El 19 de octubre de 2025 el papa León XIV canonizó al médico venezolano José Gregorio Hernández.

La canonización del médico venezolano José Gregorio Hernández la aprobó el papa Francisco el 24 de febrero de 2025. Al dar ese paso, decidió omitir el proceso tradicional de confirmación de milagros para declararlo santo basado en la “veneración generalizada entre los fieles”, según informó el Vaticano. Casi treinta años antes, durante la visita del papa Juan Pablo II a Venezuela en 1996, se le entregó una petición firmada por cinco millones de personas, en la que se le pidió declararlo santo.

Fue el papa León XIV quien finalmente ha proclamado santo a José Gregorio Hernández, junto a la fundadora de una orden religiosa venezolana, la madre Carmen Rendiles Martínez. La misa en la plaza de San Pedro, donde se declararon en total siete nuevos santos, reunió unas 70.000 personas. Otros se agruparon en la plaza de Caracas, frente a la iglesia Nuestra Señora de La Candelaria, donde se erige una estatua de Hernández, para disfrutar la ceremonia desde Roma en una pantalla gigante.

Una obra de ciencia

Nacido en Isnotú, Trujillo, el 26 de octubre de 1864, José Gregorio Hernández Cisneros vivió los primeros años en su pueblo natal. Huérfano de madre a los ocho años de edad, realizó los primeros estudios en una escuela privada. Por recomendación de su primer maestro, Pedro Celestino Sánchez, la familia decidió enviarlo a la capital. Quiso estudiar derecho, pero a instancias de su padre escogió la carrera de medicina. Tenía 13 años cuando se estableció en Caracas.

Ingresó entonces en el famoso Colegio Villegas, dirigido por Guillermo Tell Villegas, donde José Martí fue profesor en 1881. Allí José Gregorio Hernández impartió aritmética a los alumnos del primer curso. Entre 1878 y 1882 hizo los cursos de Preparatoria y Filosofía. Se graduó de Bachiller en Filosofía en 1882.

Matriculó después, con 17 años, en la Universidad Central de Venezuela con el propósito de hacerse médico. Dedicado por completo al estudio, alcanzó siempre notas satisfactorias y buena cantidad de premios. Llegó a ser el estudiante más destacado de su carrera. A esto hay que sumar que, al mismo tiempo, impartió clases particulares y aprendió el oficio de sastre. Se graduó como doctor en Medicina el 29 de junio de 1888. Además, había aprendido, de forma autodidacta, inglés, francés, portugués, alemán e italiano, latín y hebreo. Sobresalía además por sus conocimientos de filosofía, música y teología.

Tras su graduación, el rector de la Universidad Central de Venezuela, le propuso establecer un consultorio en Caracas. En su respuesta, José Gregorio Hernández le expresó:

“¡Cómo le agradezco su gesto, Dr. Dominici! Pero debo decirle que mi puesto no está aquí. Debo marcharme a mi pueblo. En Isnotú no hay médicos y mi puesto está allí, allí donde un día mi propia madre me pidió que volviera para que aliviara los dolores de las gentes humildes de nuestra tierra. Ahora que soy médico, me doy cuenta que mi puesto está allí entre los míos…”.

De vuelta a Isnotú estableció una consulta provisional. Desde allí le escribió a un amigo:

“Mis enfermos todos se me han puestos buenos, aunque es tan difícil curar a la gente de aquí, porque hay que luchar con las preocupaciones… que tienen arraigadas: creen… en los remedios que se hacen diciendo palabras misteriosas: en suma, la clínica es muy pobre: todo el mundo padece de disentería y de asma, quedando uno que otro enfermo con tuberculosis o reumatismo… La botica es pésima…”.

La labor que desarrolló José Gregorio Hernández como médico fue digna de encomio. Ejerció su humana labor en los tres estados andinos venezolanos, Trujillo, Mérida y Táchira. Recorrió decenas de poblados curando enfermos y constatando las condiciones en que se vivía, sobre todo en las zonas rurales.

José Gregorio Hernández. Archivo del autor.

En 1889 recibió una carta de su maestro Calisto González, donde le informó que lo había recomendado al presidente de la República. Juan Pablo Rojas Paúl, para que estudiara ciertas materias experimentales en Europa. De esta forma podría contribuir a la modernización de la medicina venezolana. Entusiasmado, José Gregorio Hernández aceptó y viajó a Francia, capital de la medicina mundial en se momento.

