La matancera Hortensia Lamar del Monte sobresalió en la historia de Matanzas y de Cuba.

Heredera de una rica tradición familiar, Hortensia Lamar del Monte nació en Matanzas, el 28 de abril de 1888. Estuvo entre las discípulas del destacado educador yumurino Claudio Dumás. Parte de su infancia transcurrió en los Estados Unidos, donde aprendió el dominio del inglés y el francés. Muy joven impartió clases en dos instituciones insignes de Matanzas: el Colegio La Luz y el Colegio Irene Toland.

En pro de la mujer cubana

Se radicó en La Habana y participó en la fundación, el 3 de julio de 1918, del Club Femenino de Cuba. Lo mismo sucedió al crearse la Federación Nacional de Asociaciones Femeninas de Cuba, el 30 de noviembre de 1921. Llegó a ser presidenta de ambas instituciones. Gracias a sus esfuerzos abrió sus puertas la Escuela Nocturna del Club Femenino de Cuba, precursor de las llamadas más tarde Escuelas de Comercio.

Fundó en 1925 la revista La Mujer Moderna, órgano del Club Femenino de Cuba. No aceptó nunca en las páginas de esta revista propaganda de cigarros ni de bebidas alcohólicas. Los trabajos publicados tuvieron como autoras, además de la propia Hortensia, a Ofelia Domínguez, Dulce M. Borrero, Loló de la Torriente, entre otras destacadas mujeres de la época.

Hortensia Lamar del Monte a los 30 años. Archivo del autor.

La labor que desarrolló desde el Club Femenino de Cuba la convirtió en una ferviente defensora de los derechos de la mujer. Conocedora de la situación de la infancia desvalida, también levantó su voz en favor de la niñez. Criticó males sociales como la prostitución, la trata de blancas, el alcoholismo y la pobreza. Se convirtió en una portavoz del derecho al sufragio femenino. Logró la creación de la Cárcel para Mujeres, separada de la de los hombres, después de una activa campaña con ese objetivo.

Entre el 1 y el 7 de abril de 1923, Hortensia Lamar del Monte participó en el Primer Congreso Nacional de Mujeres, del que fue tesorera. La ponencia que presentó fue “Protección y defensa del hogar cubano” (1923), que se publicó en las Memorias del Primer Congreso Nacional de Mujeres. Este evento fue un reflejo de la situación social de la época y de la toma de conciencia de las mujeres acerca de sus derechos.

Inauguración del Primer Congreso Nacional de Mujeres. Archivo del autor.

También se destacó en la Alianza Nacional Feminista, donde creó la Escuela Popular de Enseñanza Cívica. Incluso, escribió un manual dirigido a la enseñanza en esta institución. Editó, además, un folleto sobre Sufragio femenino, también utilizado en esta escuela. Mantuvo una destacada participación en el Bando de Piedad de Cuba, organización dirigida a la protección de los animales. Logró la creación de una filial en Matanzas que fue muy activa. Desde esta trinchera levantó su voz contra las corridas de toros y las peleas de gallos.

Fue invitada el I Congreso Internacional Femenino Internacional, celebrado en Chile en 1926. No pudo asistir, pero la ponencia que envió fue muy elogiada. Dirigió la Unión Cristiana Femenil de Temperancia, organización dirigida a la lucha contra el alcoholismo. Elaboró un plan de estudios para los hijos de los obreros, que entregó al Centro Benéfico Jurídico de Trabajadores. Integró el Lyceum Lawn Club, que llegó a presidir. Fue miembro del Comité Asesor de Mujeres de la Institución Hispano-Cubana de Cultura

De su participación en la política hay que destacar que formó parte del Movimiento de Veteranos y Patriotas, entre 1923 y 1924. También integró el Grupo de Mujeres Oposicionistas, que se enfrentó de forma vertical a la dictadura de Gerardo Machado. Estuvo implicada, por disciplina según afirmó, en la Mediación dirigida por el embajador estadounidense Benjamín S. Welles en 1933.

Acerca de Hortensia Lamar del Monte escribió Emilio Roig de Leuchsenring en 1927:

«… una de las pocas mujeres cubanas que laboran incansables por cuanto redunde en mejoramiento y beneficio de la mujer, postergada todavía en nuestra patria, sin derechos ni igualdad civiles ni políticos con el hombre, y por cuya redención, desde el hogar y el Estado, viene batallando desde hace años la señorita Lamar en unión de otras abnegadas y entusiastas mujeres».

En Matanzas

Hortensia Lamar del Monte regresó a Matanzas en 1934. En su ciudad natal desplegó una activa labor cultural. Fue fundadora, en 1935, de la Asociación de Amigos de la Cultura Cubana. Pronunció, el 24 de noviembre de 1936, el discurso inaugural de la Biblioteca Carlos del Sol, en la barriada de Pueblo Nuevo. A esta institución realizó valiosas donaciones de libros de su biblioteca personal.

