A 90 años de la muerte del matancero José Augusto Escoto, se recuerda la valiosa obra que realizó como bibliógrafo e historiador.
Fervoroso amante de Matanzas, José Augusto Escoto Castelló nació en esta ciudad el 24 de enero de 1864. Recibió clases del afamado maestro Antonio Luis Moreno, en el Colegio El Porvenir. Muy joven se trasladó a La Habana junto a su familia. En la capital de la colonia se graduó de bachiller en 1880.
Los inicios:
Tuvo la intención de ser médico, e incluso matriculó esa carrera en la Universidad de La Habana, aunque fue más poderosa la pasión por la historia y la literatura. Para dedicarse a esos temas volvió a su terruño natal, donde sobresalió como bibliógrafo e historiador.
En 1900 José Augusto Escoto fue nombrado Director de la Biblioteca Pública de Matanzas, en sustitución de Carlos Manuel Trelles. Ocupó ese cargo por más de 25 años. Su esposa, la célebre Lola María Ximeno, lo acompañó como auxiliar.
Durante décadas José Augusto Escoto reunió gran cantidad de libros y documentos, sobre todo vinculados a la historia de Matanzas. Buena parte de esta colección fue vendida en 1917 y se encuentra en la Universidad de Harvard, Estados Unidos. Otra importante porción permanece en la Biblioteca Nacional José Martí.
En 1916 fundó la Revista histórica, Crítica y Bibliográfica de la Literatura Cubana. Esta publicación periódica matancera, aunque sólo tuvo cuatro números, realizó una enorme contribución al conocimiento del patrimonio histórico cubano y matancero. Para Enrique José Varona constituyó:
“el esfuerzo más notable que ha hecho la erudición cubana después de Bachiller y Morales”.
Por esta razón, el publicista José María Chacón y Calvo señaló:
“No habrá una historia de nuestras letras, ni una empresa de erudición cubana de cualquier índole, que no necesite de la colección de esa revista como una fuente esencial, (…) su nombre ha de recordarse siempre con respeto”.
Temas de una obra:
José Augusto Escoto realizó valiosas contribuciones históricas sobre la educación cubana, que aparecieron durante 1902, en la recién fundada revista La Instrucción Primaria, órgano oficial de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes. Estas fueron “La instrucción pública en la isla de Cuba durante el siglo XVI” y “El padre Varela sobre instrucción pública”.
También “La obra pía de Francisco de Parada en Bayamo de 1571 a 1842, su historia e influencia en la instrucción pública de aquella ciudad”. Hay que añadir “Influencia de las ideas pedagógicas de Condillac en el método de enseñar en las escuelas y colegios de La Habana durante los últimos años del siglo XVIII y primeros del XIX”. Por último, publicó “Luz Caballero y San Cristóbal. Un documento poco conocido. ¿Por qué fue Luz Director del Colegio de San Cristóbal?”.
En la Revista Histórica, Crítica y Bibliográfica de la Literatura Cubana José Augusto Escoto dio a conocer o reprodujo obras de autores nacionales, olvidados o inéditos, ensayos críticos y valiosos testimonios. Además, insertó esclarecedores artículos. Cabe mencionar “El Pensador. Primer periódico literario de Cuba. Época e ideas que alcanza”. También “Apuntes para la historia literaria de Matanzas. El Dr. José Ignacio González de la Barrera”.

Uno de los trabajos más reconocidos de José Augusto Escoto fue “Los restos de José María Heredia”, que publicó en la revista Cuba y América en 1903. El “Ensayo de una biblioteca herediana”, que se insertó en esta misma revista en 1904, fue la primera recopilación bibliográfica sobre el escritor cubano.
En relación con la historia de Matanzas, publicó “Antecedentes de la conspiración de 1844” (1909-1910), en El Yucayo. Dio a conocer en la revista Juventud el trabajo “D. José Tomás Ventosa. Apuntes para su biografía” (1911). Aportó documentos inéditos acerca de la vida del poeta José Jacinto Milanés y escribió la introducción a las Obras completas de este autor, editadas en 1920.
Escribió en 1918 “Contribución a la historia de la primera Orden Franciscana en la Isla de Cuba”. Este trabajo fue premiado en el certamen histórico-literario celebrado ese año en La Habana en 1918, en homenaje al cardenal Fray Francisco Jiménez de Cisneros por el cuarto centenario de su muerte.
A propósito de la ratificación del Tratado Hay-Quesada en 1925, que reconoció la soberanía de Cuba sobre la Isla de Pinos, Escoto hizo un aporte importante. Se trató del artículo “La Isla de Pinos a través de su historia como parte integrante del territorio de Cuba”, publicado ese año en la Revista Bimestre Cubana.
Sobre la poetisa camagüeyana Gertrudis Gómez de Avellaneda, publicó Cartas inéditas y documentos relativos a su vida en Cuba de 1859 a 1864 (1911).
Fue autor del libro Los indios macuriges en Haití y Cuba (1924). Según Fernando Ortiz, esta obra de Escoto
“Es una excelente monografía acerca de ese tema con la más amplia documentación de los cronistas y de los archivos españoles para explicar la existencia de indios macuriges al norte de la Ciénaga de Zapata en Cuba probablemente antes de la conquista castellana y seguramente después de ella”.

Colaboró además en revistas y periódicos de Matanzas, como El Tipógrafo, El Republicano, Pro Patria y El Correo de Matanzas. También lo hizo en las revistas nacionales La Instrucción Primaria y El Fígaro. Dejó inéditas una Historia de la filosofía en Cuba y el ensayo “La heterodoxia del Papel Periódico”, entre otros trabajos.
Legado:
El 8 de febrero de 1935 falleció José Augusto Escoto Castelló en su amada Matanzas, ciudad donde desarrolló una ingente obra intelectual. Al morir, se le reconocía como uno de los hombres más cultos de Cuba.
Para el historiador matancero José Ángel Treserra “…era la Historia de Cuba en persona (…) erudito de eruditos”. Adolfo Dollero, además de reconocer que era un “…investigador tan modesto como ilustre…”, le llamó “…legítima gloria de Matanzas”.(LLOLL)