de Psicología y Lógica del Instituto Nacional de Santa Ana en la República de El Salvador, señor Aurelio Fuertes, me ha escrito diciéndome que desea poner allí de texto mis libros. La dificultad de hacerlos llegar a esos lugares desde La Habana es grande. Creo que una edición americana, emprendida por una casa como la de Appleton, que tiene corresponsales en toda América, serviría perfectamente a mi objeto. ¿Tendría V. la bondad de hacer alguna indicación a esa casa?”.
“Cuando publiqué la Psicología tuve el gusto de enviar a V. un ejemplar, aunque ignoro si llegó a sus manos. Ahora le envío la Moral, que publiqué no ha mucho”.
“Estoy cierto de que V. verá lo que pueda hacerse en el sentido que le indico, y desde luego le anticipo mis más cordiales gracias”.
“Mucho ha que no recibo El Economista Americano; ¿lo ha dejado V. de publicar?”.
“Soy, como siempre, su amigo y compatriota devotísimo. Enrique José Varona”.
Semanas después, el 17 de marzo de 1889, José Martí le escribió una carta a Enrique José Varona, donde le expuso el resultado de sus gestiones. Al comenzar le planteó que estaba esperando el ejemplar relativo a la moral que le ofreció, para intentar la publicación de los tres volúmenes:
“…para hacer con los tres libros juntos lo único que me es dable hacer en lo que Vd. quiere, y quiero yo, para honra de todos, tanto como Vd”.
Le informó además que ya no trabajaba para la casa Appleton, pero que podía “…proponerle, por manos de la casa que más libros le compra, la edición que Vd. desea”. Esto, que estimaba la mejor opción, lo consideró muy necesario “…porque sus libros lo valen y son necesarios en Hispanoamérica”.
Aunque estaba confiado en esta gestión, José Martí le propuso a Enrique José Varona otra variante:
“Si esta tentativa fracasase—lo que no sería de extrañar por el costo de los libros, y por tener los Appleton un Compendio de Lógica de Jevons que yo mismo hace ocho años traduje, (…)—hemos de hablar del libro hasta llamar la atención de la Argentina, que es el mercado que influye, y reforzar alguna indicación de allá con la de algún otro país, como la que me dice. Yo sólo espero a que Vd. me mande la Moral y que pase el mes de abril, que va a ser para mí muy fatigoso; y en seguida me pondré a estudiar en conjunto las tres obras, para escribir un estudio enérgico que sea leído sin desagrado por aquellos países, y se asegure la reproducción. México es ultra-comtista; pero da oídos a todo lo que vale. ¿No le parece que un artículo de esta especie valdría como introducción, allí donde no pueden llegar fácilmente los libros? Lo que necesito para esto es que Vd. me preste lo más sustancioso y autorizado de lo que se haya dicho sobre los tres volúmenes”.
Hasta donde se conoce, José Martí nunca escribió ese estudio sobre las Conferencias filosóficas de Enrique José Varona. Hubiese sido una brillante exposición acerca del contenido de unas obras raigales dentro de la cultura cubana. Sobre lo que necesitaba para escribirlo, añadió el Apóstol:
“No extravío nada, y le devolveré los recortes en cuanto los aproveche. La Moral no la he recibido hasta ahora. La Lógica y Psicología ¿no sabe Vd. que dicen cuanto se puede decir en justicia, y que son inmejorables?”.
Esta frase destaca que José Martí conoció e incluso profundizó en el contenido de los tomos dedicados a la lógica y a la psicología. Después de esta aclaración, insistió en la necesidad de hacer la gestión a partir de una solicitud directa de los compradores:
“Tampoco me parece bien, ahora que lo pienso, enviar mis dos ejemplares, que están muy leídos; sino que me mande Vd. tres volúmenes nuevos, que pondré a su hora en manos de los señores Carranza, para que con su fuerza de compradores hagan la pregunta al Departamento Español de los Appleton”.
“No sé si erraré en lo que le digo. Sellén trabaja algo para el Departamento, y acaso él pueda confirmarle mi opinión, o la mejore. Yo, por supuesto, no le he hablado del deseo de Vd. ¡Qué placer tendría en ayudarle a satisfacérselo!”.
Un eco
No fue posible en 1889, ni en los años posteriores inmediatos, que la editorial Appleton hiciera una edición de las Conferencias filosóficas de Enrique José Varona. En ello pueden haber influido las razones que José Martí esbozó, e incluso otras. Lo cierto es que esos libros continuaron ganando un bien merecido prestigio y se utilizaron como textos para la enseñanza de la filosofía en Cuba y otros países de América Latina.

Un eco tardío que refleja el prestigio alcanzado por las Conferencias filosóficas de Enrique José Varona, fue que finalmente la editorial Appleton se decidió a publicar uno de sus tomos. Sucedió en 1903, con la edición titulada Conferencias sobre el fundamento de la moral. Se trató del tercer volumen, publicado en 1888, y se acompañó de la misma “Advertencia” que apareció aquel año, aunque ahora fechada el 30 de agosto de 1903. Este libro tuvo otra edición en 1920.
Las Conferencias filosóficas de Enrique José Varona fueron un hecho trascendental en la historia de la cultura cubana. Un acontecimiento científico que destacó el nivel alcanzado por la filosofía en Cuba y puso en alto el nombre de su autor. Fue, además, un hermoso pretexto que resaltó la amistad entrañable que tuvo su autor con José Martí.