Fundó, en 1936, el Colegio Escuela Nueva en el barrio de Versalles. Su intención fue implantar el Método Montessori, pero pocos años después debió cerrar la institución por falta de fondos. Pasó entonces a trabajar en la Junta de Educación de Matanzas. Participó de forma destacada en la II Feria Intelectual de la Mujer, realizada en el Teatro Sauto en 1937, y en la I Exposición Internacional de Publicaciones Periódicas, realizada en el mismo año en Matanzas.

También en la Atenas de Cuba, Hortensia Lamar del Monte formó parte del Grupo Albores, del Matanzas Tennis Club y del Ateneo de Matanzas. En 1955 recibió un homenaje nacional. Este fue auspiciado por la Asociación de Amigos de la Cultura Cubana y el Ateneo de Matanzas. En esta ocasión la última institución la nombró Socio de Honor.

Momento en que el presidente del Ateneo de Matanzas le entregó a Hortensia Lamar el diploma de Socio de Honor. Archivo del autor.

Escribió numerosos artículos, que publicó en las revistas Ultra, Carteles, Vanidades y Ellas. También colaboró en los periódicos El Mundo, La Prensa, El Cubano Libre, Diario de la Marina, entre otros. En Carteles tuvo a su cargo la sección “Felicidad para el niño” y publicó un estudio sobre Domingo del Monte, su ilustre antecesor. Por su parte, en Ellas redactó por quince años la sección “Tus hijos y yo”.

Varios de sus escritos son ejemplares en la defensa de los derechos de la mujer cubana. Es el caso de “La lucha contra la prostitución y la trata de blancas” (1923), “La mujer y la vida moderna” (1928) y “La mujer ciudadana” (1929). Sobresalió, además, “La mujer cubana: Su preparación y concepto social de la vida” (1932). Dejó al futuro una valiosa “Visión histórica del movimiento femenista en Cuba” (1954).

Conocedora de los avances de la pedagogía y la psicología, Hortensia Lamar del Monte ajustó estos postulados a la realidad cubana. Este fue el sustento científico de muchas de sus propuestas acerca de la infancia y la juventud del país. Acerca de la niñez hay que destacar “Las obras sociales de protección a la infancia” (1929) y “Cuida la adolescencia de tu hija” (1935). También escribió “Nuestra escuela y la segunda enseñanza del pueblo” (1944) y “Manuel Valdés Rodríguez, el hombre” (1949).

El último homenaje

Hortensia Lamar del Monte falleció en Matanzas el 19 de agosto de 1968. Exactamente un mes después, el 19 de septiembre, el Ateneo de Matanzas y la Asociación de Amigos de la Cultura Cubana organizaron un homenaje en su memoria. En este acto fueron leídos una carta de José María Chacón y Calvo y un trabajo del poeta Agustín Acosta, quien se encontraba enfermo, titulado “Hortensia Lamar (In Memoriam)”.

Portada del folleto que contiene el homenaje realizado en 1968 por el Ateneo de Matanzas y la Asociación de Amigos de la Cultura Cubana. Archivo del autor.

A su vez, el historiador Luis Rodríguez Rivero disertó con “Hortensia Lamar y del Monte, la gran dama de Cuba”. Además, la poetisa Carilda Oliver Labra leyó una hermosa evocación: “Labor de Hortensia Lamar como trabajadora social”. En sus dos últimos párrafos, expresó:

“A Hortensia no la conoceremos por la enumeración más o menos minuciosa de sus actividades. Bastaba verla y oírla para entender quién y cómo era. Su modestia no le ponía sino el traje de las elegidas. La sencillez era su mejor encanto, el velo que la adornaba como una perenne novia de la justicia, de la honradez, de la nobleza”.

“No sólo Matanzas, ciudad en la que amó ríos, gentes, noches, paisajes, atardeceres, playas; no sólo Matanzas, la poética y auroral, sino toda Cuba le debe a esta mujer sensible, creadora y superior un recuerdo que es preciso renovar constantemente. Deuda grave de cariño y de admiración que debemos pagar todos con el homenaje vivo, con la acción diaria en que renazca cada día su prédica incesante, su verbo fundador, su corazón interminable!”.

A pesar de las realizaciones de su fecunda vida, Hortensia Lamar del Monte es una desconocida hoy. Apenas se le menciona, en ocasiones, por el vínculo casual que tuvo con la Protesta de los 13, al ser la presidenta del Club Femenino de Cuba, organizador del célebre acto interrumpido por Rubén Martínez Villena. Es hora de reparar esa injusticia y que sea recordada como una mujer que hizo historia.

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