En París, cursó estudios en los laboratorios de Charles Robert Richet, profesor de Fisiología Experimental en la Escuela de Medicina. Este fue colaborador de Étienne Jules Marey y discípulo de Claude Bernard, reconocido patriarca de la medicina experimental en Francia. En el laboratorio de Mathias Duval estudió las áreas de Histología Normal, Patología, Bacteriología, Embriología, Microbiología y Fisiología Experimental. También fue discípulo de Isidor Strauss, alumno de Émile Roux y Charles Chamberland, quienes lo fueron a la vez de Louis Pasteur, todos ellos grandes figuras de la Bacteriología.

Posteriormente, José Gregorio Hernández se trasladó a Berlín, donde hizo cursos de Histología y Anatomía Patológica. También profundizó los conocimientos de Bacteriología. Al culminar esos estudios, regresó a Venezuela en 1891. En su viaje de retorno de Europa trajo equipos médicos para el Hospital Vargas, comisionado por el gobierno venezolano. Por esta acción se le considera quien llevó, por primera vez, un microscopio a Venezuela.

Se incorporó entonces al claustro de la Universidad Central de Venezuela. Fue fundador y profesor de las cátedras de Histología Normal y Patológica y Fisiología Experimental de este centro. Recibió la misión de adquirir, con recursos del estado venezolano, los materiales necesarios para instalar un Laboratorio de Fisiología Experimental de Caracas, así como la adquisición de la bibliografía que fuera necesaria para la apertura de las nuevas cátedras.

El 14 de septiembre de 1909 a José Gregorio Hernández se le nombró profesor de la cátedra de Anatomía Patológica Práctica, anexa al Laboratorio del Hospital Vargas. También participó en la creación de la cátedra de Anatomía Patológica de la Universidad Central, situada en el Instituto Anatómico. Fundó la cátedra de Bacteriología, primera de esta disciplina en América. Se le considera el primer venezolano que publicó un trabajo sobre esta disciplina: Elementos de bacteriología (1906). En 1917 viajó a Nueva York y Madrid para realizar estudios científicos.

Portada del libro Elementos de filosofía (1912). Archivo del autor.

Escribió trece ensayos científicos sobre diversas disciplinas médicas, siendo reconocidos por la Academia Nacional de la Medicina de Venezuela, de la cual fue uno de los fundadores. Los temas tratados fueron sobre tuberculosis, neumonía y fiebre amarilla. Además, publicó El Sr. Nicanor Guardia (1893), Visión de arte (1912), En un vagón (1912) y Los maitines (1912). Dejó inconclusa La verdadera enfermedad de Santa Teresa de Jesús (1907). Uno de los libros más conocidos de José Gregorio Hernández fue Elementos de filosofía (1912).

José Gregorio Hernández considerado el impulsor y pionero de la docencia científica y pedagógica en Venezuela. Sustentó su labor científica en la observación de los fenómenos vitales, la experimentación, prácticas de vivisección y pruebas de laboratorio. Dio a conocer la teoría celular de Virchow en su país. Conoció a fondo la física, la química y las matemáticas, en sus elaciones con los fenómenos fisiológicos. Fue, al mismo tiempo, formador de una escuela de investigadores, quienes desempeñaron un papel relevante en la medicina venezolana.

Acerca de la significación de la obra científica de José Gregorio Hernández, expresó el biógrafo J. M. Núñez Ponte:

“…él fue quien trajo aquí el primer gran microscopio y enseñó su manejo, sus empleos, su importancia; el que hizo conocer la teoría celular de Virchow, la estructura misma de la célula y los procesos embriológicos; el que puso a estudiar y calcular la cantidad de glóbulos sanguíneos; el que coloreó los microbios y los cultivó en obsequio de los clínicos; el que realizó las primeras vivisecciones, con que sus discípulos pudieron dar se cuenta, por propios ojos, de las maravillosas funciones de la vida animal”.

Vida de santidad

Devoto de la Iglesia Católica, José Gregorio Hernández formó parte desde 1899 de la Orden Franciscana Seglar de Venezuela, en la fraternidad de la Merced de Caracas, Iglesia Nuestra Señora de la Merced de los Frailes Capuchinos. Afincado en su fe, en 1907 decidió consagrarse a la vida religiosa. De acuerdo con el arzobispo de Caracas, monseñor Juan Bautista Castro, escribió al prior de la Orden de San Bruno en la Cartuja de Farneta, en Italia.

En 1908 fue admitido en el monasterio de clausura, con el nombre de Hermano Marcelo. Sin embargo, nueve meses después enfermó gravemente y debió regresar a Venezuela. Volvió a insistir en su petición en 1909 y se le autorizó el ingreso en el Seminario Santa Rosa de Lima. En 1912 viajó a Roma, donde asistió a cursos de Teología en el Pontificio Colegio Pio Latino Americano. Pero nuevamente una afección pulmonar lo hizo retornar a su patria.

Tumba de José Gregorio Hernández en la Iglesia de la Candelaria en Caracas. Archivo del autor.

Fue su labor desinteresada como médico la que hizo crecer en el pueblo venezolano la idea de la santidad de José Gregorio Hernández. Fueron conocidas muchas vivencias en relación con su apostolado. Se le llegó a conocer como e; “médico de los pobres”, pues jamás hizo lucro con la profesión que escogió y a la cual se dedicó por entero. Este sentimiento se acrecentó tras su muerte.

El 29 de junio de 1919, José Gregorio Hernández murió de manera trágica, atropellado por uno de los pocos vehículos que circulaban por la ciudad de Caracas, en la esquina de Amadores, en La Pastora. Al caer, se golpeó la cabeza contra el filo de la acera, lo que ocasionó una fractura en el cráneo, además de otros golpes y contusiones. Aunque fue llevado al hospital, murió de inmediato. Devoto de la Virgen María, se dice que sus últimas palabras cuando lo atropellaron fueron: “Virgen Santísima”.

El día 30 de junio de 1919, en medio de una multitud, se realizó el traslado del féretro de José Gregorio Hernández Cisneros al Paraninfo Universitario de la Universidad Central. Fue llevado en los hombros de sus estudiantes y discípulos al Cementerio General del Sur. En 1975, sus restos mortales fueron trasladados hasta el baptisterio de la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria ubicada en el centro de la ciudad de Caracas.

Imagen de la celebración por la canonización de José Gregorio Hernández. Archivo del autor.

La causa de Beatificación y Canonización se inició en 1949 y en 1972 la Congregación para las Causas de los Santos lo declaró Siervo de Dios. En 1986 el Papa Juan Pablo II lo declaró Venerable, como un auténtico modelo de virtudes cristianas. Declarado beato en 2021, se le asignó 26 de octubre, fecha de su natalicio, como día de celebración litúrgica. El 25 de febrero de 2025, el Vaticano dio a conocer la decisión de la canonización de José Gregorio Hernández. El 13 de junio de 2025, en el primer consistorio ordinario público del papa León XIV, se decretó que José Gregorio sería canonizado el 19 de octubre de 2025 junto con otros seis beatos. De esta forma se convirtió en el primer santo venezolano.

Además, se dio a conocer la oración de San José Gregorio Hernández:

“Padre bueno, por intercesión de San José Gregorio Hernández te pedimos nos des salud de cuerpo y alma para ser testigos de fe, esperanza y caridad, comprometidos en la construcción de un mundo donde reine tu verdad, justicia y paz”.

Homenajes

Varios lugares dentro de Venezuela han sido nombrados en su honor destacan el Hospital General Dr. José Gregorio Hernández y la Universidad José Gregorio Hernández. El Museo José Gregorio Hernández del Santuario del Niño Jesús de Isnotú. Una escultura de José Gregorio Hernández hecha por Francisco Narváez en 1950 fue develada en la entrada del Instituto de Medicina Experimental de la Universidad Central de Venezuela.

Arte callejero dedicado a José Gregorio Hernández. Archivo del autor.

En 2008 se creó en Venezuela la Misión José Gregorio Hernández, con el objetivo ayudar a la población con discapacidad o enfermedad genética de bajos recursos económicos. La Fundación Misión José Gregorio Hernández, que se estableció en 2013, tiene la función de diseñar, establecer y desarrollar políticas, programas y proyectos en materia de prevención y atención social para personas con alguna discapacidad en el ámbito nacional. Posteriormente se inauguró el Centro Nacional de Genética Médica de Venezuela Dr. José Gregorio Hernández, como parte de la misión, que desarrolla estudios en el campo de la Genética Humana.

Además del culto católico y la profunda veneración popular que despierta, José Gregorio Hernández es figura clave del sincretismo religioso o paganismo esotérico, al que se le atribuyen curaciones milagrosas. También existe la creencia popular de que se aparece en sueños a los pacientes que lo veneran y los interviene en estos lapsos, quedando curados al despertar.

El rostro de José Gregorio Hernández aparece plasmado en el arte callejero en Caracas y otras ciudades y pueblos del país, en retratos en hospitales y en fotos que adornan altares domésticos. Su figura es objeto de veneración en toda Venezuela. Es el mejor premio a un hombre que hizo de la fe y la ciencia las razones de su vida.

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